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22 enero 2025

La india en llamas (1959)

 





Proseguí con mi viaje por Asia, haciendo mi siguiente parada en La India, ese país que se ve fascinante desde fuera pero que igual sobre el terreno no lo es tanto.

Dentro de Asia, La India sea posiblemente junto con Japón, el país donde más películas se han ambientado. Las de La India principalmente con dos hilos argumentales, aventuras variadas o películas coloniales británicas.

Y que mejor que recorrer La India en tren, lo cual me retrotrae a dos eventos que también lo hacen. Los documentales, de los que tanto me gusta disfrutar y degustar, y que en alguna ocasión he visto alguno cruzando La India en tren, y mi admirada serie de dibujos animados de la infancia, La Vuelta al Mundo de Willy Fog, donde sus personajes también recorrían el país asiático en tren, dentro también de la época colonial británica.

Pero para hacer el recorrido en tren que nos propone la película no hace falta viajar hasta La India, ya que, como en la anterior película, el director J. Lee Thompson también eligió España para el rodaje de esta película.

Y es algo que me ha sorprendido, porque si que estoy familiarizado con que muchos Spaghetti Westerns se vinieran a rodar a Almería y alguna que otra superproducción también lo hiciera en la Sierra del Guadarrama, pero desconocía estas dos películas, que además están ambientadas en Asia, cuando realmente España y Asia no tienen mucho parecido orográfico.


Así que los habitantes de la comarca de Guadix pudieron disfrutar del rodaje de esta película e incluso participar como extras en la misma. 

La famosa secuencia del viaducto de la película se rodó en el Puente Anchurón, situado en Fonelas, Granada.
El antiguo ferrocarril que se ve en la película está abandonado y ya no se utiliza. Originalmente, el ferrocarril atravesaba la parte norte de Sierra Nevada, la cadena montañosa de la región de las provincias españolas de Granada y Almería.

Pero es un ferrocarril famoso en el cine, ya que se ha utilizado en algunas películas más como Sol rojo (1971), La leyenda de un valiente (1967) y Siete pistolas para los Mac Gregor (1966).

John Lee Thompson es un clásico del cine de aventuras, un director británico, que más allá del maestro Alfred Hitchcock, se instaló entre la élite de los directores de este género. Era un director extremadamente competente y confiable, reconocido y respetado por los productores por terminar sus películas a tiempo y dentro del presupuesto asignado.

Siempre lo asocio a películas en las que los protagonistas son Gregory Peck o Charles Bronson.

En total dirigió a Charles Bronson hasta en 9 películas y a Gregory Peck en 4, aunque quizás éstas más notables. Además también dirigió con asiduidad a Anthony Quayle, 5 veces, Herbert Lom, 5, Anthony Quinn, 3 y David Niven, 3.

Gregory Peck dijo una vez que sólo había cuatro directores en quienes podía confiar para que le dijeran si estaba fingiendo o no su actuación: Alfred Hitchcock, George Cukor, William Wyler y Thompson, lo que era darle el estatus más alto junto a tres grandes maestros del cine.

Fue el director elegido por Charles Bronson para algunas de sus películas. A Bronson le gustaba su método de filmación rápido y sin florituras.

El Oro de McKenna (1969) y Los Cañones de Navarone (1961) son dos de mis películas favoritas.


De esos actores habituales, el único que trabaja en esta película es el checo Herbert Lom. Supongo que el actor más importante de este país, sumido en el comunismo cuando la industria cinematográfica despegaba, y que una vez se estableció principalmente en Hollywood, desde un país como Checoslovaquia o posteriormente la República Checa o Eslovaquia, era difícil trascender del cine nacional y llegar a la meca del cine.

Lom está aquí fantástico, como en alguna otra película que le he visto, complementando un tanto anónimo reparto (y más para lo que suelen ser las películas de Thompson), encabezado por Lauren Bacall, que aunque sea un nombre importante en el mundo del cine, lo es más por ser la mujer de Humprey Bogart. 

Bogart le sacaba 25 años, y además murió relativamente joven, con lo que Bacall quedó viuda a la edad de 32 años (se dice que poco después anunció su compromiso con Frank Sinatra, pero finalmente no se rubricó. Posteriormente se casó con Jason Robards). 

Bogart había fallecido recientemente durante esta película y digamos que marca la última película de Bacall de su época de esplendor, ya que después de ella se casó y tuvo a su tercer hijo y su carrera adquirió un carácter mucho más discontinuo, sin grandes películas ni papeles e intercalando trabajo en cine con trabajo en televisión.

Si soléis consultar la web IMDb, fijaros que tiene el segundo ID de nombre más bajo (https://www.imdb.com/name/nm0000002/bio/?ref_=nm_ov_bio_sm), justo después de Fred Astaire y justo antes de Brigitte Bardot.


DVD Talk dijo de esta película que "... tiene mucho en común con La diligencia (1939) de John Ford en el sentido de que es esencialmente una historia de una mezcla heterogénea de anglosajones confinados en un vagón de tren, corriendo a través de una llanura india tratando de evadir a salvajes sedientos de sangre. Puede ser una reelaboración descarada de La diligencia (1939), ya que la historia original fue coescrita por el hijo de John Ford (I), Patrick Ford, y el esposo de Maureen O'Hara, Will Price . El guión final fue adaptado de un guión del guionista Frank S. Nugent, el escritor de 11 películas de Ford".

Una película bastante subestimada e ignorada, con muy buenos argumentos para sentarse a verla, a pesar de sus más de dos horas (aunque hay una versión más corta, de hecho la que yo vi tuvo muchos momentos sin doblaje), como la notable dirección, el argumento singular o la pintoresca fotografía, más allá de la actuación de todos los pasajeros del tren es notable, a pesar del semi anonimato de algunos de los actores.

¡Pasajeros al tren!










Valoración:                          7/10












15 enero 2025

La guerra de Troya (1961)

 




Si ya es difícil conseguir que la gente vea películas antiguas, que decir ya de libros antiguos, pero yo creo que sería una buena inversión dedicarle tiempo a lecturas clásicas, como La Ilíada y La Odisea de Homero, o La Eneida de Virgilio, donde se pueden leer los famosos acontecimientos de la Guerra de Troya, no sé hasta que punto realidad o mito.

El caso es que viendo una serie documental (los documentales, sobre todo de geografía, cada vez me gustan más), situó al protagonista en la ciudad actual más próxima a la antigua Troya, en la costa occidental de Turquía.

Y además ojeando el contenido del disco duro que tenía conectado en ese momento, el más antiguo de todos los que tengo, pude comprobar que estaba lleno de películas clásicas o antiguas, y entre ellas, además de la más famosa Helena de Troya, me encontré con ésta.


Es posible que la gente relativamente joven conozca la versión de 2004, Troya, que reunió un buen elenco de actores famosos y jóvenes en ese momento, como Brad Pitt, Eric Bana, Orlando Bloom o Sean Bean, otros ya más mayores o con cierta inquietud por el cine más allá de los estrenos de cartelera puede que conozcan también Helena de Troya (1955), de Robert Wise, con Stanley Baker, una jovencísima Brigitte Bardot y Rossana Podestà en el papel de Helena, y supongo que ya muy pocos conocerán esta tercera versión con Steve Reeves como único actor importante del reparto.

Esta trilogía que comento sobre la guerra de la guerra de Troya, me recuerda también a otra con cierto parecido en cuanto al conocimiento de las mismas. Me refiero a la del famoso accidente de avión del equipo de rugby uruguayo en la cordillera de Los Andes, de la que seguro la inmensa mayoría conocerán la versión que recientemente se hizo en España, La Sociedad de la Nieve (2023), algunos o quizás bastantes porque es más moderna, conozcan también la película ¡Viven! (1993), con Ethan Hawk al frente del reparto, y muy pocos, ni siquiera yo, se hayan parado a ver la pionera sobre esta historia Supervivientes de los Andes (1976), de René Cardona.

Lo cual me lleva al origen de mi blog y a como me decidí por darle una oportunidad a películas que no se han publicitado, que no se han estrenado en el cine o que no se han pasado por televisión, o que aún teniendo actores muy conocidos son antiguas o desconocidas y la gente las ignora por completo, en cambio sucumben rápidamente a la tentación cuando es un estreno, o hay un reclamo notable en forma de actor y de actriz, aunque se trata de un remake de otra película anterior.

Yo me estoy dejando por ver películas muy populares, empezando porque hace tiempo dejé de ir al cine y prácticamente de ver películas hechas en el siglo XXI, pero también otras del siglo XX que sean tremendamente populares y que casi todo el mundo conozca. A veces incluso veo repetida parte de una película que haya visto varias veces antes que algunas que por su enorme popularidad no podría escribir en el blog porque no aportaría seguramente nada que no esté ya dicho o escrito y por tanto decido dar la oportunidad a todas estas que voy comentando y que además te brindan la posibilidad de vez en cuando de sorprenderte con una joya desconocida.


Evidentemente la historia ya es conocida por cualquiera que haya visto la película y no aporta muchas cosas diferentes en el relato, pero si que lo hace desde el punto de vista del protagonista de la misma, que en esta película no es ni Helena, ni Paris, ni Héctor (que directamente ha muerto antes de empezar la película), ni Aquiles, ni Agamenón ... el protagonismo cae sobre el guerrero troyano Eneas, que encarna el actor más conocido del reparto, Steve Reeves, uno de los famosos forzudos de finales de los cincuenta y la década de los sesenta (que encarnó diferentes papeles de personajes con mucha fuerza, especilamente Hércules), en este tipo de películas del género Peplum.

Creo que Steve Reeves  fue el actor forzudo más famoso de la época, por delante de otros como Ed Fury, Gordon Scott o Mark Forest. La vida laboral como actor de Reeves fue ligada al período de vida también de este género Peplum, donde trabajó en algunas de las más importantes, principalmente películas italianas, como Hércules o Rómulo y Remo, siendo su última película en 1968 con solo 24 títulos de crédito en su filmografía.

Para aprovechar el éxito de la película Ulises de Kirk Douglas, Pietro Francisci planeó hacer una película sobre Hércules, pero buscó sin éxito durante años un actor físicamente convincente y con experiencia. Su hija vio al culturista estadounidense Steve Reeves en la película estadounidense Athena (1954, de Richard Thorpe) y lo contrató para interpretar a Hércules en 1957, cuando se rodó la película. (Reeves cobró 10.000 dólares por protagonizar la película).

Se puede decir que el período dorado de este subgénero cinematográfico comprende entre los años 1958 y 1965.

Esta también es una película italiana (aunque parece ser que se rodó en Belgrado, Serbia), quizás no de escaso presupuesto pero no comparable al de las otras dos versiones de la guerra de Troya, y para los que hayáis visto Helena de Troya, evidentemente sale perdiendo en la comparación, pero también tiene cosas interesantes, como el escenario elegido para la ciudad de Troya y el Caballo para tratarse de 1961.

En la parte menos positiva el anonimato de algunos personajes importantes en la epopeya o sobre todo las escenas de lucha, en las cuales se movilizaron a muchos extras o figurantes, pero que no se plasma en sensación bélica real, y además acaparan buena parte de la película.


A los amantes de los 80, os encontraréis con voces de doblaje familiares, y es que aunque es de 1961, la película, según El Doblaje, se dobló en 1983.

Quizás no deja de ser un peplum más, ya que está hecha en pleno apogeo del género, pero yo personalmente prefiero esta versión a la exagerada versión de 2004, que parece casi ciencia ficción más que otra cosa.

Los caballos salvajes de mi última película, dieron paso a un solo caballo, inanimado, y pacífico externamente, que ha sido de los más famosos de la historia.









Valoración:                           6/10













01 abril 2024

Scheherezade (1963)

 





Con las existencias de películas realcionadas con la Semana Santa o con La Biblia un poco maltrechas, este año no pude innovar y ver alguna inédita.
Y tampoco he visto ninguno de los grandes clásicos que habitualmente todavía reponen en los canales de televisión por estas fechas.

Especialmente tengo predilección, y casi siempre que las ponen les dedico un rato, por:

- Ben Hur
- Quo Vadis
- Barrabás (esta la echan esta noche, aunque quizás un poco fuera de lugar ya)
- Los diez mandamientos
- Rey de Reyes
- Sodoma y Gomorra


Y luego hay otra serie de películas que he visto menos y que ya hace mucho tiempo, y que algún día debería volver a ver, como:

- Sansón y Dalila
- La túnica sagrada
- Salomón y la reina de Saba


Tendré que seguir investigando, sobre todo, seguro que tengo o hay por ahí alguna versión de Adán y Eva que tengo curiosidad por ver.


Para suplir este tipo de escasas películas (o no tan escasas, pero no tengo especial interés por muchas de las miniseries que se hicieron en los 70 y los 80), de vez en cuando tiro de algún Peplum, que también pegan bastante en estos días (estuve viendo una de las muchas películas de Hércules, pero ni me gustó, y además estaba centrada en el imperio maya), o de alguna película también histórica o que se localice en esa zona de Oriente Medio, como parecía evidente que era ésta, Scheherezade, y que además tenía un pequeño motivo cristiano en el argumento, como era permitir el paso a Tierra Santa a los europeos para visitar la tumba de Cristo.

Una interesante coproducción francesa, italiana y española, con partes y personajes históricos reales, como Carlomagno y Harún Al Rasid, mezclado con otras ficticias.

La parte francesa de la película corre a cargo de su longevo director y guionista, en quizás su película más internacional, y el actor protagonista Gerard Barray, fallecido recientemente, en España, donde estaba asentado tras casarse con una española, y donde rodó la gran parte de sus últimas películas, ya más en el anonimato.

Por la parte italiana, varios actores, entre ellos Giuliano Gemma, que participó en bastantes Spaghetti Westerns y en muchas más películas.

Y por parte española, además de un guionista, dos actores pioneros en películas internacionales en España, hoy prácticamente olvidados por completo, como fueron Fernando Rey y Jorge Mistral, en dos papeles más secundarios, pero con visibilidad.

Sorprende que los otros dos actores protagonistas vinieran de dos países con mucha menor tradición e importancia en el cine, como Dinamarca (Anna Karina), y Portugal (Antonio Vilar, que también se asentó y falleció en España).


Una película totalmente desconocida, entiendo que no con un presupuesto excesivamente bajo. Una película oriental típica con todos sus ingredientes (a veces alguna está rodada totalmente en interiores y le quita el ingrediente fundamental, como pueda ser el desierto), con interiores muy ornamentales y glamourosos, bailes típicos, desierto, vestuario elegante y recargado y varias localizaciones interesantes y apropiadas para el argumento.

Con el trasfondo de los cuentos de Las Mil y Una Noches de fondo, nos encontramos con una película de héroes y villanos, desiertos inóspitos y lujosos palacios, combates medievales a espada y un nuevo romance a tres, como me sucede últimamente en bastantes películas.

Por último, tres elementos que acaban de dar fuerza y vigor a la película.

Por un lado el potente efecto que le da el sistema de grabación Eastmancolor a la película. Aunque fuera el hermano pobre del Technicolor, y supuestamente con el paso de los años parece ser que los colores desteñían, en aquel momento, y la copia que tengo yo lucen radiantes, con una gran paleta cromática.

Por otro, el rodaje, con voces bastante reconocibles y notables de la época, especialmente destacada la del personaje de Gerard Barray.

Y por último, la partitura de André Hossein, con cierto parecido en algún momento a la de Miklos Rozsa de Ben-Hur, y muy a la altura de la película.












Valoración:                                   7/10
















22 agosto 2020

Manto negro (1991)

 




Por el 80 cumpleaños del director australiano Bruce Beresford me puse a investigar entre su filmografía y además de ver que es el director de una película famosa que ganó algún Óscar, como es Paseando a Miss Daisy, me llamó mucho la atención esta película.

Se necesitaron más de cuatro años para encontrar financiación para la película. Ningún estudio estadounidense estaba interesado en hacerlo porque se trataba de religión, por lo que finalmente la financiación se recaudó de fuentes europeas y canadienses. 

Incluso con el nominado al Óscar Bruce Beresford expresando su deseo de estar a la cabeza, los inversionistas canadienses fueron muy difíciles de convencer hasta que la película anterior de Beresford, Paseando a Miss Daisy (1989), ganó el Oscar de 1989 a la Mejor Película. El éxito de Bailando con lobos (1990) también fue fundamental para ayudar a que se hiciera la película.

Decía Beresford que leyó la novela cuando estaba de paso por Los Ángeles en 1985. Siempre había sido un gran admirador de las novelas de Brian Moore y la consideró una novela histórica muy diferente a las demás. Le impresionó por muchas razones. Una era simplemente la novedad. No sabía nada en absoluto sobre la vida de los pioneros en Canadá en el siglo XVII y de repente leer esta historia sobre estos indios increíblemente salvajes y estos viajeros franceses valientes que intentaban colonizarlos fue muy sorprendente. 

Continuaba que en particular, el sacerdote Laforgue, fue significativo, tratando de convertir a los indios al cristianismo y bautizarlos. Viajó por todo el mundo para tratar de convencer a los indios de que estaban viviendo mal sus vidas porque no van a ir al cielo. Mirando hacia atrás desde el siglo, esto parece, en muchos sentidos, una locura. Pero tenían su propio enfoque del mundo elaborado y, en términos de puntos de vista del siglo XVII, pensaban que les estaban haciendo un gran favor a los indios. Es fascinante que la fé de alguien pueda ser tan fuerte.

Lo que realmente le interesó de Manto negro (1991), aparte de que es una gran historia, es ese choque entre las culturas europea y nativa americana. Las películas de época son siempre difíciles de hacer.  Había que entender cómo pensaba alguien como Laforgue. Tenía una obsesión por llevar a todos al cielo, un concepto que pocas personas en estos días se toman en serio. 

Añadía Beresford que su trabajo era convencer a la audiencia de que esto es importante. . . Creía que, incluso si no tienes fe religiosa alguna o, incluso si desprecias a los jesuitas, todavía la encontrarás como una historia interesante. Es un maravilloso estudio de la obsesión y el amor. Y es una maravillosa aventura del espíritu y del cuerpo. Lo que hicieron esas personas, ir a un país donde los inviernos eran mucho más severos que cualquier cosa que hubieran conocido en Europa, conocer gente que era mucho más feroz que cualquiera que hubieran conocido. . . Tener que lidiar con estas personas nos muestra algo de humanidad en su máxima expresión. Es el equivalente a la gente de hoy que entra en transbordadores espaciales y se va al espacio. Se necesita un valor increíble para hacer esto.


Unas valoraciones francamente interesantes acerca de esta interesante película, que entre las conocidas podríamos decir que puede tener semejanzas, bastantes, con La misión y alguna también con El último Mohicano.

Una co-producción entre Australia y Canadá, sin actores conocidos (más allá de que la actriz protagonista trabaja en Rapa Nui que la vi no hace mucho) y casi todos autóctonos de Canadá, pero que produjo un gran resultado.

La ferocidad de las escenas de tortura provocó acusaciones de racismo por parte de los nativos americanos. Sin embargo, el autor de la novela, Brian Moore, que había realizado una extensa investigación sobre el tema, en realidad había atenuado la violencia documentada tanto para su libro como para su guión.

Un apasionante viaje de vida y muerte, de valentía y de miedo, a través de unas tierras hostiles, en lo climatológico y en lo humano, pero francamente hermosas en lo paisajístico.






Valoración:                            7/10










26 junio 2020

Tempestad sobre el Nilo (1955)








Vista la gran cantidad de personas que conocía que tenían el 20 de junio como efemérides decidí hacer doblete, y en esta segunda instancia elegí al director Terence Young, pero no abandoné África y me decanté por la película Tempestad sobre el Nilo.

Director británico nacido en Shanghai, llegó a participar en la Segunda Guerra Mundial, en una batalla en los Países Bajos como comandante de tanques.

Su carrera empezó a la conclusión de la misma, primero con filmes británicos menos conocidos, para pasar en la década de los 50 a hacer una trilogía sobre África con 

- Tempestad sobre el Nilo
- Safari
- Zarak

Luego en los años 60 fue dónde alcanzó mayor renombre gracias a dirigir tres de las primeras películas del personaje de James Bond

- Agente 007 contra el Dr. No
- Desde Rusia con amor
- Operación Trueno

Durante los 70 también dirigió alguna película interesante para finalizar su filmografía de 40 películas en los años 80.

Aquí co dirige junto a Zoltan Korda un remake de Las cuatro plumas (que el propio Korda había dirigido en 1939). De hecho se usó gran parte de material de la misma y supongo que para alguien que haya visto la original esta película no será muy atrayente.

Una película totalmente diferente a la anterior que acabo de publicar, a pesar de ser ambas en África.
Aquí prima durante toda la primera parte de la película el rodaje en interiores, más a nivel aristocrático que militar, y sin ninguna presencia de África por ningún lado.

El título de Tempestad sobre el Nilo atraía mucho, pero la realidad es bien diferente. Quizás esperaba mucha mayor presencia en África y quizás esperaba Egipto, pero estamos en Sudán, que acababa de conseguir la independencia.
Al no haber mucha presencia blanca en Sudán, tuvieron que utilizar a los propios soldados británicos allí presentes como extras.

La segunda parte de la película mejora mi valoración de la misma, aunque el argumento me resulta un tanto extraño y ni siquiera al final de la película le encuentro mucho sentido.

Al verla justo después de Las raíces del cielo hace que salga muy perjudicada en la comparación y no le de una buena valoración, que creo que tampoco le habría dado viéndola en otras circunstancias.









Valoración:                                    4/10













16 marzo 2020

Paz rota (1952)









Como el fin de semana dio mucho de si, sobre todo en lo cinematográfico, decidí dar paso a una película del oeste, que ya hacía tiempo que no veía una.
Los que crecimos con dos canales en la televisión primero y cinco después, con una solo tele en casa, posiblemente seamos aficionados a este género gracias a nuestros padres y precisamente solía ser la sobremesa del sábado o el domingo el momento más propicio para que uno de esos canales que existían a finales de los 80 emitiera un Western.

Y dentro de los Westerns, una buena película de indios con alguna zona emblemática del oeste americano son mi predilección.
En ese aspecto soy un tanto reticente a los prestigiosos Spaghetti Western, y dentro de la descripción que hecho evidentemente la mejor película sin duda, del oeste y de las mejores de la historia, me parece Centauros del desierto.

Aquí el comienzo iba bien, porque reunía cuatro grandes ingredientes para una película del oeste

- Indios
- Territorio ideal de rodaje
- Caravanas
- Fuerte


Me atrajo mucho especialmente al mirar previamente las localizaciones de rodaje, el que apareciera como sitio principal el Parque Nacional de Arches en Utah (EEUU).
Uno de mis anhelos siempre ha sido ir a Estados Unidos, concretamente a la mitad oeste. Este año estaba haciendo un planning por si se dieran las circunstancias y pudiera ir, y de las cosas más atractivas para mi son todo este tipo de Parques Nacionales en los cuales se suele haber rodado más de una película del oeste, como éste, el Cañón de Chelly donde se rodó El oro de MacKenna, o el Monument Valley donde se han rodado multitud de ellas.

Dirigida por George Sherman, un prolífico director que llegó a acumular casi 100 largometrajes desde su debút en 1937 hasta 1960, algo realmente admirable, predominando claramente el Western.

Otro atractivo era el de ver a Jeff Chandler, ese actor famoso por tener el pelo blanco desde muy jóven, digamos que él y Yul Brynner tenían ambos una característica capilar muy peculiar entre los actores de aquella época, haciendo de indio, cosa que hizo en más películas, y que consiguió un parecido muy bueno con Cicatriz, el jefe indio de la película Centauros del desierto, y a la sazón para mi la mejor interpretación de un piel roja en el cine.
Chandler falleció muy prematuramente, con sólo 42 años, de complicaciones de una operación de hernia discal.

Aquí se trata de indios Apaches, con la sub tribu Chiricaua también nombrada. Sería curioso saber el porcentaje de cada tribu india en la historia del cine, y sobre todo cuáles eran los más temidos. Yo siempre he pensado que son los Comanches a pesar de no tener grandes jefes que hayan pasado a la historia. Aquí en cambio aparecen caracterizados Gerónimo y Cochise, dos de los más famosos con los Sioux Toro Sentado y Caballo Loco.

El caso es que la película está bien, pero esperaba un poquitín más, quizás la escasa variedad de localizaciones a pesar del sitio donde se estaba rodando y la no muy elaborada fase de estrategia de la lucha.








Valoración:                                 6/10















15 marzo 2020

El último valle (1971)









El día 14 de marzo, cumplía 87 años Michael Caine. Es uno de esos actores, como Sean Connery que parece mentira que sean tan mayores, en mi caso yo creo porque siempre le tendré asociado al papel de John Colby en la película de John Huston, Evasión o Victoria, y se me viene a la mente su imagen física de esa película, en torno a los 50 años.

Tenía bastantes películas candidatas a ver suyas que todavía no hevisto, e incluso una que si he visto, pero hace mucho tiempo y tengo curiosidad por volver a ver, como es Lío en Río. El caso es que por cambiar un poco de registro con lo que estaba viendo últimamente me decanté por ésta.
Una de las otras candidatas era Ashanti (1979), en la que también comparten rodaje Michael Caine y Omar Shariff.

Desde que empecé con el blog me he vuelto un poco perezoso y me cuesta ver películas que rocen las 2 horas de duración o las sobrepasen, y si se trata de una película bélica más aún, ya que suelen ser bastante lentas. Pero tenía un buen presentimiento con ésta.

Y efectivamente, con un comienzo magnífico, que recuerda a Conan el Bárbaro o a Pathfinder, el guía del desfiladero, enseguida Omar Shariff nos descubre la belleza del entorno al cual girará principalmente la película.

Ambientada en la Guerra de los 30 años que tuvo lugar en Europa entre católicos y protestantes (la única película que hasta ese momento había descrito esta guerra era La reina Cristina de Suecia de 1933), lo bueno y casi novedoso, es que la película narra y muestra la guerra para personas que no participan de ella, pero que la tienen físicamente cerca, y que simplemente tratan de vivir bajo esas circunstancias difíciles y especiales.

Rodada en el Tirol austríaco y con actores de diversas nacionalidades europeas, muestra una gran belleza paisajística, cosa que para mi siempre es un aliciente y un atractivo para cualquier película, y me hizo acordarme de la película La cabaña del fin del mundo, ya que el entorno en el que se rueda guarda parecido a pesar de estar a muchos kilómetros de distancia.

Buen elenco de actores, con dos de los mejores no estadounidenses encabezando el plantel (Shariff venía de trabajar en las reputadísimas Lawrence de Arabia y Doctor Zhivago, además de una de mis películas favoritas, El oro de MacKenna), y con la extrañeza de que lo esperado, visto la carrera y los tipos de personajes interpretados por cada uno, es que hubiera sido a la inversa.

Para finalizar, John Barry nuevamente vuelve a poner la Banda Sonora, lo cuál como siempre es sinónimo de interesante.








Valoración:                                     8/10













07 junio 2018

Patrulla de rescate (1964)







Recientemente han fallecido algunas personas relacionadas con el cine a las cuales quería rendir un pequeño homenaje viendo alguna película suya.

El primero de ellos es el director británico Michael Anderson que falleció recientemente a los 98 años, poniendo fin yo creo a los directores clásicos de los años 50 y 60.
Sirvió en la segunda guerra mundial con lo cual hasta después de la guerra no empezó a adentrarse en el mundo del cine.

Empezando con películas poco conocidas y trascendentes la fama le llegó con La Vuelta al Mundo en 80 días, para asentarse en el cine de aventuras durante tiempo, alternándolo con películas de misterio, así de esta primera etapa surgieron Sombras de sospecha, Operación Crossbow, Conspiración en Berlín, Las sandalias del pescador y sobre todo Misterio en el barco perdido, una de las películas que más me gusta con una interpretación magistral de Gary Cooper, acompañado por Charlton Heston.

Ya en la última etapa menos prolífica también se introdujo en el género de Ciencia Ficción, encontrando en esta fase (años 70 y 80) La fuga de Logan, Orca la ballena asesina (otra película que de pequeño vi muchas veces y me sigue apasionando) y Millenium, que supuso su última película importante.



Aquí en Patrulla de rescate consiguió juntar a dos grandes estrellas de la época, cosa que por entonces era algo habitual pero que hoy en día es más difícil de ver (aunque tampoco considero que ahora haya grandes estrellas), todavía en su etapa de madurez, como Richard Widmark y Yul Brynner, dos actores que me gustan mucho, pero bueno no me voy a extender con ellos porque la película era para hablar del director, recientemente fallecido.

Un director que me gusta mucho, dos actores que también, pero una película que me ha resultado un poco decepcionante. Como ya comenté hace poco no me apasionan las películas que van y vienen en el tiempo entremezclando cosas que están pasando en presente con otras que ya sucedieron, y aquí también pasa continuamente, de hecho la película narra más cosas del pasado que del presente.

Además, a pesar de tener un muy buen reparto, se me queda floja como película de aventuras, y a pesar de que los actores lo hacen muy bien, el hilo conductor de la misma, el ritmo y también las expectativas creadas no cumplidas hacen que no la considere entre las mejores películas ni de Michael Anderson ni de Richard Widmark o Yul Brynner, que evidentemente tienen películas que me gustan mucho más, principalmente en el género del western, en el que protagonizaron bastantes películas.







Valoración:                                     5/10








                                   Patrulla de rescate en IMDb


                                       Patrulla de rescate en filmaffinity

05 octubre 2016

La última apuesta (1991)






Creo que no había visto ninguna película de River Phoenix hasta ahora, quitando los escasos minutos que interviene en Indiana Jones y la Última Cruzada o la película Stand by me en la que todavía casi es un niño.

Aquí es el claro y único protagonista.

Un actor malogrado por culpa de las drogas. De hecho siempre me he preguntado si cuando un actor fuma en una película es por exigencias del guión o por exigencia suya. Aquí se pasa toda la película fumando. Como le pasaba por ejemplo a George Peppard en El Equipo A, que estaba fumando puros continuamente.

El caso es que River Phoenix nos dejó muy jóven, un actor muy prometedor con un presente consagrado y un futuro envidiable, pero al que las adicciones se lo llevaron por delante.
Salvando las distancias el James Dean 30 años después, al que también otra adicción diferente, en este caso la velocidad, nos privó de su talento a una muy temprana edad.

El de River Phoenix fue un caso impactante, pero no el único producido por las drogas, otros actores, algunos jóvenes como él y otros más mayores sucumbieron y perdieron su vida por ello, como Elvis Presley, Philip Seymour Hoffman, John Belushi, Chris Penn, Brad Renfro o Cory Monteith.

Generalmente el cine de los 80 está ambientado en esa época, con una creatividad desbordante y sin necesidad de hacer remakes ni recurrir a géneros pasados. Cierto es que hay películas de esta época de corte futurista, las cuales suelen estar bien (sin ir más lejos Regreso al Futuro) y otras ambientadas en los años 40, 50 o 60, como ésta que no me suelen apasionar, quizás también porque se le pueda considerar de los tardíos ochenta al ser de 1991.

Aquí se tratan temas como la amistad, la lealtad, el antes y después de un trauma y las consecuencias de éste.
El noventa por ciento de la película transcurre de continuo en una tarde noche, cosa que no suele ser muy habitual y luego el final hace un salto en el tiempo.



Algunas curiosidades de la película:


- Para el papel de Rose (la actriz principal) se quería una actriz más rellenita, pero Lili Taylor impresionó al director y se ganó el papel, aunque no obstante engordó para la interpretación.

- La última escena de la película fue lo que primero se rodó.

- Aunque inapreciable, en esta pelicula se produce el debut de Brendan Fraser

- Para estar preparados para el rodaje de la película se mandó a los cuatro actores que interprentan al grupo de marines amigos conocidos como las cuatro bes a un campamento bajo las órdenes de un antiguo militar.




Valoración:          5/10




                                La última apuesta en IMDb




                                   La última apuesta en filmaffinity