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10 enero 2025

Caballos Salvajes (1973)

 





Aunque los directores de cine son mucho menos conocidos que los actores, hay algunos nombres que rápidamente los puedes asociar con un género especialmente o con alguna de sus películas, aunque no es sencillo adivinar ágilmente el director de muchas películas.

Y de John Sturges, los aficionados al western o al cine de los 50 y 60 les será fácil asociarlo al género del western en general y en particular especialmente a Los Siete Magníficos (1960) y La Gran Evasión (1963), aunque tiene otro puñado de películas notables para mi, como

- Fort Bravo (1953)
- El Sexto Fugitivo (1956)
- Duelo de Titanes (1957)
- Desafío en la Ciudad Muerta (1958)
- El Último Tren de Gun Hill (1959)
- Estación Polar Cebra (1968)
- Joe Kidd (1972)


De todas maneras, parece ser que no acabó la película y fue reemplazado por el italiano Duilio Coletti, y es en esta parte final de la película donde se encuentran pifias, que posiblemente sea difícil de detectar, pero que son detalles de falta de experiencia en este género o de terminar una película de manera precipitada.

En ésta, su antepenúltima película (y su último western), en la que el protagonista es Charles Bronson, al que ya dirigió en Los Siete Magníficos y La Gran Evasión (también en otras dos menos conocidas El Caso O'Hara (1951) y Cuando Hierve la Sangre (1959)), parece que algo no encaja, con esos dos puntales estamos ante una película prácticamente desconocida, aunque es cierto que ya es un año tardío para una película clásica de western.

Cuando empiezan a aparecer los títulos de crédito y luego con las primeras imágenes se confirma el por qué, y es que aunque uno no se imaginaría a John Sturges y Charles Bronson haciendo un Spaghetti Western, pues realmente se trata de uno, quizás no tan parecido a los clásicos de Clint Eastwood, pero evidentemente se nota que no estamos en Arizona o Utah y que no tiene el mismo encanto que las películas rodadas en estos territorios, y aunque se intenta ambientar la película en Nuevo Méjico, el rodaje se realizó en la cuna del Spaghetti Western, Almería.

Además con el colofón en los títulos de crédito de Guido y Maurizio de Angelis en la banda sonora, unos muy prolíficos autores italianos, especialmente asociados a las películas de Bud Spencer y Terence Hill.

Realmente es una coproducción entre Italia, España y Francia, aunque los roles más importantes son extranjeros, los estadounidenses Sturges y Bronson y la británica Ireland. Italia puso al productor Dino de Laurentis (también Sturges es productor en esta película), y bastantes secundarios y roles del backstage, mientras que España principalmente aporta el escenario de la película, así como actores secundarios (parece ser que los actores caracterizados como indios eran gitanos autóctonos españoles), mientras que Francia aporta a uno de los secundarios más importantes.


El complemento de Charles Bronson lo aportan Jill Ireland y un imberbe Vincent Van Patten. Ireland era en ese momento la mujer de Bronson, con la que trabajó en varias películas (irónicamente decía que aparecía en tantas películas con Bronson porque ningún otro quería trabajar con él). Antes de estar casada con él lo había estado con otro actor importante como David McCallum, curiosamente sus dos maridos trabajaron juntos en La Gran Evasión.

Tuvo hasta cinco hijos, con lo cual priorizó su papel de madre y su familia a su carrera de actriz. Además también uno adoptado que falleció de una sobredosis en 1989. Ella por desgracia tampoco gozó en buena salud, y le diagnosticaron un cáncer de mama en 1984, y aunque batalló contra él, finalmente le arrebató la vida prematuramente con 54 años.

Vincent Van Patten, a pesar de este escaparate no logró hacer una carrera exitosa en el cine, y quizás su mayor logro fue estar casado con una de las atractivas actrices de los años 80, como Betsy Russell.


Aunque la película está basada en un libro, que evidentemente no me he leído, hay dos características poco comunes en el género western que están bien introducidas y desarrolladas, como es la presencia infantil muy poco habitual y el del ganado caballar, también poco frecuente, a pesar de que los caballos sean un elemento imprescindible en un western.

Estos dos detalles diferenciadores compensan la escasa calidad de los secundarios o el escenario principal elegido como localización, además con pocas ubicaciones alternativas. No obstante se ven algunas praderas y algún cañón interesante que no desmerecen algunos escenarios de westerns americanos y el ecosistema elegido para el rodaje va cogiendo empaque con el paso de la película y genera un lugar interesante.

Bronson, uno de esos tipos duros de toda la vida, a caballo entre el western y la acción, se mantenía en perfecta forma pasados los 50 años, al estilo de otros como Clint Eastwood o Kris Kristofferson, y su potente presencia es un argumento suficiente para sentarse tranquilamente a ver la película.

Una bonita historia de aquellos que quieren vivir solos y aislados de la sociedad y de como los terratenientes o grandes tenedores llegan hasta el mismo confín del mundo para atormentar a estas personas y no dejarles cumplir su ideal de vida.









Valoración:                          6/10













20 mayo 2024

Los joyeros del claro de luna (1958)

 





Además de Sofía Loren, la otra gran actriz que, si Dios quiere, cumplirá 90 años en 2024 es Brigitte Bardot. Con un atractivo tan sobresaliente como el de la actriz italiana, pero con una carrera mucho más discreta, en cantidad y calidad de las películas.

La parisina (afincada en Saint Tropez), retirada de la interpretación desde 1973, tan solo cuenta con 43 títulos de crédito en su filmografía, y muchos de ellos son de películas domésticas.

No suelo hacer muchas incursiones en el cine de los años cincuenta del pasado siglo, pero al igual que Sofía Loren me parecía la mejor época para encontrar una Brigitte Bardot en plenitud, por lo menos a nivel de belleza.

Aunque sus comienzos fueron en la danza y el ballet, ya a los 18 años obtuvo su primer papel, y poco después se casó con el director Roger Vadim, quien la dirigió en Y Dios creó a la mujer. Gracias a esta película y su aparición en el Festival de Cine Cannes de 1956, logró eclipsar a las mismísimas Sofía Loren y Gina Lollobrigida y convertirse en icono mundial de referencia. El matrimonio duró hasta 1957 (posiblemente porque Bardot flirteaba con otros hombres mientras tanto), y sorprendentemente, Vadim la volvió a dirigir en esta película, una coproducción franco italiana, con ambientación y rodaje en España.


Y por parte de España, además de los actores secundarios y figurantes que aparecen en el rodaje, es por donde debió venir la incorporación del actor norirlandés Stephen Boyd, una de mis debilidades, en uno de sus papeles previos a Messala en Ben-Hur, para mi, una de las mejores interpretaciones de la historia.

Y es que después del fracaso de La Caído del Imperio Romano (película rodada en Madrid), la carrera de Boyd se fue eclipsando hacia finales de la década de 1960 y comenzó a pasar más tiempo en Europa, incluído España, donde pensaba que encontraría papeles más cercanos a su interés personal.

A diferencia de lo que pasó en la película que vi de Sofía Loren, con tan solo 18 de edad, donde eclipsó al resto del reparto, aquí Brigitte Bardot no logra difuminar la presencia de Stephen Boyd, que es tan protagonista o más que ella.


La producción estuvo plagada de problemas. Durante el rodaje se produjeron graves inundaciones en España. Además, el director Roger Vadim y los actores Stephen Boyd y Brigitte Bardot enfermaron durante el rodaje de la película. Stephen Boyd inicialmente cuestionó si volvería a trabajar con Bardot públicamente (irónicamente volvería a trabajar con Bardot en Shalako, creo que la única película que había visto hasta la fecha suya), pero muy rápidamente corrigió sus comentarios. Su descripción de Bardot fue que ella tenía "la mente de una niña, pero físicamente era como una pantera al acecho". Más tarde aclararía sus comentarios para indicar que le "encantaba" trabajar con ella y que ella lo conquistó. 

La apariencia española se percibe rápidamente en algún rótulo o viendo claramente como hay actores que no están doblados, si no que es su propia voz. Además el paisaje árido, el encalado de las casas y alguna tradición como los toros confirman este hecho. Oficialmente en las localizaciones solo aparecen Torremolinos y Almería, pero supongo que habrá más sitios. No obstante estamos hablando de 1958, y cualquier parecido de aquellos terrenos con la realidad actual es mera coincidencia. Yo no he conseguido reconocer ninguna toma familiar, y supongo que habrá que haber estado por allí en aquella época para reconocerlo.

En su libro "Iniciales BB", Brigitte Bardot cuenta que quedó profundamente horrorizada durante el rodaje de una corrida de toros, por la muerte repentina de un joven e impetuoso animal, después de que un veterinario le inyectara una dosis anestésica.

De hecho hay varias escenas de corridas de toros (presumiblemente reales) en esta película, incluida una en la que un toro asesinado es arrastrado por la calle y luego aparentemente sacrificado para obtener carne. Después de dejar la interpretación Bardot se convertiría en una de los activistas mas famosas por los derechos de los animales más destacados.


La película tiene buenos alicientes, en especial su pareja protagonista, que puede atraer a verla tanto a hombres como mujeres, así como el rodaje en España y ver parte de la cultura y la geografía en aquellos tiempos de postguerra, pero la historia como tal se me queda bastante incompleta y sin desarrollar, sin explicar la situación de varios personajes y sin lograr una historia atrayente, basándolo todo en la puesta en escena y el potente atractivo de Bardot y Boyd.












Valoración:                                 6/10