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24 abril 2025

El largo Viernes Santo (1980)

 






Aunque, como me pasó el año pasado con Miércoles de ceniza (1973), seguramente esta película no tuviera nada que ver con la Semana Santa, me parecía casi de obligado cumplimiento verla en el día al que hacía referencia.

Lejos de ese tinte religioso, la película versaba sobre todo lo contrario, la corrupción, la mafia y el crimen organizado, totalmente perverso, sin sentido y diametralmente opuesto de los postulados de la iglesia católica.

Pero a nivel cinematográfico me encontré con una inesperadamente buena película sobre este género del crimen organizado. 

Lo normal, cuando hablamos del crimen organizado y lo asociamos al cine, es evocarnos principalmente la figura del mafioso más popular de todos los tiempos, Al Capone, que fue llevado en varias ocasiones al cine, y si no por lo menos al entorno de Chicago, lugar en el que ejercía este mafioso sus crímenes y posiblemente la ciudad a la que es más probable asociar la mafia, siempre y cuando nos abstraigamos del país originario de la mafia, Italia, que tiene multitud de películas, principalmente en los años setenta, de la Mafia, la Camorra o la Cosa Nostra.

No obstante, ya recientemente había visto otra película británica con cierto parecido a ésta, y que también me sorprendió para bien, como fue Lunes tormentoso, eso sí, aderezada por dos famosos actores norteamericanos, como Tommy Lee Jones y Melanie Griffith, mientras que aquí el elenco es íntegramente británico.

Quitando la trilogía de El Padrino, no se habían hecho otras obras cumbre de este género cinematográfico, especialmente Los Intocables de Elliot Ness, que después de El Padrino, o casi compitiendo con ella es el referente de estas películas, u otras como Uno de los nuestros, así que no sé si esta película o en particular la interpretación de Bob Hoskins pudo servir de inspiración a Robert De Niro, pero creo que no equivoco si afirmo que es una de las mejores películas sobre mafia o crimen organizado y la interpretación de Bob Hoskins está entre las mejores en este tipo de películas.


Bob Hoskins encabeza el reparto británico, con tres caras conocidas, la suya, la de Helen Mirren, todavía bastante joven y la de Pierce Brosnan, casi inédito en la película (aparece un momento al principio y un momento al final), en lo que posiblemente fuera su debut cinematográfico. De hecho le obligaron a hacer una audición para su papel, cuando no dice ni una sola frase.

Es uno de esos actores, que con sus escaso 160 centímetros de estatura, uno vería limitado en su posible repertorio de papeles, asociándolo además principalmente con un papel diametralmente opuesto a éste, más de estilo comedia.

Lo podríamos englobar junto a Danny de Vito y Joe Pesci por su escasa estatura y por ser casi de la misma edad, de hecho Hoskins nació en 1942, Pesci en 1943 y De Vito en 1944.

A Bob Hoskins le ofrecieron el papel de Harold Shand mientras estaba hospitalizado. Acababa de regresar de Sudáfrica, donde rodó Amanecer zulú (1979), y contrajo una lombriz intestinal en el proceso.

Para investigar su papel, Bob Hoskins se reunió con auténticos gánsteres de Londres.


El estreno de la película se retrasó un año debido a las discrepancias entre los productores y el gobierno por la representación que la película hacía de los gánsteres más duros de Londres eclipsados ​​por el IRA. El gobierno de Margaret Thatcher tenía dificultades para responder al ejército contra el grupo terrorista en Irlanda del Norte y consideraba que la película socavaría aún más sus esfuerzos.


Dos últimos detalles que ponen en valor la película y hablan bien de ella:

Michael Caine quedó tan impresionado con esta película que contrató regularmente a su estrella Bob Hoskins y al director John Mackenzie para varias de sus películas.

Fue votada en el puesto número veintiuno de la lista de las 100 mejores películas británicas del siglo XX del British Film Institute.









Valoración:                            7/10













30 enero 2025

Siete noches en Japón (1976)

 






Termino este viaje cinematográfico por Asia, en el extremo oriental del continente, en al archipiélago de Japón, con una película que me encontré por casualidad en mi colección y que es justo lo que buscaba, con otro argumento que no fuera el bélico y de otra década posterior.

Una película totalmente desconocida, donde quizás el nombre que más suene de la producción sea el de su director Lewis Gilbert, longevo director británico, fallecido en 2018 a los 98 años y que obtuvo en su carrera una nominación al Óscar, a mejor película por Alfie en 1967.

Un director que ya había ambientado previamente una película en Japón, concretamente una de James Bond, Sólo se vive dos veces (1967), y curiosamente su anterior película es esta que comento también empezó por Siete en su traducción al Español, Siete hombres al amanecer (1975), que además contaron con el mismo director de fotografía, el francés Henri Decae. Y además otra titulada El séptimo amanecer (1964), parece que el siete era su número de la suerte.

Seguramente sea el director que más veces ha dirigido al famoso agente británico 007, ya que además de en Sólo se vive dos veces, los hizo en La espía que me amó (1977) y Moonraker (1979).

Como digo una película no de corte bélico, si no centrada en la Aristocracia británica visitando el país del sol naciente. Este tipo de películas pueden resultar aburridas e incluso tediosas, cuando se centran en rodajes de interior exclusivamente, y se centran en protocolos y ambientes totalmente desconocidos y de escaso interés para el público general, pero aquí se nos hace un bonito recorrido por algunos lugares del país nipón, como el Buda Sentado de Kamakura en el preámbulo de la película, o el Monte Fuji y el Templo de Oro de Kyoto durante el desarrollo de la misma.

Sorprende que en un país tremendamente sobrepoblado (en la película dicen que Tokio tiene 11 millones de habitantes ya en 1976), el director conjuga muy bien el rodaje en ciudad como en zona más despoblada, encontrando lugares dignos de meditación, muy propia en Japón, y dotando a la película de un ambiente tranquilo, apacible y melancólico.


Más allá del cine producido en el país, con Akira Kurosawa como máximo referente, la sensación es que se ha utilizado poco la localización de Japón para realizar películas, tal vez por costes de producción, igual rodar íntegramente allí, como sucedió con esta película es relativamente costoso.

Así que se aprovecharon pasajes históricos, especialmente la Segunda Guerra Mundial para ambientar alguna película en este país asiático.

Y en este caso se utiliza una visita británica a Japón, países enfrentados en la Guerra, pero aparentemente sin mucha conexión entre si.

De la película se dijo que el personaje del príncipe George (Michael York) representa al rey Carlos III (por aquella época príncipe). Time Out dijo que el personaje era "obviamente Charles, aunque se llamaba George".

También se valoró y se hizo una comparación con un clásico como Vacaciones en Roma, diciendo que fue "una actualización libre de Vacaciones en Roma (1953)", pero no acabo de ver tanta conexión entre ambas.


Se trata de un agradable recorrido turístico por Japón con una trama poco interesante, ligeramente romántica sin ser empalagosa, cursi sin ser detestable, y una subtrama bastante tonta que implica un intento de asesinato absurdamente llevado a cabo.

Así que contrastes, hay cosas positivas y cosas negativas, pero no es una película que quieras dejar de ver, especialmente si nunca has estado en Japón y tienes curiosidad por este país y su cultura.










Valoración:                            5/10













05 septiembre 2024

Tinieblas (1970)

 





Pues dicho y hecho. Completé esta trilogía por películas protagonizadas por actores que en su día encarnaron a James Bond en la gran pantalla. Curiosamente, esta tarde mientras tomaba un café y daba un paseo con un amigo, mis únicas actividades en esta limitante vida, me ha soltado un comentario de que había oído que le preguntaban a Daniel Craig si James Bond era homosexual ... Ya escuché en su día que se planeaba un posible 007 de raza negra u homosexual, pero siempre inglés claro. La de tonterías que nos quedarán por ver y la de cosas que quieren destrozar o poner a su gusto ciertos colectivos.

Y es que, al igual que Sean Connery especialmente, y también Pierce Brosnan, son bastante más que James Bond, a pesar de que sea su personaje más importante, digamos que para mucha gente Roger Moore solo es James Bond, o Roger Moore es lo que es gracias a 007.

Pero bueno, hay que molestarse un poco en investigar y ojear la trayectoria de este actor inglés, que nunca fue santo de mi devoción, bastante inexpresivo y muy arrogante en la mayoría de sus personajes (realmente nunca me encajó como James Bond, o no por lo menos con la edad que empezó a interpretarlo), y es que ya trabajaba en la década de los 50 del siglo XX y tiene bastantes películas y muy variadas en su filmografía.

Los que tengan un poco más de conocimiento, si que les resultará más familiar más allá de su interpretación del agente 007, por una serie de películas, mayoritariamente de corte bélico que hizo durante los años 70, o por su papel protagonista en la serie El Santo en los años 60, con nada menos que 118 episodios.


El caso es que aquí, a las órdenes de Basil Dearden, todavía no había hecho su debut como el agente 007, que sería tres años después, pero para Moore es su papel favorito y la mejor de sus interpretaciones en la gran pantalla.

Curiosamente, creo que la única película que había visto hasta ahora dirigida por Dearden, fue también con Sean Connery en La mujer de paja, aunque en este caso él ya había interpretado a James Bond.

Ésta fue la última película dirigida por Dearden, que paradojas de la vida, aquí siendo guionista, director y productor, comienza la película con accidente de tráfico del personaje interpretado por Moore, y él murió poco después en un accidente de tráfico.

La película se considera una película de doppelgangers. Un doppelganger es un doble de una persona viva. Es un evento que siempre me pareció curioso, y del que tenía recuerdos de algún episodio de El coche fantástico (creo que utilizan el recurso en un par de ocasiones) y de Macgyver, además de mi admirada serie de dibujos animados La vuelta al mundo de Willy Fog, donde Transfer se disfrazaba de cualquier persona, habiendo episodios con dos Willy Fogs por ejemplo ... que recuerdos!

Aquí una lista de películas sobre ésta característica:



Habrá que repetir algún día.


Esta película se estrenó trece años después de que se publicara su novela original, El extraño caso del señor Pelham de Anthony Armstrong , y quince años después de que la historia original de esa novela, El caso del señor Pelham, escrita también por Armstrong, se hubiera utilizado para un episodio de Alfred Hitchcock presenta (1955).

Con un reparto bastante anónimo, me valió para descubrir a dos actrices que no recordaba haber visto hasta ahora, Hildegard Neil, inglesa nacida en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) y Olga Georges-Picot francesa nacida en Shanghai (China), me ha resultado curiosa esa coincidencia, de nacer a tantos kilómetros de distancia de su país. La primera falleció el año pasado y la segunda tristemente se suicidó en 1997.

Película inglesa sobria e interesante, si no tenéis muy manido el argumento de los dobles, y si no habéis visto nunca una con ese recurso os lo recomiendo, además que uno no sabe si realmente se van a llegar a ver a dos personajes iguales, si se está volviendo loco el protagonista y todo es una fantasía ... por si acaso evitad los accidentes de tráfico a los mandos de un Rover ... aunque ya están casi descatalogados.










Valoración:                         6/10












 

30 agosto 2024

La secta de los falsarios (1988)

 






La última película que vi, La gran aventura de África, me recordó a otra que había visto con un título casi idéntico, La gran aventura de La India, y que me hizo pensar en las pocas películas ambientadas o rodadas en este país que había visto, y justo, casual e involuntariamente me topé con una que desconocía completamente que tuviera como escenario este país, en este caso ambientada en la época colonial que ejerció Gran Bretaña en este país.

Y si aquella película fue de lo que más se me pudo asemejar (saliendo muy mal en la comparación evidentemente), con Indiana Jones y el Templo Maldito, en ésta tenemos al actor que yo creo podría haber sido la alternativa a Harrison Ford si la saga de Indiana Jones hubiera seguido después de La última cruzada y Ford no hubiera sido el protagonista.

No obstante, Pierce Brosnan, alcanzó luego el papel protagonista de otro personaje cinematográfico todavía más importante y muchas más veces llevado a la gran pantalla, como es James Bond, al que interpretó hasta en cuatro ocasiones.

Aunque evidentemente para mi Pierce Brosnan siempre irá asociado a su personaje de Remington Steele, una de esas series míticas de los años 80, pero mucho menos emitida en televisión que otras. De hecho hace un año o así me puse a ver episodios de esta serie porque no veía nada desde el siglo XX y por lo menos lo que vi de la primera temporada, me decepcionó ligeramente, no es como yo lo recordaba, aunque también hay que decir que fueron 94 episodios y posiblemente mis buenos recuerdos de esta serie vengan de episodios posteriores.


Pero este personaje es el que le hizo labrarse un nombre y unos contratos suculentos , sobre todo en la década de los noventa, que fue su época más prolífica y con títulos más importantes, ya que además de las películas de James Bond protagonizó otras como Mars Attacks!, Un pueblo llamado Dante's Peake, El secreto de Thomas Crown o Búho gris.

Como británico, más concretamente irlandés, encajaba mejor en este papel que sus competidores por él mismo, que parece ser que fueron Christopher Reeve y Treat Williams. A mi, personalmente, Reeve no me encajaría nada en este papel una vez vista la película.

El resto del reparto es bastante anónimo, con la curiosidad de que dos actores, padre e hija en la vida real, interpretan a sendos personajes que son padre e hija en la película, curiosidad ésta de la que ahora mismo no tengo conocimiento que haya visto en otra película.


La película está ambientada en torno a 1825 y según los créditos finales está rodada íntegramente en locaciones situadas en La India. Aparentemente si que lo parece, pero tampoco eligieron las mejores posibles dentro de las multiples posibilidades que seguramente ofrezca el país.

No obstante no creo que ese sea el problema por el que a me no me ha entusiasmado la película, si no que más bien la historia no me transmite nada. A veces se hacen películas de acontecimientos históricos poco interesantes. Y es que el título puede parecer atrayente, pero al final no deja de ser la historia de un grupo de ladrones bastante vulgar y con poco interés.

Recuerdo la palabra secta cuando era niño como algo bastante peligroso o macabro, sobre todo por un acontecimiento (que no necesito buscar en Wikipedia o Internet), que me causó tanto impacto que todavía lo guardo intacto en la memoria, como fue la muerte de decenas de seguidores de la secta de Los Davidianos, cuyo líder espiritual era un tal David Koresh, en Waco, Texas.


La película me parece lenta para tratarse de una película de crimen y robos, desfocalizada del asunto principal, mostrando escenas de folclore largas, poco importantes y monótonas y dando muy poco protagonismo al aspecto colonial y al destacamento británico en el país asiático.

Muchas subtramas que no llevan a ninguna parte, lo que sugiere que los productores estaban tratando de llenar los 98 minutos con algo. De manera similar, la película languidece durante los primeros veinte minutos hasta que empieza a moverse.

El director Nicholas Meyer intenta transmitir el encanto de una cultura antigua como la India, pero la película no tiene el estilo suficiente para camuflar su descuidada falta de sustancia, y los gestos simbólicos de sabor y atmósfera de época no se extienden más allá del buen diseño de vestuario y un misticismo esotérico de escasa calidad.

Esta historia de aventuras y traiciones en la India británica es sólo una película de serie B con pretensiones exóticas, que se quedan en un suficiente raspado o un rotundo suspenso.









Valoración:                                 4/10















26 julio 2024

Corazones en fuga (1969)

 







La mayoría de las veces no le dedico nada de tiempo a la elección de la película que voy a ver y aunque alguna vez me llevo alguna sopresa agradable, lo ideal es dedicarle cinco minutos y así elegir una que casi seguro que te va a gustar. Al final hay tantas y tantas que se van a quedar sin ver que mejor intentar ver las que parezcan más apetecibles para uno.

Y es lo que hice esta vez. Me topé con una lista de un usuario en IMDb y la primera que aparecía creo que era ésta, que efectivamente la tenía marcada como prioritaria para ver, pero sin ningún tipo de reseña, con lo cual, al ser de 1969 siempre tendría menos prioridad seguramente que las películas de los 80, porque además no la tenía ni identificada como posible película veraniega y el título tampoco inducía a ello.

Así que al igual que el otro día con Gomia, terror en el Mar Egeo, introduje otro escenario diferente de vacaciones, o en este caso de retiro, pero que también se podría considerar como vacacional.

Con dos parámetros diferentes a las comedias típicas de los 80 que es lo que habitualmente veo en estas fechas.

- El primero, que curiosamente, el protagonista es una persona adulta, tirando ya a la tercera edad prácticamente.
- El segundo, que el destino elegido no son las típicas playas de California, o en su defecto otros lugares populares y cinematográficos, como Miami, Acapulco o algunos destinos de Europa como Ibiza, Saint Tropez o Santorini, si no la Gran Barrera de Coral de Australia.


Pero a pesar de ambientarse y rodarse en Australia, estamos ante una película británica, con productor, director y actores principales de las islas.
En ese sentido me recordó a una interesante pero urbana, película inglesa que también se rodó y ambientó en Australia, como fue Conexión en Sidney.


Digamos que es otro destino de esos que me habría encantado conocer y que se quedará en el tintero, y que solo podré conocer ligeramente a través de atlas geográficos, documentales o películas como ésta.

Un amigo mío estuvo hace muchos años por allí y a la vuelta nos enseñó unas fotos realmente fascinantes, tanto de la costa como del interior, como he podido constatar con cada película rural australiana que me ha conquistado.

Dirigida por un buen y polifacético director británico, Michael Powell, (es en lo que más destacó, pero su filmografía también es extensa en su faceta como productor, guionista y actor), ante casi su último trabajo, juntó a un gran actor, y quizás no muy valorado como James Mason (nominado para tres premios Óscar), aunque su filmografía habla por si sola, tanto en su madurez, como incluso ya en su etapa final.
Tiene un montón de películas interesantes y espero acordarme de darle más oportunidades, aunque ya he visto varias películas suyas, casi todas interesantes.

Y junto a él, de manera impactante, tanto por la diferencia de edad como por lo sorprendente que me ha parecido verla así de jóven y de espléndidad, la actriz Helen Mirren. Una actriz que siempre conocí mayor, y de la que desconocía totalmente sus inicios, y más esta película que es su primer papel protagonista, y que para ser de 1969, extraña por mostrar su cuerpo desnudo sin ningún tipo de problema.

Aunque evidentemente seguro que a ella no le agradó mucho. Cuenta la historiadora de arte Jeanette Hoorn, citando una entrevista con Helen Mirren, la incomodidad con las escenas de desnudos, en las que el resto del equipo estaba completamente vestido y en las que Cora es la única figura desnuda. Hoorn sugiere cómo estos sentimientos de incomodidad y resentimiento se trasladan a la ficción de la experiencia de Cora, que acepta posar desnuda para la artista a cambio del dinero necesario para salir de su infeliz hogar con su abuela demente, y su escape a las brillantes luces de Brisbane.

Pero imagino que este papel le ayudaría para descubrir lo hermosa que era por aquel momento y lo buena actriz que podía ser.


Curiosamente, James Mason conoció aquí a su futura esposa, Clarissa Kaye-Mason. Clarissa Kaye interpretó el papel de la exnovia de Mason en Australia. La escena que protagonizaron juntos se filmó en la cama y Clarissa, que se estaba recuperando de una neumonía, tenía una fiebre de 39,4º. Después de la filmación, Mason comenzó a comunicarse con Kaye y ambos se casaron en 1971, y así permanecieron hasta la muerte de Mason en 1984. Habría que saber si no le produjo alguna tentación Helen Mirren a pesar de ser más de 30 años más joven que él.


De todas maneras no esperéis una película profunda. De hecho la sencillez de la misma y el minimalismo se notan en la ubicación elegida, bastante austera, aunque en un entorno de gran belleza, y el limitado número de personajes, todos ellos muy bien interpretados.

De este reparto, había un joven actor australiano, ya fallecido, Harold Hopkins, del que consideraron que podría haber sido tan famoso como Mel Gibson, pero no tuvo la misma suerte, como tampoco su personaje aquí en la película.

Y como curiosidad, entre los títulos de crédito, también aparece el nombre de Frank Thring. ¿Y quien es Frank Thring? Pues un actor que con un muy breve papel se convirtió en un rostro con una fuerza tremenda, y es que su corta interpretación de Poncio Pilato en Ben-Hur me pareció de las mejores actuaciones breves que he visto, quizás por su atuendo y caracterización, por su tranquilidad o imperturbabilidad, pero el aportó su granito de arena a Ben-Hur y la película le aportó a él un rostro famoso para siempre. Eso sí, aquí no esperéis verlo, creo que se le asigna en los títulos de crédito el papel del perro del personaje de Mason, aunque curiosamente en castellano el perro no emite ninguna palabra, ni siquiera onomatopeya, creo, no como por ejemplo en 2024-Apocalipsis nuclear (1975), en la que el perro se pasa toda la película hablando con Don Johnson.


Para mi una grata sorpresa y una joya escondida en este destino idílico.











Valoración:                              8/10













12 junio 2024

Lunes tormentoso (1988)

 






De vez en cuando me gusta ver una película cuyo título coincida con algún acontecimiento actual, la fecha del año, o algún evento que se vea reflejado de manera meramente anecdótica en el título de la película, así que aproveche un excepcional lunes lluvioso y algo tormentoso, nada habitual desde hace tiempo en este mes de junio y me dispuse a ver este Lunes Tormentoso.

No pasará a engrosar la lista de joyas escondidas ni las mejores películas que he visto, pero si que tiene bastantes matices.

Dirigida por el británico Mike Figgis (en su primer largometraje), cuyo título más importante es Leaving Las Vegas (1995), también había visto suya no hace mucho Pasiones Prohibidas (1991), y juntándola con ésta se ven claras coincidencias y un sello propio del director que te ayudaría a identificarlas como a dos hermanos parecidos sin que supieras que lo son.


Para el reparto contó con cuatro actores protagonistas, dos británicos y dos estadounidenses (parece ser que había huelga de actores en América en aquellos momentos y le ayudó a conseguir dos grandes actores americanos para el reparto), y además los personajes que interpretan son identificados cada uno de su lugar de origen.

No sabría decir en que orden salarial se movieron ambos cuatro, ni quien podría calificarse como más  protagonista de la película, pero quizás si que tienen más cuota de pantalla y sus personajes despiertan más interés, tanto Sean Bean como Melanie Griffith, principalmente él.

Él todavía era un actor poco conocido fuera de las Islas Británicas, mientras que ella ya llevaba unas cuantas películas a sus espaldas. Resulta curioso como el personaje de Melanie Griffith le confiesa al de Sean Bean, que es originaria de Minnesota, concretamente de una localidad llamada New Ulm, que es justamente el sitio en el que nació su madre, Tippi Hedren. 

Junto a ellos dos, un prototipo de tipo duro por antonomasia, como es Tommy Lee Jones, además acompañado por su voz de doblaje habitual (la misma de El Fugitivo o Alerta Máxima), que hacen un binomio mágico, y remarcando para mi la importancia del doblaje y la necesidad también de asociar a un buen actor con una voz habitual, y no cambiarle su actor de doblaje con frecuencia.

Y completando el cuarteto el cantante Sting, otro de los que decidió probar suerte en la actuación como repasaba recientemente a raíz de una película con Jennifer Lopez, sin tampoco hacer demasiadas intervenciones.

Tommy Lee Jones tiene un premio Óscar y Melanie Griffith y Sting fueron candidatos al premio.

Me resultó sorprendente el aire que se me dieron en esta película Sean Bean a Patrick Swayze y el propio Sting a David Beckham.

El director Mike Figgis decidió situar esta película actualizada de Cine Negro en la septentrional ciudad británica de Newcastle, lugar de nacimiento precisamente de Sting, la cual nunca había visto en una película y de la que casi no tenía una imagen mental, proporcionando un escenario diferente e interesante, aunque no deje de ser una ciudad gris británica con sus zonas industriales y su escaso atractivo.

Como digo una película donde la mafia y la corrupción se mezclan pero con una perspectiva un tanto diferente, ni el crimen tiene un protagonismo continuo, ni tampoco se vuelve descafeinada con motivos humorísticos innecesarios.
En cambio va dejando que otras historias fluyan alrededor de la trama, un tanto débil, extraña y poco interesante eso sí, y además de una historia de amor casi a primera vista, se van mezclando retazos de cultura británica, americana y polaca con el sonido del jazz de fondo (aunque no suene excesivamente bien ...).


Podríamos decir que la atmósfera por si sola le da una buena valoración a esta película.











Valoración:                                  6/10













18 mayo 2024

La cita (1982)

 





Esta película podría ser la elegida perfectamente para reflejar el título de mi blog. Y es que estamos ante una película totalmente desconocida, dirigida por una mujer (cosa menos habitual), además siendo su único largometraje, pocos actores y para mi desconocidos y hasta pocos diálogos.

No sé en que fuentes habrá bebido la directora pero además de elementos comunes con otras películas de terror, como un atajo (palabra que implica peligro casi de por si sola), oscuridad, pesadillas o perros peligrosos, está el típico niño muy inquietante con comportamiento errático y un trayecto en coche que presagia lo peor.

En ese sentido encontré ciertos puntos parecidos con El Resplandor y con El Diablo Sobre Ruedas.


Originalmente concebida como un thriller hecho para televisión, esto cambió en los primeros días de la preproducción, cuando el presupuesto aumentó después de que un inversor se uniera e inyectara una cantidad considerable de dinero en la producción. La película estaba destinada entonces a estrenarse en cines en 1981, pero tuvo dificultades para encontrar un distribuidor. Terminó siendo lanzada en video casero por un sello menor y también tuvo un par de transmisiones televisivas en el Reino Unido en la década de 1980. 

Después de eso, la película cayó en el olvido y la copia desapareció. Cuando el BFI quiso lanzarla en DVD más de treinta años después, no pudieron encontrar el negativo ni ninguna copia de la película, siendo la única versión conocida una copia VHS antigua y gastada rescatada de una tienda benéfica algunos años antes. Sin embargo, a través de una serie de adquisiciones, Sony Pictures descubrió en sus archivos en 2021 una copia de video con calidad de transmisión mucho mejor que la de ese VHS rescatado y esta es la versión que el BFI puso a disposición en DVD el año siguiente.

Filmada en 1980, esta película estuvo en las estanterías durante más de un año mientras los productores intentaban, sin éxito, encontrar un distribuidor para un estreno cinematográfico generalizado. En lugar de eso, terminó dedicándose directamente al alquiler de vídeos en 1982.


La Cita es una película de terror sin sangre, pero es aterradora en un sentido psicológico. Sin embargo, hay que leer entre líneas para entenderla completamente. Aquí están sucediendo más cosas de las que piensas.
Muy extraña e inquietante es la mejor manera que se me ocurre para explicar esta película de terror británica, siguiendo dos patrones básicos del cine de terror de este país, el silencio y la ausencia de sangre.

Uno de los elementos más fuertes de la historia y de la película es la poca conversación que hay.
Durante la mayor parte de la película, nadie habla y el relato se va componiendo de planos interconectados que van explicando ligeramente la película.

El inconveniente es que prácticamente no hay desarrollo de la trama. No soy del tipo que necesita que todo se explique en una película, pero ayuda saber un poco por qué suceden las cosas.

Durante gran parte de la película, da la sensación que la aterradora escena inicial no tiene nada que ver con el resto de la misma, no obstante a pesar de que a veces parece que la película no tiene mucho sentido (parecería 24 horas tormentosas en una familia), crea una atmósfera inquietante, de pesadilla y de ensueño en todo momento donde el horror de la situación se deriva más de lo que se implica que de lo que se ve.


La inclusión de sueños en las películas suele ser fascinante y rica en simbolismo y, a veces, los sueños pueden ser presagios o advertencias a las que el soñador debe prestar atención, pero rara vez lo hace.

La historia es bastante básica y te deja sacar tus propias conclusiones  e interpretaciones sobre el clímax y cómo llegamos allí.

El último detalle que me gustaría destacar y que para mi ha supuesto un plus adicional en la valoración de la película, es el protagonismo de ese modelo de coche. Un Ford Granada, entiendo que con clara inspiración española, que junto con el Ford Taunus fueron dos modelos no muy vendidos, pero medio de lujo en aquellos años, por la división europea de la marca americana Ford, y que siempre me gustaron, tanto por su línea, como por su escasez.











Valoración:                                6/10













21 abril 2024

Riff Raff (1991)

 







Ken Loach es uno de los claros ejemplos del cine de autor o cine independiente, no cine divertido ni comercial, ese que raramente se estrena en los cines generales o se proyecta luego en televisión, habitualmente con bajo presupuesto, actores pocos conocidos, pero que suele tener un buen número de fieles incondicionales que van a ver sus películas y que reciben siempre muy buenas críticas y valoraciones de las mismas.

A mi, personalmente, no es que me suelan apasionar este tipo de directores o películas, pero tenía que darle una oportunidad a una para poder valorar.

Siempre buscamos algo excepcional o interesante en una película para verla, o esperamos que nos sorprenda con cosas extraordinarias, pero fíjate tú lo que una historia cotidiana, que podría ser familiar para muchos puede resultar igual de interesante y además bastante real y creíble.

No es necesario ningún superhéroe o personaje extraordinario, ni que los actores sean todos modelos de belleza, con ojos azules y su pelo intacto y bien peinado, existe otro cine en el que tienen cabida otro tipo de circunstancias, personajes e historias, que no tienen porque desmerecer en nada a los estereotipos habituales de la mayoría de largometrajes.


Y es que, el que los actores con gran caché ecónomico y reconocimiento, que actúan en las grandes películas, sean habitualmente gente muy atractiva mayoriariamente, no significa que sean los mejores actores o que sean grandes actores. Entran en juego otros factores, principalmente un gran número de seguidores incondicionales, un marketing muy efectivo, o una superproducción muy costosa, que evidentemente implica una película atractiva.

Pero en películas como la de hoy, con la historia reducida básicamente a un único escenario, sin ningún tipo de lujo ni de actores conocidos, más allá del ámbito local, lo que te encuentras es únicamente es actuación, y evidentemente buena en la mayoría de sus protagonistas.


Estamos ante una crítica muy bien hecha hacia el sector de la construcción en el Londres de esa época, denunciando las paupérrimas condiciones laborales de los trabajadores, así como el carácter tiránico y avaricioso de los empresarios.

Y todo ello queda todavía mejor reflejado mirando ese sector hoy en día. Como las condiciones no han variado sustancialmente, más allá de que los trabajadores autóctonos han ido desapareciendo del sector, que ha quedado prácticamente monopolizado por inmigrantes, que no ven tan mal las condiciones de seguridad y mucho menos las económicas con respecto a de donde vienen.

Aunque principalmente califican a este película como comedia, hay una o dos escenas cómicas de verdad, poco más, aunque la película tampoco tenga un tono especialmente serio hasta el final, para mí está lejos de serlo. Más bien es un relato amargo y con cierto tono de rabia contra la difícil situación de la clase trabajadora en el Reino Unido en aquel momento. 

Loach trata de realizar una comedia ácida, sin mucho de dónde agarrarse, pues el ambiente general hace que sobrevivir sea lo prioritario cada día. Sin embargo, hay lugar para una camaradería y unión entre los trabajadores muy especial, para la solidaridad, para momentos de ocio básicos pero distendidos, y hasta para un poco de amor… aunque también en éste penetre la angustia de vivir.

Una crítica no solo contra los dirigentes y contra los empresarios, si no también contra la decadencia de la sociedad general de su país, cosa común en toda Europa, sin importarle que sus películas las protagonicen personajes poco atractivos para el espectador medio de una sala de cine.


Digamos que Riff-Raff podría referirse como a "gentuza", y podría caber la pregunta de si esa "gentuza" son los que denuncia el director, o si por el contrario como otros podrían pensar son los propios trabajadores.

Un fragmento realista y conmovedor de la vida cotidiana.











Valoración:                                6/10














17 diciembre 2023

Pasiones en Kenia (1987)

 







Hacía un tiempo que no me daba un paseo cinematográfico por África, y como vi que todavía tenía reservas, y aprovechando el fallecimiento de un actor que trabajaba en esta película, me pareció un momento inmejorable para verla.

Una película con un gran reparto, y donde supuestamente el actor recientemente fallecido, Joss Ackland, parecería el quinto o el sexto en discordia, resultó ser el protagonista, en una de las primeras veces que le veo en pantalla, o por lo menos que me percato de ello, y posiblemente en el mejor papel de su carrera.


Y es que en el reparto, casi exclusivamente británico, podríamos considerar, apriorísticamente, unos cuantos actores más importantes que Ackland.

Empezando por un gran actor en mi opinión como Trevor Howard, ya en la recta final de su carrera y de su vida, fallecería tan solo un año después, y ni aún así fue su último papel. En su época final me recuerda por momentos al gran Spencer Tracy, y casi todo lo que he visto suyo de un tiempo a esta parte me ha resultado interesante. Parece ser que los productores querían despedirle de la película por problemas alcohólicos, pero su presencia, a pesar de su papel secundario siempre aporta.

Greta Scacchi, una actriz australiana de origen italiano, bastante poco valorada, o muy valorada depende como se mire, eso sí, por su físico o más concretamente por sus pechos, que no tiene reparos en mostrarlos. Le guardo un gran paralelismo con Eric Roberts en el lado masculino, y más desde que los vi juntos en Coca-Cola Kid, dos actores que a mi me gustan y que no merecen unas críticas habitualmente tan pobres.
No hay ningún solo personaje protagonista masculino en la película que no beba los vientos por el personaje de Scacchi, y es que difícilmente se la pueda encontrar en otra película tan deslumbrante como en ésta, y sorprende que no fuera una estrella de la época, ya que en cierto modo me da un cierto parecido con Sharon Stone.

A John Hurt le había visto este año cuando revisioné un clásico de mi infancia, Fuga de Noche. Un actor muy sobrio y serio habitualmente, aunque interpreta un papel introvertido y lacónico, hasta que en la parte final esboza alguna palabra más.

Además, un Charles Dance, que se me asemeja en actuación con otro británico como Michael Caine, aunque quizá un mínimo escalón por debajo de los anteriores.

Y otros dos actores que parecían a priori más importantes también, aunque en este caso tienen papeles bastante reducidos, son un casi debutante y jovencísimo Hugh Grant y una Geraldine Chaplin, que tan pronto aparece en una película americana, como francesa, como inglesa o como española.


A todos ellos los dirigió Michael Radford, no excesivamente conocido y prolífico, pero con algunas buenas películas en su haber, como 1984 (en ésta también trabajó John Hurt), El cartero y Pablo Neruda o El mercader de Venecia (aunque he de reconocer que con esta me quedé dormido en el cine, cuando todavía iba).

Una película basada en una novela de James Fox (no confundir con el actor de mismo nombre), que a su vez estaba basada en hechos reales. El escritor y un compañero empezaron a investigar sobre los hechos en 1969, desplazándose incluso hasta Kenia para informarse mejor, y la novela vio la luz finalmente en 1982.


Dentro de los patrones habituales que suelen deparar las películas africanas, que como ya he dicho alguna vez suelen ser

- Películas de aventuras o safari
- Películas sobre tribus o zonas geográficas de África
- Películas sobre europeos que van a África a hacer negocios


En este caso me quedé un poco descolocado, y aunque la podríamos englobar en el tercer grupo, digamos más bien que es un grupo importante de la burguesía o aristocracia adinerada de un país europeo (en este caso Gran Bretaña), establecido en África sin que aparentemente casi ninguno de ellos desempeñen trabajos que justifiquen su alto nivel de vida. Así que no está mal aportar un nuevo guión de película un tanto diferente a los habituales sobre territorio africano.

Pero bueno la película es mucho más, hay muchos matices a valorar. Es en parte un asesinato misterioso, en parte un estudio sociológico y en parte una historia anterior a la Segunda Guerra Mundial. Colonialismo de África Oriental, en parte romance, en parte relaciones que se acercan a las orgías ... pocas veces la podredumbre social ha sido fotografiada más bellamente que aquí.

Una buena película británica no tiene mucho que envidiarle a una americana.










Valoración:                               7/10












19 septiembre 2023

El valle de las mil colinas (1958)

 






De siempre, las sobremesas me han sugerido más el visionado de una película del oeste o una de aventuras como en este caso.

Y dentro de las aventuras, habitualmente suelen abundar y gustarme las ambientadas en África, Asia, o algún lugar interesante paisajísticamente.
En este caso por el título no sabía que estaba ante otra visita al continente africano.

Se puede decir que las películas africanas pueden tener bastantes cosas en común y parecerse algunas entre si, pero cada una es una aventura.
Habitualmente suelen girar en torno a personas occidentales afincadas en el continente por motivos humanitarios o laborales, u otros que acuden como exploradores o buscadores de tesoros.
En este caso el modelo es el primero, con otros elementos muy comunes, como las tribus o los animales salvajes.

Podríamos decir que el director Ken Annakin, es un especialista en el género de aventuras (a veces aventuras de capa y espada), o películas que contienen parte de aventuras, mezcladas con un poco de acción o entremezclándose con el género bélico.

Me gustan bastante sus películas El valle de los maoríes y especialmente Escalada hacia la muerte, una de las no muchas pero siempre atrayentes para mi, películas de montañas.

Annakin no tenía mucho interés en este proyecto, ya que su mente estaba en otro que tenía en cartera, pero para mi el resultado fue notable.
No obstante se encontró con bastantes problemas durante el rodaje.


El equipo sufrió varios problemas de salud. La supervisora ​​de guión Gladys Goldsmith sufrió una picadura de insecto, lo que provocó que su pierna se hinchara hasta un tamaño alarmante. Su sustituto improvisado, el secretario de producción, fue mordido por una araña y también fue internado en la enfermería; al igual que el fotógrafo. Durante la Navidad de 1957, el director de producción Jack Martin fue hospitalizado tras sufrir un infarto. Los electricistas, en particular, sufrían dolores en el pecho, reumatismo, picaduras de araña blanca y calor. También uno de los dos guepardos de la unidad, con el que Belinda Lee había posado para fotografías publicitarias, atacó salvajemente a su entrenador. De las 44 personas de la unidad, sólo el director Ken Annakin y otra persona no se vieron afectados por períodos de enfermedad.

La acción en pantalla fue eclipsada por los acontecimientos que sucedían detrás de la cámara. Belinda Lee intentó suicidarse, Patrick McGoohan sufrió una conmoción cerebral después de chocar su auto y la producción fue interrumpida constantemente por el equipo. 
Hubo un día, en el que solo Annakin y una serpiente estaban disponibles para trabajar. El mayor obstáculo vino de los electricistas que supuestamente dirigieron el rodaje, saboteando las acometidas del director de fotografía con filtros de luz incorrectos y obligándolo a ser reemplazado. 


Dentro de las no pocas películas rodadas en África que he visto últimamente, me guarda cierto paralelismo con La gran apuesta, pero no por el argumento en sí, si no por el descubrimiento de una actriz que hasta ese momento desconocía. En aquel momento Juliette Greco y ésta vez fue Belinda Lee, pero desgraciadamente, cuando fui a revisar su filmografía me encontré que falleció en 1961, con tan solo 25 años, por culpa de un accidente de circulación.

Esa tristeza no empaña la alegría de descubrir la que creo hubiera sido una gran actriz y que me hizo pasar un bonito rato junto a Patrick McGoohan, que está prácticamente igual que 20 años después en su papel de alcaide en La fuga de Alcatraz (que es la única referencia que me venía a la cabeza de él en ese momento), y de Michael Craig, éste todavía vivo (1929), que fue el afortunado que conquistó a Belinda Lee en la ficción.

La película se rodó principalmente en Sudáfrica, en las inmediaciones del Parque Nacional Kruger, constatando la gran variedad de posibles sitios para rodar una interesante película en el continente africano. 









Valoración:                                    8/10











26 agosto 2023

Veneno (1981)

 




El título y la presencia del siempre inquietante Klaus Kinski, me parecieron una buena mezcla como reclamo para llamar mi atención y ver esta película.

Después se sumó un ya veterano Sterling Hayden, en su última película, un actor de segunda fila que alcanzó quizás su papel más importante en Johnny Guitar, y algún interesante actor inglés, en una película claramente británica, especialmente Oliver Reed con una voz de doblaje magnífica (creo recordar que era la habitual de Arnold Schwarzenegger).

Una película inglesa como digo (aunque donde primero se estrenó sorprendentemente fue en Japón, para a continuación hacerlo en el Reino Unido y luego en los Estados Unidos), pero de la que inicialmente llevaba las riendas el director americano Tobe Hooper, uno de los actores más icónicos y renombrados del cine de terror, especialmente por su saga de La matanza de Texas.
De hecho los primeros carteles para anunciar la película se hicieron antes de que abandonara el rodaje y todavía llevan su nombre.


Resulta curioso que Kinski eligió esta película en vez de un papel en la primera película de Indiana Jones, En busca del arca perdida, por motivos puramente económicos (aunque curiosamente otra película con bastante protagonismo de las serpientes). La repercusión de ambas con el paso de los años no es comparable.

Kinski que es uno de los mejores actores alemanes que ha existido, no sé si el de más renombre, pero si de los mejores. Podíamos destacar también procedente del germano a Curd Jürgens, Horst Bucholz o Anton Diffring.

El nuevo director que reemplazó a Tobe Hooper dijo que había mal ambiente durante el rodaje, especialmente entre Klaus Kinski (que parecía un tipo bastante complicado, al parecer abandonó varias veces el set y sin motivo aparente) y Oliver Reed, lo que le llevó al director a decir hiperbólicamente que la serpiente era el personaje más amable del set de rodaje, y también llegó a decir que el rodaje era un nido de víboras, por las continuas tensiones entre los actores.

Aquí una lista sobre películas de serpientes



El elenco, a parte de ser bastante bueno, reúne a tres actores que interpretaron personaje icónicos en películas de terror

- Oliver Reed en La maldición del hombre lobo (1961)
- Klaus Kinski en Nosferatu, vampiro de la noche (1979)
- Nicol Williamson en El exorcista III (1990)


Así que el cóctel para conseguir al menos una película inquietante o intrigante estaba bastante bien equilibrado.

Pero realmente no se trata de una película de terror o de criaturas, si no más bien un thriller criminal, con grandes interpretaciones y prácticamente una única localización, cosa que no me suele apasionar, pero que resulta meramente anecdótica cuando te encuentras con un guión interesante o unas actuaciaones dignas.










Valoración:                                 7/10














08 mayo 2023

El vagabundo de las islas (1954)

 




Parece mentira que en una película de 1954 todavía quede un personaje protagonista vivo. Y es que Glynis Johns está a punto de cumplir 100 años (n. 1923). No es una actriz excesivamente conocida, salvo por su papel en Mary Poppins, una película que pocas personas no habrán visto.
Lo chocante es que el coprotagonista masculino de la película (aunque era más mayor que ella), murió apenas dos años después del rodaje. Y es que parece ser que Robert Newton tenía problemas serios con el alcohol, como su personaje en la película.

Pero más allá de estas curiosidades, lo que más me sorprendió diría yo, fue que el director resultó ser la directora, pudiendo ser quizás de las directoras pioneras. Británica, nacida en 1905, apenas tiene una quincena de títulos en su apartado de directora, sin ser muy conocidos, pero uno no asociaría una película así, o de 1954 a una directora.

De hecho a la película llegué por medio de Donald Pleasence, en el que curiosamente era su primer largometraje. Porque me extrañaba que siendo el más conocido y con mejor carrera tuviera un papel más secundario. El actor dijo años después que la razón por la que lo eligieron para el papel de Tromp fue porque los productores lo habían visto en dos obras diferentes interpretando dos papeles diferentes y pensaron que si podía hacer eso, podría hacerlo.

A pesar de ser su primera interpretación, su personaje es totalmente reconocible y es un estereotipo habitual suyo. Tímido, discreto, despistado, a veces incluso parece hasta con un poco de retraso mental, cosa que parece hasta más difícil de hacer.

Da la casualidad que tanto Donald Pleasence como Glynis Johns nacieron un 5 de octubre, y además es una fecha en la que yo también conozco a varias personas que nacieron, en especial Don Alfredo.


Durante esta década eran habituales las películas ambientadas en una isla y/o con la palabra isla en el título de la misma.
A veces como meras aventuras, marítimas, de exploración o de tribus, o añadiendo algunos toques de comedia a la misma.
Pero basadas principalmente en buenos diálogos y buenas interpretaciones, casi por encima de una buena fotografía.
No es una película deslumbrante, pero hay un buen giro en la parte final de la película, con la irrupción de una pandemia, que tan de moda lleva en nuestras vidas en los últimos años.

La historia se sitúa en el Oceáno Índico, siendo Sri Lanka una de las localizaciones de rodaje, pero le dan a las islas un nombre real de unas islas del Atlántico Sur, situadas en la latitud de la Tierra del Fuego.


Una película de colonialismo amable y misioneros entregados, que desemboca en que la totalidad de los personajes acaban siendo buenos, honrados y respetables.










Valoración:                                  6/10