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26 julio 2024

Corazones en fuga (1969)

 







La mayoría de las veces no le dedico nada de tiempo a la elección de la película que voy a ver y aunque alguna vez me llevo alguna sopresa agradable, lo ideal es dedicarle cinco minutos y así elegir una que casi seguro que te va a gustar. Al final hay tantas y tantas que se van a quedar sin ver que mejor intentar ver las que parezcan más apetecibles para uno.

Y es lo que hice esta vez. Me topé con una lista de un usuario en IMDb y la primera que aparecía creo que era ésta, que efectivamente la tenía marcada como prioritaria para ver, pero sin ningún tipo de reseña, con lo cual, al ser de 1969 siempre tendría menos prioridad seguramente que las películas de los 80, porque además no la tenía ni identificada como posible película veraniega y el título tampoco inducía a ello.

Así que al igual que el otro día con Gomia, terror en el Mar Egeo, introduje otro escenario diferente de vacaciones, o en este caso de retiro, pero que también se podría considerar como vacacional.

Con dos parámetros diferentes a las comedias típicas de los 80 que es lo que habitualmente veo en estas fechas.

- El primero, que curiosamente, el protagonista es una persona adulta, tirando ya a la tercera edad prácticamente.
- El segundo, que el destino elegido no son las típicas playas de California, o en su defecto otros lugares populares y cinematográficos, como Miami, Acapulco o algunos destinos de Europa como Ibiza, Saint Tropez o Santorini, si no la Gran Barrera de Coral de Australia.


Pero a pesar de ambientarse y rodarse en Australia, estamos ante una película británica, con productor, director y actores principales de las islas.
En ese sentido me recordó a una interesante pero urbana, película inglesa que también se rodó y ambientó en Australia, como fue Conexión en Sidney.


Digamos que es otro destino de esos que me habría encantado conocer y que se quedará en el tintero, y que solo podré conocer ligeramente a través de atlas geográficos, documentales o películas como ésta.

Un amigo mío estuvo hace muchos años por allí y a la vuelta nos enseñó unas fotos realmente fascinantes, tanto de la costa como del interior, como he podido constatar con cada película rural australiana que me ha conquistado.

Dirigida por un buen y polifacético director británico, Michael Powell, (es en lo que más destacó, pero su filmografía también es extensa en su faceta como productor, guionista y actor), ante casi su último trabajo, juntó a un gran actor, y quizás no muy valorado como James Mason (nominado para tres premios Óscar), aunque su filmografía habla por si sola, tanto en su madurez, como incluso ya en su etapa final.
Tiene un montón de películas interesantes y espero acordarme de darle más oportunidades, aunque ya he visto varias películas suyas, casi todas interesantes.

Y junto a él, de manera impactante, tanto por la diferencia de edad como por lo sorprendente que me ha parecido verla así de jóven y de espléndidad, la actriz Helen Mirren. Una actriz que siempre conocí mayor, y de la que desconocía totalmente sus inicios, y más esta película que es su primer papel protagonista, y que para ser de 1969, extraña por mostrar su cuerpo desnudo sin ningún tipo de problema.

Aunque evidentemente seguro que a ella no le agradó mucho. Cuenta la historiadora de arte Jeanette Hoorn, citando una entrevista con Helen Mirren, la incomodidad con las escenas de desnudos, en las que el resto del equipo estaba completamente vestido y en las que Cora es la única figura desnuda. Hoorn sugiere cómo estos sentimientos de incomodidad y resentimiento se trasladan a la ficción de la experiencia de Cora, que acepta posar desnuda para la artista a cambio del dinero necesario para salir de su infeliz hogar con su abuela demente, y su escape a las brillantes luces de Brisbane.

Pero imagino que este papel le ayudaría para descubrir lo hermosa que era por aquel momento y lo buena actriz que podía ser.


Curiosamente, James Mason conoció aquí a su futura esposa, Clarissa Kaye-Mason. Clarissa Kaye interpretó el papel de la exnovia de Mason en Australia. La escena que protagonizaron juntos se filmó en la cama y Clarissa, que se estaba recuperando de una neumonía, tenía una fiebre de 39,4º. Después de la filmación, Mason comenzó a comunicarse con Kaye y ambos se casaron en 1971, y así permanecieron hasta la muerte de Mason en 1984. Habría que saber si no le produjo alguna tentación Helen Mirren a pesar de ser más de 30 años más joven que él.


De todas maneras no esperéis una película profunda. De hecho la sencillez de la misma y el minimalismo se notan en la ubicación elegida, bastante austera, aunque en un entorno de gran belleza, y el limitado número de personajes, todos ellos muy bien interpretados.

De este reparto, había un joven actor australiano, ya fallecido, Harold Hopkins, del que consideraron que podría haber sido tan famoso como Mel Gibson, pero no tuvo la misma suerte, como tampoco su personaje aquí en la película.

Y como curiosidad, entre los títulos de crédito, también aparece el nombre de Frank Thring. ¿Y quien es Frank Thring? Pues un actor que con un muy breve papel se convirtió en un rostro con una fuerza tremenda, y es que su corta interpretación de Poncio Pilato en Ben-Hur me pareció de las mejores actuaciones breves que he visto, quizás por su atuendo y caracterización, por su tranquilidad o imperturbabilidad, pero el aportó su granito de arena a Ben-Hur y la película le aportó a él un rostro famoso para siempre. Eso sí, aquí no esperéis verlo, creo que se le asigna en los títulos de crédito el papel del perro del personaje de Mason, aunque curiosamente en castellano el perro no emite ninguna palabra, ni siquiera onomatopeya, creo, no como por ejemplo en 2024-Apocalipsis nuclear (1975), en la que el perro se pasa toda la película hablando con Don Johnson.


Para mi una grata sorpresa y una joya escondida en este destino idílico.











Valoración:                              8/10













16 marzo 2023

Contrato en Marsella (1974)

 






Al igual que hace poco Kim Novak llegaba a los 90 años, otro que lo hacía esta semana es Michael Caine, aunque mi impresión es que el parece más jóven, bien sea porque no ha dejado de actuar con el paso de los años o bien porque su aspecto ha seguido siendo muy bueno, con aparentes retoques estéticos de por medio, eso sí.

Tenía marcada esta película para ver en esta efeméride, aunque justo un día antes, haciendo zapping, me le encontré en otra película que me gusta, En tierra peligrosa, junto a Steven Seagal. Aunque para mi, siempre irá ligado a su personaje de John Colby en Evasión o Victoria, una de esas películas que veo siempre que puedo, de la que me sé el nombre de los personajes y seguramente también muchos fragmentos de diálogo.

Con un perfil típico de actor inglés (en esta por ejemplo se me parece muchísimo a Edward Mulhare, el actor que interpreta a Devon Miles, jefe de Michael Knight en El coche fantástico), elegante, estirado a veces, sobrio, señorial ... 
Un actor bastante versátil, le puedes ver tan pronto de bueno, como de malo, en un papel romántico, en uno de asesino, haciendo dramas o películas de aventuras, pero no sé yo si ha sido un actor suficientemente valorado, o me parece triste que todo el mundo le asocie a su papel en Batman y no sean capaces de ver sus películas de los 70 y los 80.


Una película dirigida por Robert Parrish, un director con cierto nombre (ganó un Óscar como editor en el año 1947), cuyo mayor éxito quizás fuese Casino Royale, y con tres grandes actores, James Mason, Anthony Quinn y Michael Caine, cada uno de una década diferente, pero muy buenos todos. Para mi Anthony Quinn es de los mejores actores de siempre, y además el que mejor voz de doblaje tiene en esta película.

Podría decir que ninguno de los tres es el verdadero protagonista, porque todos ellos tienen una cuota de pantalla similar y un papel tan importante como los otros en la misma.

Curiosamente, el resto del reparto son prácticamente todos actores autóctonos, sin ninguna proyección después de esta película, y es que al parecer fue un tremendo fracaso en la taquilla, así que eso dificultó que surgiera ningún actor revelación de aquí, pero que cumplieron de forma más que correcta con sus diferentes papeles.


Una trama policíaca y mafiosa, perfectamente situada en Marsella (aunque el principio es en París), una de las ciudades más inseguras que he conocido, pero a la vez con el encanto de los paisajes de la Costa Azul.
Además de los coches clásicos franceses de la época, que despiertan cierta nostalgia, se utilizan dos modelos deportivos de la época, de los que apenas se fabricaron dos mil unidades como mucho de ellos.

El rodaje al aire libre y las diferentes localizaciones le dan un valor a la película, que es cierto que no es excepcional, pero tampoco para resultar un desastre en taquilla. De hecho me sorprende el desenlace tan rápido de la misma, como si no hubiera presupuesto para más o hubiera que terminarla cuando antes por algún motivo.

Michael Caine y Anthony Quinn ya habían coincidido antes en otra película, El Mago (1968), que supongo que le gustaría más a Caine, porque de Contrato en Marsella dijo que accedió a interpretar el papel, sin haber leído el guión, y que una vez lo leyó no le pareció apasionante, no sé si el guión general o el papel que él tenía que desempeñar.

Aunque, en este homenaje que hago por su 90 cumpleaños, no sea la película que más le gustó a Michael Caine, y a pesar de esperar más de ella, ¿cómo puede ser mala una película con Caine, Mason y Quinn?









Valoración:                                  6/10