04 abril 2025

La muerte golpea dos veces (1989)

 





Tristes noticias las que llegaban ayer al despertar desde Estados Unidos con el fallecimiento de Val Kilmer. Aunque había estado gravemente enfermo tiempo atrás parecía que lo había superado y ha sido un tanto inesperada, ya que con 65 años en los tiempos que corren en principio no debería ser edad para morirse (y más teniendo en cuenta que nos hacen trabajar más allá de esa edad), aunque depende de los excesos que hayas en tu vida (se pasa media película fumando).

Uno de esos actores nacidos el 31 de diciembre, fecha en la que me suele gustar ver una película en la sobremesa, y que hace unos años hice con El hombre que rompió mil cadenas (1987).

Nunca tuvo el aurea de Los Cruise, Pitt, Depp y compañía, y es que aunque era mayor que ellos, sus mayores éxitos vinieron más en la década de los 90 que en la de los 80 como los actores referencia que he nombrado.

Y todo a pesar de que rodó una interesante película totalmente ochentera como Escuela de genios en 1985, donde descubrí esa increíble canción que es Everybody wants to rule the world de Tears for Fears, y que tan solo un año después compartió protagonismo, bueno, realmente acompañó a Tom Cruise que era el claro protagonista, en la mítica Top Gun, también con una increíble canción Take my breath away, compuesta por Giorgio Moroder e interpretada por Berlin.


Pero sus papeles protagonistas importantes vendrían más adelante, primero con Willow (1988), posteriormente con The Doors (1991), Batman Forever (1995) o El Santo (1997), además de aparecer en otras interesantes y taquilleras películas en las que no era protagonista, o no el único, como Amor a Quemarropa (1993), Tombstone (1993) o Heat (1995). 

Luego esta la curiosa casualidad (o no), de su papel en Corazón Trueno (1992), la cual vi hace tiempo aunque no recuerdo muy bien, en la que interpreta a una persona con ascendencia Sioux, cuando el en realidad tenía ascendencia Cherokee, su abuela paterna pertenecía a esta tribu. De hecho en esta película también se mueven por una reserva india, en unos paisajes ocres y arcillosos de gran belleza, alejados del mundanal ruido y con una densidad de población reducida a la mínima expresión, que rozán lo idílico para mi.

Pero por parte de su madre el origen era sueco, de ahí su aspecto rubio y claramente mezcla de razas, que le dio en su época de juventud una apariencia inmejorablemente atractiva y seguramente deseo de muchas chicas jóvenes de la época.

Esa será siempre la imagen suya que quede en mi memoria, y es que más allá de El Santo creo que no vi nada más de él, aunque por desgracia he visto alguna imagen más actual y su deterioro había sido muy evidente, sobre todo si lo comparamos por ejemplo con su compañero de reparto en Top Gun.


Siempre le encontré cierto paralelismo con Patrick Swayze, uno de mis favoritos de esa generación, y que también, aunque parecía totalmente saludable y con una presencia envidiable, falleció muy joven.

Se le relacionó con la cantante Cher, la cantante y actriz Lesley Ann Warren, la modelo Cindy Crawford, o las actrices Angelina Jolie, Daryl Hannah y Ellen Barkin. Pero se casó con su compañera de reparto aquí, la actriz británica Joanne Whalley (en los títulos de crédito Joanne Whalley-Kilmer), con la que ya había protagonizado el año antes Willow. A ella no la veía desde que lo hice en Un buen hombre en África, y ya la tenía olvidada.


Esto nos lleva a los matrimonios en la vida real que son llevados al mundo cinematográfico. Así de esa época me vienen a la cabeza las películas de Alec Baldwin con Kim Basinger, Dennis Quaid y Meg Ryan, Tom Cruise con Nicole Kidman o Angelina Jolie con Brad Pitt ... incluso Sean Peen y Madonna protagonizaron Shanghai Surprise

Aunque no recuerdo si en alguna película más además de ésta, uno de los miembros de la pareja intenta matar a su cónyuge en la vida real.

Todos esos matrimonios, incluído el de Val Kilmer con Joanne Whalley, acabaron en divorcio, así que no parece una buena idea trasladar un matrimonio en la vida real a una historia en la gran pantalla.


Ambientada en Nevada, se pasa por Reno y Las Vegas, para finalizar en la frontera con Arizona, el medio oeste de Estados Unidos. Las películas de esa zona de América tienen magia, ya que es un terreno sobrecogedor por su belleza, con algunos de los accidentes geográficos más impresionantes y sorprendentes del planeta.

Kilmer interpreta a un personaje tímido, desafortunado e inseguro por las vicisitudes que la vida le ha deparado, al que nada le sale bien, pero al que el destino le tiene reservada una recompensa a tanto sufrimiento.

En cambio Michael Madsen adopta aquí un personaje menos habitual para mi por sus anteriores papeles que he visto suyos, pero está sobresaliente, y supongo que tendrá más personajes parecidos viendo lo bien que se desenvuelve.

Ambos compartirían cartelera después en The Doors.

Los tres personajes principales están rodeados por un punto de desesperación que convierte la película en imprevisible, ya que nunca sabes como se va a comportar una persona tan inestable.

Se convierte en una mezcla de Dos hombres y un destino (1969) y Thelma y Louise (1991), aunque también me evoca a algún episodio de Crímenes imperfectos, en el que se produce algún asesinato en un apartado motel. Y es que aunque parezca idílica la imagen de ese turismo interior y pernoctar en un motel alejado del mundanal ruido en Estados Unidos, no deja de ser un país en el que se cometen crímenes y más en estas zonas apartadas del bullicio, al final perturbados hay en todas partes, y cuanta más población más probabilidad de encontrarte a uno.

Es la primera de las tres películas del director John Dahl, que componen su trilogía más importante, seguida de Red Rock West (1993) y La última seducción (1994), las tres con ciertas similitudes (a pesar de que Red Rock West no la he visto), pero parecen tener patrones comunes y son catalogadas como Cine negro moderno o Comedia negra, aunque ya sabemos que el género de una película muchas veces puede ser muy amplio y hay géneros que compraten muchas características en común y se podrían catalogar también como Thrillers, que es algo más genérico.

La historia tiene algunos giros de guión, grandes giros incluso, cerca del final, aunque realmente si lo piensas lo suficiente, descubrirás algunos problemas de credibilidad en alguno de ellos.

Aunque es cierto que es un guión relativamente frecuente, y los seguidores de este género la considerarán una más, a mi me parece una película interesante y un homenaje a un buen actor como Val Kilmer.










Valoración:                             7/10












01 abril 2025

La esfinge de cristal (1967)

 






Ha sido un fin de semana bastante luctuoso en lo que al ámbito cinematográfico se refiere. Primero fallecía Richard Norton, un actor australiano especializado en películas de artes marciales, que trabajó en varias ocasiones con Chuck Norris (incluidos varios episodios de Walker Texas Ranger). También fallecía, uno de los grandes que quedaba vivos, como Richard Chamberlain, al que hace poco le rendí un pequeño homenaje viendo una de sus películas. Y a nivel nacional, un posiblemente desconocido para la gran mayoría, como Ángel del Pozo, que es por quien he visto esta película.

Con una carrera relativamente efímera, 17 años desde 1960 hasta 1977 (sobre todo si lo comparamos con su logeva vida), pero prolífica, ya que tiene 73 títulos de crédito, teniendo algunos años hasta seis.

Quizás donde más destacó fue en el Spaghetti Western, pero no fue el único género, y compartió escena con actores tan importantes como Orson Welles, Yul Brynner, Christopher Lee o Lee Van Cleef, además de Robert Taylor como en esta película y Pampa Salvaje (1965).

Uno de los grandes actores de la época dorada de Hollywood, principalmente con personajes arrogantes y soberbios, en ese sentido se me parece mucho a Clark Gable (de hecho eran muy buenos amigos y Taylor fue uno de los portadores del féretro de Gable en su entierro), pero con unas innegables dotes para la interpretación.

Fue el primer actor estadounidense en protagonizar una película hecha en Inglaterra, Un yanqui en Oxford (1938).

Aunque no tuvo ninguna nominación al Oscar, aparece en tres películas nominadas al Oscar a la Mejor Película: La melodía de Broadway 1936 (1935), Quo Vadis (1951) e Ivanhoe (1952).

Su papel en Quo Vadis es sobresaliente y del resto de películas suyas, aunque no me gusten habitualmente sus personajes, me parece que también ofrece interpretaciones notables, como en Ivanhoe o Desafío en la ciudad muerta, que son mis favoritas suyas junto con Quo Vadis.

A él la que más le gustaba de sus películas era El puente de Waterloo (1940), y la segunda que más le gustaba Margarita Gautier, donde compartió protagonismo con Greta Garbo. Aquí también compartió escena con otra actriz sueca, Anita Ekberg, que sin llegar a la cantidad de actrices italianas que despuntaron en los años 50 y 60 del siglo XXI, también tuvieron su protagonismo, de la mano de Greta Garbo e Ingrid Bergman, que abrieron el camino a otras como Ekberg, Britt Ekland o Ann-Margret.

Ekberg se afincó en Italia, donde rodó gran parte de sus películas, entre ellas La Dolce Vita (1960), y donde falleció en 2015.


Durante la película se dice la frase, "brindaremos con el filtro de la juventud", a lo que el personaje de Anita Ekberg le dice al de Robert Taylor, no te hace falta, estoy segura. Taylor murió poco después de cáncer de pulmón, uno de los muchos actores clásicos que fallecieron antes o en torno a los 60 años por problemas de salud en muchos casos derivados del tabaco.

En el caso de Taylor, comenzó a fumar en su adolescencia temprana y, cuando era adulto, solía fumar entre tres y cinco paquetes de cigarrillos al día.

No se cuanto influiría el tabaco en sus muertes, pero en un breve espacio de tiempo se fueron estas estrellas demasiado pronto.

En 1958 Tyrone Power con 44
En 1959 Errol Flynn con 50
En 1960 Clark Gable con 59
En 1961 Gary Cooper con 60 


Lo cual me lleva a preguntarme si los guiones exigían que los personajes fumaran o eran peticiones explícitas de los propios actores. En esta película se ve a todos los personajes principales fumando, menos el que interpreta Ángel del Pozo.

No sé si Robert Taylor estaría ya enfermo, oficialmente le diagnosticaron la enfermedad en 1968, pero no se le nota la chispa y la energía que tenía en sus mejores películas.


Siempre me gusta cambiar de escenarios y viajar a través del cine. Además de la naturaleza, me gusta visitar otros países y cualquier película que me ofrece un viaje virtual siempre es bienvenida.

Hace años estuve a punto de ir a Egipto, justo ahora, en época de Semana Santa, pero finalmente por motivos laborales no pude y me dio mucha pena, ya que no podré ir. Así que esta visita por Egipto siempre es agradable y a la vez nostálgica, por aquel episodio fallido. 

De todas maneras no me habría encontrado las zonas del país que nos muestra la película igual que se ven en ella. En aquella época sin tanta superpoblación, sin turismo de masas, sería más fácil filmar en ciertos sitios turísticos y transmite la sensación de otro mundo completamente diferente.

Así que parecía un menú interesante, esta coproducción Hispano-Italiana, con los dos protagonistas de Estados Unidos y Suecia respectivamente y rodada en Egipto.

Durante la película me vinieron a la cabeza dos películas con cierto parecido, primero la gran Arenas de Muerte, con John Wayne y Sofía Loren, una de mis películas favoritas y de otro género, Zapatones (curiosamente de Bud Spencer al que nombraba en mi última película), cuyo título original es Piedone d'Egitto, y que se me parece en varias de las localizaciones de rodaje.

Una película de aventuras sobre arqueología, que siempre es un binomio atrayente para mi. La arqueología suele retratarte principalmente en selvas densas y frondosas o en desiertos como en esta ocasión, bueno, realmente la parte de desiertos la podríamos circunscribir a Egipto y todo el valle del Nilo, donde seguramente se sitúen los mayores yacimientos arqueológicos del mundo.

Es una película de contrastes. Con una primera parte tirando a mediocre, en la que no pasa mucho y no se avanza o se centra en el propósito de la película, luego comienzan a producirse giros en el guión y en el comportamiento de los personajes, además de que la arqueología se pone en el centro de la película, aderezado todo por una mejor localización para la trama, dejando solo en mejorable las escenas de acción, con muy mala destreza de algunos protagonistas en el manejo de las armas, y con la siempre curiosa estadística del conteo de cadáveres entre los protagonistas y los villanos.

Creo que aunque la primera parte pueda resultar un tanto decepcionante y plantearle a uno dejar de verla, la segunda mitad de la película la mejora mucho y merece la pena finalmente los poco más de 90 minutos.








Valoración:                                 6/10













29 marzo 2025

Prisionero del mar (1957)

 






Hoy cumple 86 años Terence Hill, y aunque llevo semanas que no me encuentro bien y apenas veo películas me parecía un buen momento para hacer un esfuerzo y hacerle un homenaje.

Uno de mis ídolos cinematográficos de infancia, junto a Bud Spencer, que formaron esa versión italiana (aunque americanizada) de El Gordo y El Flaco y cuyas películas seguramente sean de las que más veces he visto en mi vida.

Justo hoy cumple la ya respetable cifra de 86 años, edad con la que murió Bud Spencer, diez años mayor que él, aunque espero que el buen aspecto físico que siempre ha lucido, incluso en su último y gran importante papel, en la serie Don Mateo, le permitan vivir en buenas condiciones unos cuantos años más.

Nacido como Mario Girotti, en Venecia, cambió su nombre al de Terence Hill en 1967, justo cuando rodó su primera película con Bud Spencer (Tú perdonas, yo no). No sé si Bud Spencer también lo hizo para tal ocasión.

Le pidieron que escogiera un nombre anglosajón más comercial. Le dieron 20 nombre y 24 horas para elegir y eligió Terence Hill porque era el que mejor le sonaba y porque además las iniciales coincidían con el nombre de su madre, Hildegard Thieme, de origen alemán (de ahí su apariencia poco italiana).

A su mujer, también de origen alemán, con la que también se casó en 1967 (un año que sin duda le cambió la vida), la conoció durante un rodaje en Almería, mismo sitio en el conoció a su otra pareja de vida, Bud Spencer.

Empezó su carrera de actor con 12 años, cuando Bud Spencer seguramente todavía fuera deportista profesional. Antes de su éxito junto a Bud Spencer trabajó en algunas películas importantes como Aníbal (1959) y sobre todo El Gatopardo (1963). También trabajó en varias de las películas de la saga alemana de Winnetou, entiendo que su ascendencia germana le ayudó a ello, ya que hablaba el idioma sin problema.

Como he dicho antes la primera de sus 18 colaboraciones con Bud Spencer fue el Spaghetti Western, Tú perdonas, yo no. Sus primeras películas fueron todas de este género, luego siguió Los cuatro truhanes, con la presencia de un importante Eli Wallach, aunque no eran habituales los actores famosos o importantes en sus películas, para después llegar su, posiblemente, película más famosa (aunque a mi no son las que más me gustan), Le llamaban Trinidad, y su posterior secuela Le seguían llamando Trinidad.

Su primera película de puñetazos fuera del Spaghetti Western fue Más fuerte muchachos, a la que luego siguieron Y si no nos enfadamos (rodada en Madrid), Dos misioneros, Dos superpolicías, Par e Impar, Estoy con los hipopótamos o Quien tiene un amigo tiene un tesoro, entre otras, mezclando ambientes de ciudad con otros alejados de la misma.

Curiosamente, durante el intervalo que duró su binomio cinematográfico, Bud Spencer rodó en solitario varias películas del mismo estilo, pero sin Terence Hill, como por ejemplo tres títulos muy significativos como Puños fuera, Banana Joe y Bombardero, y en cambio de Terence Hill no recuerdo ninguna en la que él hiciera un papel en solitario similar al de las películas que hacían juntos.


El actor protagonista en esta película, Yves Montand (del que creo que es la primera película que veo), tenía una característica similar a la de Terence Hill. Era italiano de nacimiento (Ivo Livi), o italo-francés, pero tomó un nombre artístico francés. Además de actor era cantante, de hecho lo descubrió Edith Piaf y lo contrató para su compañía, siendo además su pareja sentimental por un tiempo, aunque Montand se casaría después (1951) con la actriz francesa Simon Signoret para el resto de su vida (ella se murió antes que él), aunque se dice que tuvo un romance en 1960 con Marylin Monroe mientras filmaban El Multimillonario.

Aquí hace un papel muy interesante, con la inestimable ayuda de una magnífica voz de doblaje. Junto a él, la actriz italiana Alida Valli, no la más importante, pero si una de las muchas que tuvieron tanta importancia en Hollywood. Ella, de la década de los veinte, como Gina Lollobrigida, aunque la más mayor de todas era Anna Magnani.

Tanto Montand como Valli eran de 1921, curiosamente Terence Hill y la otra actriz femenina protagonista eran de 1939. Pero esta Federica Ranchi, coetánea por ejemplo de Claudia Cardinale, que aprovechando la ola de las actrices italianas podría haberse hecho también un nombre, quedó en el anonimato, ni siquiera tiene fotografía en el perfil de IMDb.

Lo curioso de la película es encontrarse a Paco Rabal entre el reparto, aunque realmente fue uno de nuestros actores más internacionales, principalmente en películas francesas e italianas. Aquí, curiosamente interpreta al padre del personaje de Terence Hill, cuando realmente solo se llevaban 13 años. Eso sí, no sé si naturales o artificiales, con solo 31 años aparece con canas en la escena.


La película me llamó la atención, además de por ver uno de los primeros papeles de Terence Hill (solo tenía 18 años), por la supuesta ambientación en la Costa Dálmata, en el Mar Adriático, en Croacia. Y es que es uno de los viajes que más me gustó de los no muchos que he hecho en mi vida.

Aunque si alguien espera ver una excelsa fotografía quizás se sienta un poco decepcionado. De hecho, hay pocos fotogramas que te hagan identificar claramente aquella zona, pero no obstante el lugar de rodaje entre esas islas del Adriático es bastante idílico.

Y acudí a esta película por este motivo, y finalmente me quedo con el muy original e intersante guión que me encontré. Creo que los guionistas actuales se podían fijar en películas como ésta como fuente de inspiración.

El ambiente de pescadores no es muy habitual en el mundo del cine, y en concreto las características de pesca aquí expuestas son muy ingeniosas para articular una intersante película.

Pero además es una película que intenta retratar las costumbres locales, el arraigo y las tradiciones transmitidas de generación en generación, siendo además muy interesante la relación entre el padre con cada uno de sus tres hijos, y como cada uno de ellos tiene una percepción y una valoración y admiración diferente hacia su progenitor.









Valoración:                            7/10













14 marzo 2025

Lío en Río (1984)

 







Pues Michael Caine llega este día a los 92 años, y como me parece un gran actor y que además me gustan papeles o películas suyas, creo que era un buen momento para hacerle un homenaje.

Michael Caine era nombre artístico, el cual tomó de la película El Motín del Caine (1954), en la que no participó el actor que le sirvió de inspiración y que era su ídolo cinematográfico, Humprey Bogart. Su película favorita es El tercer hombre (1949), en la que tampoco aparecía Bogart.

Aunque tenga tanta edad quizás la mayoría lo asociamos a personajes ya adultos, incluso entrados en los 50 años, y no a películas clásicas. Aunque claro, ya no queda nadie prácticamente que podamos asociar a esa época dorada de Hollywood o películas clásicas, Eva Marie Saint y poco más.

Antes de actuar, trabajó como oficinista, en un almacén de té y hacía pasteles para Lyons.

Una vez dijo que supo que había triunfado como actor cuando empezó a recibir guiones para leer que ya no tenían manchas de café (lo que significa que era la primera opción para ese papel).

Es curioso como muchos actores pasan por adicciones serias, y en cambio consiguen vivir luego muchos años. A lo largo de la década de 1960, según sus propias estimaciones, bebía dos botellas de vodka y fumaba al menos ochenta cigarrillos al día. Dejó de fumar cigarrillos tras un severo sermón de Tony Curtis en una fiesta en 1971, y finalmente dejó de fumar puros poco antes de cumplir 70 años en 2003.

Formó junto a sus contemporáneos Roger Moore y Sean Connery un trío de actores británicos sobresaliente. Los tres mantenían una buena amistad. De hecho fue considerado para aparecer en una película de James Bond, papel que popularizó a Moore y Connery, pero finalmente nunca apareció. Eso sí, fue el primero en escuchar la banda sonora de James Bond contra Goldfinger (1964), ya que por aquella época estaba viviendo en la casa del compositor John Barry al estar sin un céntimo en los bolsillos, que cuando acabó de componer dicha banda sonora se la tocó en persona.

Durante más de cuarenta años, la madre de Caine, Ellen Maria Burchell, visitó periódicamente a un "primo" en un hospital psiquiátrico. Cuando ella falleció en 1989, Caine se enteró de que el primo era en realidad su hermano mayor, David.


Ha sido nominado al Oscar al menos una vez en cinco décadas consecutivas (1960-2000). De los seis artistas que han ganado el Óscar por sus actuaciones en películas dirigidas por Woody Allen, él es el único hombre. Las demás son Diane Keaton, Dianne Wiest (dos veces), Mira Sorvino, Penélope Cruz y Cate Blanchett .

Educando a Rita (1983) es su película favorita y la actuación de la que se siente más orgulloso. En cambio afirmó que las peores películas que hizo fueron El mago (1968), El enjambre (1978) y Ébano (1979). Las dos primeras me gustan, la tercera es la que barajaba para ver hoy como homenaje junto con ésta que finalmente he visto.

Se rumoreaba que no se llevaba bien con Steven Seagal durante el rodaje de En tierra peligrosa (1994). Ha declarado que, si bien se llevaban bien, odiaba filmar en Alaska, e incluso bromeó diciendo que "En tierra mortal" era un título acertado. Curiosamente su "pareja" en esta película, Michelle Johnson es nacida en Alaska.

No aprendió a conducir hasta que cumplió los 50. Caine contó que, cuando era desconocido, no podía permitirse clases de conducir, y que después el estudio de cine siempre le proporcionaba un coche con chófer. Siempre que aparecía conduciendo en las películas, iba en un remolque.

Es propietario de siete restaurantes: seis en Londres y uno en Miami. Se mudó a Estados Unidos en 1979 después de quejarse de que el 90 por ciento de lo que ganaba iba al gobierno. En 2016 aparecía como uno de los diez actores que más dinero había ganado en la historia.

Aunque muchos lo asociarán seguro a su época final por sus papeles en El Caballero Oscuro (2008) u Origen (2010), tiene muchas películas interesantes mucho antes que éstas. Además con todo tipo de géneros, aventuras, bélicas, dramas, acción ... y quizás lo que menos comedias como ésta. Para mi siempre será John Colby, "del West Ham y de la selección inglesa" como dice el personaje de Max Von Sidow en Evasión o victoria (1981).


Recuerdo que esta película, Lío en Río, la pasaban en la televisión cuando yo era niño, pero ese recuerdo igual se remonta 30 años atrás, así que aunque no es una película para nada desconocida, por lo menos para los que ya tenemos una edad, si creo que lo será para toda la gente que sea más joven que yo, a no ser los muy seguidores de Michael Caine o Demi Moore, que se hayan tomado la molestia de buscarla o comprarla para verla.

No sé como era la situación en Río de Janeiro en 1984 (a día de hoy puede que se haya complicado), pero seguramente era un destino turístico puntero en el mundo, pero mucho menos utilizado como escenario de películas.

Hay películas de la época en Ibiza, Montecarlo, Saint Tropez, Acapulco ... o algunos destinos más pequeños y exclusivos en la Costa italiana o francesa, como Portofino, Capri o Cannes, pero no había reparado en la presencia de Río de Janeiro en el cine, más allá del pasaje que aparece en Moonraker (1979), pero no en una película de comedia de corte vacacional.

La verdad que siempre me pareció una ciudad atrayente, y cuando aparecen las imágenes aéreas de presentación de la ciudad (que me resulta familiar por un puzzle que tengo desde niño, con la Playa de Botafogo y el Pan de Azúcar), con sus dos emblemas, el Cristo de Corcovado y el Pan de Azúcar, uno se queda impresionado por la belleza de su ubicación. Disfruté mucho con los JJ.OO. de Río de Janeiro.


El famoso director Stanley Donen, responsable de títulos como Cantando bajo la lluvia (1952), Charada (1963), Arabesco (1964) o Dos en la carretera (1967), lideró el proyecto (éste fue su último largometraje), y se llevó el rodaje a Río de Janeiro, nada de utilizar tomas de fotografía, a pesar de que eso le supuso bastantes problemas burocráticos.

Es curioso como la película narra las peripecias de dos amigos, uno en proceso de divorcio, y el otro con una pequeña crisis matrimonial, en donde su mujer le está engañando precisamente con ese amigo. Stanley Donen estaba casado en ese momento con la actriz Yvette Mimieux, y como si fuera premonitorio, se divorciaron muy poco tiempo después.

Aunque Michael Caine y Michelle Johnson actúan con aparente normalidad y profesionalidad, acompañados de un guión interesante y unos diálogos muy ocurrentes, Caine estaba molesto durante el rodaje, y es que no le gustaban las escenas de desnudos y de hecho él tenía claro que nunca aparecería en una película que le exigiera un desnudo completo (trasero estendemos).

Por otro lado, durante el rodaje, Michelle Johnson, en su debut cinematográfico, todavía no tenía mayoría de edad, y hubo que pedir consentimiento a sus padres para que apareciera desnuda. Donen estaba buscando una actriz joven, guapa, enérgica y extrovertida, que no tuviera reparos en desnudarse, y como no encontraba a nadie que le convenciera, le dio la oportunidad a Johnson, que ganó el papel entre 300 candidatas.

No obstante, Michelle Johnson contaba que estaba muy nerviosa en estas escenas, ya que si no se concentraba y metía en el papel completamente, no dejaba de estar desnuda delante de gran parte del equipo de rodaje, la mayoría masculinos, así que en cuanto acababa alguna escena de desnudez se ponía una bata y salía corriendo a su camerino o habitación.

Michelle Johnson dijo que en parte accedió a realizar estos desnudos porque le parecía una manera de representar a la ciudad de Río de Janeiro.

La actriz protagonista dijo que ni siquiera sabía quién era Michael Caine cuando la invitaron a la audición. "Fue muy vergonzoso", dijo en una entrevista tras el estreno de la película. "Así que llamé a una amiga mayor que yo. Va mucho al cine. Y me dijo: 'Ah, ese es el de Kung Fu'. Lo estaba confundiendo con David Carradine. Fui inmediatamente a ver Alfie (1966), El hombre que pudo reinar (1975) y La huella (1972). Estaba muy nerviosa en la audición, sobre todo después de ver esas películas".

Supongo que a día de hoy cualquier chico jóven tampoco sabrá quien es Michael Caine, ni mucho menos Michelle Johnson, tal vez si Demi Moore.


Demi Moore, que tampoco llevaba mucho tiempo en el mundo del cine, queda totalmente eclipsada por Michelle Johnson en esta película. Lo sorprendente es la trayectoria que tomaron sus carreras después. Cuando todo parecía indicar que Johnson caminaría hacia el estrellato y Moore tendría una carrera más secundaria y anónima, la lógica se invirtió, y mientras Demi Moore se convirtió en una actriz muy importante (también en parte por su matrimonio con Bruce Willis), la carrera de Michelle Johnson no despegó nunca y casi ésta sea su película más importante y representativa.

Lo que resulta curioso es que unos años después de esta película Demi Moore decidiera hacerse un incremento de pecho, como si tuviera envidia de Michelle Johnson y quedar relegada a un papel secundario, y a raíz de esa característica física relanzó su carrera cinematográfica, con películas tan absolutamente mediocres, en mi opinión, como Striptease (1996).

Creo que es una película divertida, dinámica, diferente, con un guión interesante y unos diálogos ingeniosos y graciosos que generan situaciones embarazosas pero entretenidas y que te hará pasar un rato distendido y esbozar una sonrisa, acompañado todo ello por una interesante banda sonora, que por otra parte me ha sido imposible encontrar.









Valoración:                                6/10












04 marzo 2025

El carnaval de las bestias (1980)

 





Buscando entre mis películas alguna que incluyera la palabra carnaval en el título, di con una interesante Carnaval de Ladrones (1967), con un actor que me gusta mucho como Stephen Boyd, y que supuestamente está ambientada, no sé si rodada, en Pamplona, pero era una versión original con subtítulos y me cuesta, prefiero una en español.

Así que la alternativa fue ésta película española, o coproducción hispano-japonesa (hay algunos actores japoneses necesarios para la trama, y vuelve a aparecer el Buda sentado de Kamakura, como recientemente en Siete Noches en Japón), de la mano de uno de los grandes olvidados del cine español, como Paul Naschy. Él, junto con Jesús Franco (o Jess Franco, su sobrenombre muchas veces), fueron quizás más importantes y reconocidos fuera de España que aquí, y habitualmente con películas diferentes al estándar español.

Naschy, aquí también director, fue un actor especializado principalmente en el cine de terror, posiblemente no de la calidad que el americano, pero no estaríamos desencaminados ni sería una comparación absurda si decimos que podía ser el equivalente español a los Vincent Price, Peter Cushing o Christopher Lee, ya que como éstos era un todoterreno del género de terror.

Con un aspecto fornido, había hecho carrera inicialmente como levantador de pesas y luchador profesional, no tenía quizás el aspecto más habitual de un actor, pero si el talento suficiente para ello, y además dotar al cine español con un registro poco habitual y necesario.

En esta película su personaje se llama Bruno, que es el nombre que le puso a su hijo, y el nombre de un cantante español de la época, Bruno Lomas, al que le encuentro cierto parecido. No obstante ni el actor ni el cantante se llamaban así realmente, Paul Naschy nació como Jacinto Molina Álvarez, mientras Bruno Lomas como Emilio Baldoví Menéndez.

Soprende nada más empezar la película escuchar a su personaje con una de las voces más famosas de doblaje en España, y es que en las versiones originales de sus películas, incluso en las dirigidas por él mismo, su voz fue casi siempre doblada por actores profesionales de doblaje, con mayor frecuencia José Guardiola o Simón Ramírez. Un caso poco frecuente en el que utilizó su propia voz fue en La noche del ejecutor (1992).


Interpretó varias veces el personaje de hombre lobo, con el nombre de Waldemar Daninsky. Al respecto de ello decía "Sencillamente, soy yo. La lástima es que no puedo convertirme en un hombre lobo en la vida real. Con demasiada frecuencia me gustaría hacerlo. Es evidente que en las obras de cada hombre hay mucho de su verdadero yo. Al igual que Waldemar, yo también he sido dejado de lado y malinterpretado. He pasado toda mi vida nadando contra la corriente."

Paul Naschy resulta ser el mayor actor del cine de terror de la Europa continental con su personaje clásico, el inolvidable Waldemar Daninsky. Fue actor, guionista y director de diversas películas sobre el personaje basado en el personaje ficticio, el conde polaco Waldemar Daninsky. La primera película sobre Waldemar fue La marca del hombre lobo (1967) de Enrique Eguiluz, después La noche de Walpurgis, La furia del hombre lobo, El doctor Jekill y el hombre lobo, El regreso de Walpurgis, El aullido del diablo, La bestia y la espada mágica (1982) que se filma en Japón y por último Licantropo (1998). Después de El antojo fue tal desastre de taquilla que Naschy se declaró en quiebra. Se vio obligado a acudir a Japón para realizar documentales de artistas, y obtuvo financiación de productores japoneses para ésta, la primera coproducción hispano-japonesa y a la que siguió La bestia y la espada mágica. Ambas están  producidas bajo los estándares habituales de Paul Naschy.


Nos encontramos ante una película rural española, diferente, interesante, sin mucho que envidiar a ciertas películas de terror americanas o británicas, porque el guión es sólido, intersante y novedoso con respecto a lo que yo he visto.

El terreno elegido para el rodaje bien podría pertenecer a la sierra de Guadarrama e incluso el pueblo que se ven en una toma de fotografía ser el de Lozoya, ya que Naschy era madrileño y el terreno se presta perfectamente para esta película.

No hay actores excesivamente conocidos entre el reparto, algunos pueden sonar vagabamente, sin que por ello desentonen en su personaje. Luis Ciges o Paloma Hurtado, una de las famosas hermanas del Un, dos, tres, son los más familiares.

La película, aunque pudiera parecer un slasher típico de los años 80, más que de terror a mi me parece un auténtico misterio. Van sucediendo cosas, a veces un poco confusas o inconexas debido a la excesiva utilización de flashbacks (recurso que no me gusta nada), muchas de ellas no se muestran totalmente para mantener el misterio y aunque uno cree saber por donde va la trama, el giro final es fantástico y sorprenderá a todos, siendo para mi ingenioso, diferencial, inesperado y poniendo un fantástico fin a la película.

La película nos transmite dos lemas, el primero que no se puede confiar en nadie y que el hombre siempre está dispuesto a aprovecharse de su prójimo, y que las apariencias engañan, y en este caso como un criminal y dos bellas jóvenes invierten sus papeles ya que la confianza de una parte en la otra le hizo bajar la guardia y no ver venir el peligro.

¡Probad un poco de este guiso de terror español!









Valoración:                          6/10












28 febrero 2025

Eureka (1983)

 







Ayer despertábamos con la sorprendente noticia de la muerte de Gene Hackman, uno de los actores más veteranos que quedaban con vida. Y digo sorprendente, no por edad, ya que con 95 años pues es más que entendible, pero si por las circunstancias en las que parece que se le encuentra muerto, ya que también se encontró sin vida a su mujer y a su perro.

Anunció su retirada de la interpretación a los 78 años, aunque en IMDb no tiene ningún título de crédito desde 2004 (a pesar de que curiosamente en 2001 hiciera seis películas), pero sus interpretaciones seguirán presentes para siempre, aunque quien sabe en el futuro si se seguirán viendo películas del siglo XX. Pero seguro que por lo menos en estas fechas con su fallecimiento, se produce un repunte de votos en IMDb de películas en las que él había actuado.

Un actor clásico, tanto por fecha de nacimiento, como por corte de actor y estilo de interpretación. Esos actores que se valoraban y se ganaban su reputación y su carrera por su trabajo y no por su físico. Todavía quedan actores vivos de ese corte, aunque ya mayores todos ellos, como Clint Eastwood, Robert Duvall, Jack Nicholson, Dustin Hoffman, Anthony Hopkins, Al Pacino o Robert De Niro.

No era nada amigo de la fama ni del estrellato, quizás de ahí su lugar de residencia y de fallecimiento, en Santa Fé, Nuevo México, cuando habitualmente la mayoría de actores reside y pasa sus últimos días en California, estado de nacimiento curiosamente de Hackman.

Podríamos considerar sus inicios en el cine (no comenzó a actuar hasta los 25 años), cuando Hackman asistió a la proyección de la película Un tranvía llamado deseo (1951) y quedó impresionado por la actuación de Marlon Brando (también le influenció mucho James Cagney) debido a su naturalismo y al hecho de que no parecía el típico actor de cine de los años 50. Al salir del teatro, le dijo a su padre que quería ser actor.

Por edad le tocaba haber trabajado en el western, pero apenas lo pisó de puntillas, y de joven no tuvo ningún papel relevante. De hecho, aunque tiene trabajos en buenas películas, no es que se cuente por éxito cada una en las que actuó.

Curiosamente rechazó papeles protagonistas en tres grandes películas, Tiburón (1975), Encuentros en la tercera fase (1977) (ésta porque estaba en un matrimonio con problemas y no podía pasar 16 semanas fuera de Los Ángeles filmando locaciones), En busca del arca perdida (1981) y Acorralado (1982).
No obstante su papel en French Connection o Contra el imperio de la droga (1971), por la que consiguió el Óscar a mejor actor protagonista, su papel de Lex Luthor en la saga de Superman, o su aparición más inicial en Bonnie and Clyde (1967), son muy importantes y un mínimo buen bagaje, pero seguro que si le veis en más películas, a pesar de que no sean muy conocidas, sus interpretaciones os van a gustar.

A él personalmente la que más le gustó de toda su carrera fue la que hizo en Espantapájaros (1973). No obstante, esta película fue un fracaso y Hackman ha dicho que dicho fracaso le hizo alejarse del cine de autor debido a la decepción de trabajar duro en una película que fue aclamada por la crítica, pero que fracasó en taquilla y no consiguió ningún premio. Después de este fracaso, Hackman se concentró principalmente en actuar por dinero, rechazando películas como Alguien voló sobre el nido del cuco (1975) y Network, un mundo implacable (1976) para papeles en películas como Marchar o morir (1977) y Los aventureros de Lucky Lady (1975) que le ofrecían sueldos más abultados.

Ha trabajado con 10 directores que han ganado un Oscar a Mejor Director: George Roy Hill, William Friedkin, Francis Ford Coppola, Richard Attenborough, Warren Beatty, Woody Allen, Mike Nichols, Clint Eastwood, Sydney Pollack y Robert Benton.

Hasta hace poco conformaba primero con Sean Connery y Clint Eastwood, un trío de actores muy importantes todavía vivos a los 90 años. Eastwood le reclutó ya en su faceta principal de director para ese resurgir del western en Sin Perdón (1992), junto a Morgan Freeman también, papel por el cual consiguió su segundo Óscar, esta vez como actor de reparto.

En contraste con su imagen en pantalla de tipo duro y reaccionario, en la vida real se dice que Hackman es una persona extremadamente amable y tímida que tiene opiniones políticas muy progresistas, incluso a pesar de haber sido encarcelado en 1946 por robar en una tienda de dulces (aparentemente encarcelado, lo cual es chocante para alguien de 16 años, igual fue solo detenido).

Una de las cosas más características de las interpretaciones de Gene Hackman es su voz de doblaje, una de las mejores que recuerdo, y curiosamente poco compartida con otros actores importantes así que me venga a la cabeza, aunque en esta película no tiene ese doblaje.


De la película no puedo decir mucho ... positivo.

Cuando llevaba unos minutos me di cuenta de que ya la había empezado a ver en otra ocasión y que dejé de verla porque no me estaba gustando, lo que no recuerdo es cuanto vi o si la vi entera realmente, porque de la parte final no recordaba nada.

Rápidamente asocié el director, Nicolas Roeg, con otra película que vi al principio de este blog, Ruta 29, y que me resultó igual de tediosa. Allí también estaba Theresa Russell (en total compartieron siete películas), que estuvo casada con Roeg, aunque fuera 30 años más joven (aquí todavía no estaban casados).

Con un comienzo esperanzador en mitad de la nieve, aunque también extraño, la película rápidamente se traslada a otros escenarios, con personajes, locos, excéntricos o extravagantes (igual que recordaba de Ruta 29), y con cambios de escena bruscos y raros en muchas ocasiones.

Además la película se hace lenta y larga, por culpa de pasajes dramáticos excesivamente estirados y repetitivos.

Un reparto bastante intersante, comandado por Hackman y con la inestimable ayuda de otro gran actor como Rutger Hauer, además de Joe Pesci y un Mickey Rourke del que tenía ganas de ver algo suyo, en un papel totalmente irreconocible para su estereotipo de tipo duro habitual, que queda bastante desperdiciado. Rourke calificó la película como pésima.

Al final la película queda, para aquel que no se aburra y desista de verla, y tenga la mínima capacidad de analizarla e interpretarla, en una reflexión sobre lo que puede hacer el dinero, principalmente para mal.

¿En qué se gasta tanto dinero una persona tan rica?

¿Y vosotros que harías en esa posición, como manejarías la situación y en que gastaríais el dinero?










Valoración:                            4/10














23 febrero 2025

El último vuelo del arca de Noé (1980)

 







Aunque todos conocemos a Walt Disney, que creó la compañía que lleva su nombre, a raíz del lanzamiento de carismáticos y entrañables personajes de animación, muchos no sabrán que Walt Disney también produjo bastantes películas no de animación (ésta en concreto es la número 107 en su historial), que principalmente solían realizarse para todos los públicos, incluyendo niños, y que por tanto no solían contar con violencia o lenguaje inapropiado y solían tener un final feliz.

Esta película de 1980, junto con Herbie, torero del mismo año, fueron los últimos largometrajes cinematográficos como productor completo para Ron Miller, el yerno de Walt Disney, quien luego se convirtió únicamente en productor ejecutivo.

Así que me puse a ver con entusiasmo esta película, a la que le encontré aliciente en el argumento y en los actores que incluía el reparto, pero que poco a poco ese entusiasmo se me fue apagando y la película me dejó un tanto indiferente.

Y es que, aunque no tengo mascotas en casa y no creo que me gustase, si que tengo mucho aprecio por los animales (si son de peluche en especial), y además cada vez es más creciente, mientras me sucede lo contrario con los seres humanos, que en muchos casos están eliminando de la faz de la tierra algunas especies, así que esta alegoría del pasaje biblíco de El Arca de Noé me parecía un buen momento de reflexión y paz para reconciliarme un poco con el planeta y sus animales que Dios puso en él.


Y dentro del reparto casi todos me parecían actores de mi agrado, habitualmente poco protagonistas, y que hacía algún tiempo a los que no veía.

El más familiar y más atractivo para mi era Dana Elcar, el sempiterno Pete Thornton, jefe de MacGyver en la mítica serie de los 80, pero que era mucho más que eso, y que previamente había trabajado en bastantes largometrajes, especialmente en El Golpe. Pero su personaje apenas aparece al principio de la película y luego desaparece, lo cual me restultó un ligero desencanto.

El protagonista es un Elliot Gould, al que a veces confundía con Harold Ramis, y que posiblemente hubiera podido también encajar en Los Cazafantasmas. Casado en su momento con Barbara Streisand, curiosamente las películas que le he visto, sus personajes eran bastantes parecidos, mitad cómico mitad dramático, muy bien interpretados, pero por lo que sea esos personajes y las películas en las que aparecían no acaban de encajar con mis gustos, estas películas que se quedan a medio camino entre comedia y drama. Creo realmente que Gould no encaja nada en el papel que interpreta en esta película.

En la parte infantil, que como digo es habitual en estas producciones de Disney, emerge un muy infantil todavía Ricky Schroder, en su segunda película ya. Con atractivo para la cámara ya, y muy hablador, se llegó a codear con las estrellas juveniles de finales de los 80 (aunque un poco más joven que ellos), y compartir protagonismo nada más y nada menos que con Brad Pitt en Triunfo Amargo, pero ese pico de popularidad se disolvió cual azucarillo y no pudo entrar en el selecto club de los Cruise, Pitt, Depp o Reeves.

El último miembro del reparto que quería destacar es el del actor estadounidense de ascendencia japonesa John Fujioka.

Su infancia tiene un ligero paralelismo con esta película, ya que nació en la isla de Hawai, la cual se menciona en esta película, cuya mayor parte de la trama transcurre también en una isla. 

Nacido en el seno de una familia japonesa-estadounidense, en 1944 se ofreció como voluntario a pesar de ser homosexual e hizo su servicio militar como traductor del japonés en la PACMIRS (Sección de Investigación de Inteligencia Militar del Pacífico) de la Oficina de Servicios Estratégicos en Estados Unidos y luego en Japón en Sendai, Morioka y Tokio después del final de la guerra. Nunca fue enviado a la Frente del Pacífico pero recibió todas las condecoraciones y medallas de los combatientes. Durante su servicio militar no le gustaban los bares por lo que comenzó a ir al cine y a ver representaciones teatrales.

Y le he mencionado el último, porque a esta película le veo conexiones con otra en la que aparece, en la que en este caso un barco arriba a una isla en la que también está él, y está ataviado y emplazado en un lugar muy parecido a éste. Me refiero a una de las películas que más me gusta de Bud Spencer y Terence Hill, y que más veces he visto, Quien tiene un amigo tiene un tesoro (1981). De hecho ésta es una año anterior a la de la famosa pareja italiana y no me cabe duda de que su personaje aquí sirvió de inspiración para el que hizo un año después en la película de Sergio Corbucci.

Por cierto, unos Bud Spencer y Terence Hill que también tienen otra película con conexiones con ésta, Dos misioneros (1974), ya que aquí el personaje protagonista femenino es una misionera.


Hay un último nombre, no en el reparto pero si en los títulos de crédito, que resulta ilusionante y curioso cuando aparece (por cierto unos títulos de crédito que creo que salen en torno al minuto 17 de la película, en un caso bastante inusual), como es el del compositor Maurice Jarre, uno de los grandes de la composición en el cine. El francés natural de Lyon, fue nominado hasta en nueve ocasiones al Óscar, ganándolo tres veces, por sus célebres trabajos en Lawrence de Arabia (1963) y Doctor Zhivago (1966), y el menos conocido y aclamado de Pasaje a La India (1985).


Una película con buenos ingredientes (doblaje incluído, bastante bueno en todos los personajes masculinos adultos) para hacer una gran receta, y que puede que le guste a mucha gente, sobre todo a los que la vean en una situación familiar con niños pequeños, amantes de los animales o admiradores de películas como la que he comentado de Bud Spencer y Terence Hill, o porqué no también a los que les gusten películas tipo Robinson Crusoe o Naúfrago, con las que tiene algunas cosas en común ... pero como digo, a mi el plato resultante final me decepcionó un poco, no sé si porque faltó sal entre esos ingredientes o porque es una película de esas que he comentado otras veces que hay que verla en una edad de tu vida determinada para que te guste.

Aunque por otro lado me gustó el recuerdo a un bonito pero dramático episodio biblíco como el del Diluvio Universal y el Arca de Noé, y como en la película se insta a creer en Dios, a darle gracias por las cosas que tenemos, a querer a las personas, no utilizar la violencia y como la fé puede mover montañas y aunque muchos no se den cuenta, la presencia de Dios y los pequeños milagros están más presentes de lo que creemos.









Valoración:                            5/10












18 febrero 2025

King Kong 2 (1986)

 





Normalmente las secuelas o segundas partes (o ya que decir de terceras o cuartas, salvo casos puntuales) suelen tener mucha menos difusión y valoración que las primeras, y más cuando hay un período de tiempo largo entre una parte y otra, que en este caso son diez años.

Además este es un caso raro, ya que la primera parte ya era un remake de la película original de King Kong de 1933, y hay más versiones posteriores y otras con un título diferente, que si buscáis en IMDb podéis verificar.

No obstante para mi la película de King Kong de referencia, es la primera parte de ésta, la que hizo John Guillermin en 1976 con Jeff Bridges y Jessica Lange al frente del reparto, y con otros cuantos actores interesantes, además de una fantástica banda sonora, al frente de la cual estaba el formidable John Barry, para mi uno de los mejores compositores de bandas sonoras de cine, a la altura o sin tenerle mucho que envidiar a Ennio Morricone o John Williams.

Así que para aclimatarme a esta película y como hacía mucho que no la veía, me vi primero la versión de 1976 y luego ésta de 1986 (también podría haber visto la de 1933, pero igual habría soñado con monos durante una buena temporada), que no recuerdo que nunca la hubieran pasado aquí en España.


John Guillermin se puso de nuevo al frente de este proyecto, de la mano del productor Dino De Laurentiis.

Según el escritor Steven Pressfield, Dino De Laurentiis había estado luchando por conseguir una secuela de King Kong (1976). De Laurentiis había comentado que debido a que Kong se había convertido en una estrella por derecho propio, nadie pestañearía si lo traían de regreso para otra aventura. Cuando Pressfield y Ronald Shusett lanzaron la idea de que Kong estuviera en coma durante años y necesitara un trasplante de corazón, De Laurentiis los contrató rápidamente para escribir la película porque, como resultó, era la mejor de las propuestas de secuela que había visto. Estas ideas rechazadas incluían a Kong siendo entrenado por el ejército de los EE. UU. para convertirse en un arma viviente e ir a Rusia para ganar la Guerra Fría, una versión en la que Kong iba al espacio y una versión que parecía inspirarse en ET El extraterrestre (1982) en la que Kong sería guiado por un grupo de niños.

En cambio a Guillermin la idea no le llegó con el mismo entusiasmo. Se encontraba muy desconsolado durante la producción, debido a la muerte de su hijo Michael durante la realización de su película anterior, Sheena, reina de la selva (1984). Con frecuencia desaparecía a mitad de un día de rodaje para irse a navegar. Después de una discusión con el personal de producción (Guillermin tenía una notoria reputación de discutir mucho), desapareció durante días. El rodaje finalmente fue completado por Charles McCracken, un documentalista de 21 años no acreditado.

A pesar de haber hecho dirigido grandes películas previamente como Las águilas azules (1966), El puente de Remagen (1969), Shaft en África (1973), El coloso en llamas (1974) y los remakes de King Kong (1976) y Muerte en el Nilo (1978), posiblemente el fracaso consecutivo de Sheena, reina de la selva (1984) y King Kong 2 (1986), unido a la muerte de su hijo hicieron que éste fuera su último largometraje, y tan solo dirigiera ya una película para televisión, Perseguido en Arizona (1988), con Kris Kristofferson como protagonista.


En cuanto al reparto, a Jeff Bridges y Jessica Lange se les pidió que repitieran sus papeles de Jack Prescott y Dwan, pero ambos declinaron. También se le ofreció el papel a Peter Weller, pero lo rechazó para rodar su mayor éxito, Robocop (1987), así que al frente del reparto quedó una siempre interesante Linda Hamilton.

Hamilton ya había hecho la primera parte de Terminator y supongo que no tenía ni idea de si iba a haber una segunda parte, pero curiosamente tiene papeles en dos sagas.
Resulta curioso leer que Linda Hamilton aceptó su papel en la película porque vio cómo la película anterior había catapultado la carrera de Jessica Lange, cuando realmente hacía solo dos años del tremendo éxito de Terminator como para que ya necesitara revitalizar su carrera (entiendo que Terminator fue un éxito inmediato y no de efecto retardado).


Evidentemente la película no soporta la comparación con la versión anterior, no solo por la historia, también las localizaciones, los actores, la banda sonora ... no hay nada en lo que pueda igualar o mejorar a su predecesora, que dicho sea de paso tampoco tuvo excesivas buenas críticas.

Es difícil señalar el mayor defecto de King Kong 2. En general, es bastante ridícula, desde la historia hasta los efectos especiales y los momentos supuestamente emotivos. Es demasiado larga, los diálogos podrían haber sido escritos por niños de secundaria y los personajes ni siquiera resultan graciosos. Pero si puedes aceptar todo eso, puedes obtener al menos algo de valor de entretenimiento de esta secuela.

Y entiendo que este fracaso (gastó 18 de millones de dólares y sólo retornó 5), hizo que se descartara una posible tercera parte, que podría haber tenido como título Kid Kong, que por lo menos a nivel de juego de palabras habría quedado bien.

Un proyecto con buenas intenciones y que podría ser interesante pero que se convirtió en una película tremendamente absurda y cursi ... pero siempre mejor una película así que no hecha por ordenador, en mi humilde opinión.








Valoración:                       4/10












14 febrero 2025

Satán, fuerza del mal (1977)






Uno de los actores que se ha hecho muy mayor ya, es Harrison Ford (camino de los 83 años), por mucho que muchos sigamos asociándolo a su imagen en las películas de Indiana Jones y otros muchos a las de La Guerra de las Galaxias.

Como hacía mucho que no veía una película de terror y un día mirando mi base de datos me encontré ésta entre la filmografía de Harrison Ford, la puse como prioritaria para ver y cuando tuve una noche en paz me dispuse a verla.

Así a priori sorprende ver a Harrison Ford en este género, pero lo que más sorprende es una película suya de 1977 tan poco conocida, y además en la que él no es el protagonista.

Y es que Harrison Ford ya tenía 35 años cuando se hizo esta película, y aunque tenía claro que todavía no se había rodado la primera entrega de Indiana Jones y casi seguro que tampoco la primera de la Guerra de las Galaxias, si que con esa edad suponía que ya habría hecho alguna película más intersante o con papel protagonista que le condujera a obtener los papeles protagonistas de ambas exitosas sagas.

Me sonaba que quizás la que si que habría rodado ya era Fuerza 10 de Navarone, pero revisando la filmografía tampoco, así que es sorprendente como de esta totalmente desconocida película, con un anónimo reparto, pasó inmediatamente a continuación a que George Lucas le entregara uno de los papeles protagonistas de la afamada trilogía durante mucho tiempo, y posteriormente saga de La Guerra de las Galaxias, porque la primera película es la que se ha quedado como el título oficial de la saga. 

Así a grandes rasgos, las películas de miedo podrían englobarse en estos cuatro grupos

- Asesinos en serie
- Criaturas sobrenaturales
- Vampiros
- Fenómenos paranormales


Habitualmente las que más veo y las que más me gustan son las de los dos primeros grupos, de vampiros, me gustan alguna y de fenómenos paranormales también, pero más cuando tienen más componente de ciencia ficción que de terror.

Ésta la podemos englobar en el último grupo, y más concretamente en la categoría de posesiones, donde posiblemente la gran abanderada sea el Exorcista, secundada quizás por Posesión infernal.

Yo nunca fui un gran admirador de El Exorcista, ya digo que no es el subgénero de terror que más me gusta, la única vez que la vi se me hizo pesada y no me pareció excesivamente terrorífica.

Esta película de bajo presupuesto y corta duración se me hace aburrida e insulsa (más de misterio casi que de miedo), hasta los minutos finales que son los más intersantes de la misma.

Evidentemente las películas de terror causan mayor o menor miedo en función de la edad en que las veas, el clima (el mejor es de noche y con las luces apagadas), y el subgénero dentro del terror al que pertenezca. Dudo mucho que de haberla visto de niño o adolescente me hubiera asustado, ya que me parece una película de terror suave.

Con solo 74 minutos de metraje es lógico que pasen menos cosas, pero llegamos a la recta final de la película y nos preguntamos si eso es todo lo que va a pasar y si la principal anomalía de toda la producción no ha sido en realidad el guión desde el principio. 

Hay fragmentos de diálogos y escenas que carecen de sentido y por mucho que los actores se esfuercen en cada escena la película discurre sin pena ni gloria

Hay pocas razones para invertir el tiempo en esta película, y simplemente me quedo con ver una película de Harrison Ford justo antes de se convirtiera en una estrella.











Valoración:                           4/10