Seguramente la gran mayoría, quitando los muy fans de él, no conozcan mucho de Christopher Reeve fuera de su atuendo de Supermán, tanto a nivel de su vida personal, como a nivel cinematográfico, con otras películas que no formen parte de los cuatro capítulos de la Saga.
Y es que podríamos decir que es uno de esos actores que saltó del anonimato al estrellato con tan solo una película.
Hacía poco que se había graduado, después de estudiar interpretación junto a su gran amigo Robin Williams. También tuvo gran amistad con el resto del elenco de Supermán, el director Richard Donner, y los actores, Gene Hackman y Margot Kidder, así como con la actriz Jane Seymour con la que coincidió en otro rodaje.
Reeve era un fantástico atleta, con 1,93 metros de altura, especialmente nadador, aunque también era piloto y practicaba hockey y equitación.
Se enteró de que se iba a realizar una película acerca del héroe de cómic y se presentó al casting (él tenía el pelo rubio y se lo tiñó y además se puso unas lentillas para cambiar el color azul de sus ojos y así parecerse lo máximo posible al personaje protagonista de Supermán), y allí tuvo la enorme fortuna de que su director, Richard Donner, quería un actor desconocido en la gran pantalla y parecido al personaje físicamente, y obtuvo el personaje inmediatamente.
Después del papel de Supermán, y teniendo en cuenta que era de la generación de principios de los años 50, no encajaba muy bien en el prototipo de película estándar que se empezaba a hacer en los años 80.
Así que además de no tener ningún éxito rotundo más además del de Supermán, no hizo muchas películas en los años 80, siendo bastantes de ellas películas para televisión, que habitualmente tienen menor presupuesto y menor difusión.
Ya después en la década de los 90 sufrió su trágico accidente de equitación que le dejó al borde de la muerte, y que la mantuvo parapléjico hasta el final de sus días, siendo ésta una de sus últimas películas.
Del resto del reparto destaco la presencia de J.T. Walsh, un actor bastante infravalorado a mi juicio (aunque realmente su primera película la hizo pasados los 40 años y por tanto su trayectoria fue relativamente corta), con una trayectoria relativamente paralela a Reeve (ambos fallecieron con poco más de 50 años y sin mucha diferencia), habitualmente encasillado en papeles de villano que suele interpretar con gran aplomo, destacando especialmente, para mi gusto, su papel en Breakdown junto a Kurt Russell, con el que coincidió hasta en cuatro películas.
Una película de ámbito rural, ambientada en la época previa a la Segunda Guerra Mundial, que me recordó bastante a El Mendigo, que vi hace relativamente poco, con Sissy Spacek y Eric Roberts.
Nos muestra comportamientos y actitudes habituales en zonas alejadas de las grandes ciudades, como las costumbres de la gente, la rudeza y falta de educación y el recelo hacia los forasteros, todo ello muy bien desarrollado.
Además estamos ante una historia romántica, sin que apenas haya unos besos poco explícitos en pantalla, y mucho menos ninguna escena ni lenguaje subidos de tono.
Simplemente es una película sencilla, no esperéis giros de guión porque no los tiene, que trata de demostrar que el amor se puede construir desde la confianza y en las circunstancias más extrañas posibles, y en los valores y la falta de superficialidad que se forjan en circunstancias duras, complicadas y de necesidad.
Por último quería resaltar una vez más lo mucho que hace un buen doblaje. Lo único que pude conseguir de esta película, soprendentemente desconida, fue un doblaje latino y la verdad que desluce en buena medida la película.
Valoración: 6/10
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