21 abril 2024

Riff Raff (1991)

 







Ken Loach es uno de los claros ejemplos del cine de autor o cine independiente, no cine divertido ni comercial, ese que raramente se estrena en los cines generales o se proyecta luego en televisión, habitualmente con bajo presupuesto, actores pocos conocidos, pero que suele tener un buen número de fieles incondicionales que van a ver sus películas y que reciben siempre muy buenas críticas y valoraciones de las mismas.

A mi, personalmente, no es que me suelan apasionar este tipo de directores o películas, pero tenía que darle una oportunidad a una para poder valorar.

Siempre buscamos algo excepcional o interesante en una película para verla, o esperamos que nos sorprenda con cosas extraordinarias, pero fíjate tú lo que una historia cotidiana, que podría ser familiar para muchos puede resultar igual de interesante y además bastante real y creíble.

No es necesario ningún superhéroe o personaje extraordinario, ni que los actores sean todos modelos de belleza, con ojos azules y su pelo intacto y bien peinado, existe otro cine en el que tienen cabida otro tipo de circunstancias, personajes e historias, que no tienen porque desmerecer en nada a los estereotipos habituales de la mayoría de largometrajes.


Y es que, el que los actores con gran caché ecónomico y reconocimiento, que actúan en las grandes películas, sean habitualmente gente muy atractiva mayoriariamente, no significa que sean los mejores actores o que sean grandes actores. Entran en juego otros factores, principalmente un gran número de seguidores incondicionales, un marketing muy efectivo, o una superproducción muy costosa, que evidentemente implica una película atractiva.

Pero en películas como la de hoy, con la historia reducida básicamente a un único escenario, sin ningún tipo de lujo ni de actores conocidos, más allá del ámbito local, lo que te encuentras es únicamente es actuación, y evidentemente buena en la mayoría de sus protagonistas.


Estamos ante una crítica muy bien hecha hacia el sector de la construcción en el Londres de esa época, denunciando las paupérrimas condiciones laborales de los trabajadores, así como el carácter tiránico y avaricioso de los empresarios.

Y todo ello queda todavía mejor reflejado mirando ese sector hoy en día. Como las condiciones no han variado sustancialmente, más allá de que los trabajadores autóctonos han ido desapareciendo del sector, que ha quedado prácticamente monopolizado por inmigrantes, que no ven tan mal las condiciones de seguridad y mucho menos las económicas con respecto a de donde vienen.

Aunque principalmente califican a este película como comedia, hay una o dos escenas cómicas de verdad, poco más, aunque la película tampoco tenga un tono especialmente serio hasta el final, para mí está lejos de serlo. Más bien es un relato amargo y con cierto tono de rabia contra la difícil situación de la clase trabajadora en el Reino Unido en aquel momento. 

Loach trata de realizar una comedia ácida, sin mucho de dónde agarrarse, pues el ambiente general hace que sobrevivir sea lo prioritario cada día. Sin embargo, hay lugar para una camaradería y unión entre los trabajadores muy especial, para la solidaridad, para momentos de ocio básicos pero distendidos, y hasta para un poco de amor… aunque también en éste penetre la angustia de vivir.

Una crítica no solo contra los dirigentes y contra los empresarios, si no también contra la decadencia de la sociedad general de su país, cosa común en toda Europa, sin importarle que sus películas las protagonicen personajes poco atractivos para el espectador medio de una sala de cine.


Digamos que Riff-Raff podría referirse como a "gentuza", y podría caber la pregunta de si esa "gentuza" son los que denuncia el director, o si por el contrario como otros podrían pensar son los propios trabajadores.

Un fragmento realista y conmovedor de la vida cotidiana.











Valoración:                                6/10














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