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02 septiembre 2024

Cinco días, un verano (1982)

 






Si uno se pone a excarvar a fondo se puede encontrar con un montón de películas desconocidas, de manera aparentemente sorprendente, y que si no fueron populares en su día, difícilmente se van a convertir ahora muchos años después en motivo de visionado. Ésta podría ser un buen ejemplo de ello. 

Y es que uno en principio mira la ficha y se encuentra con el prestigioso productor y director Fred Zinnemann (nacido en el antiguo imperio austro-húngaro), ganador del Óscar al mejor director en dos ocasiones, por De aquí a la eternidad (1954) y Un hombre para la eternidad (1967), curiosamente traducidas al español con títulos muy similares, y nominado hasta en otras cuatro ocasiones, por Sólo ante el peligro (1953), Historia de una monja (1960), Tres vidas errantes (1961) y Julia (1978). Ya solo por él extraña la poca difusión de esta película.

De hecho ésta fue su última película como director, en un período que después de 1960 fue bastante discreto por su parte, con tan sólo cinco películas bastante espaciadas, en 1964, 1966, 1973, 1977 y finalmente ésta en 1982.


Pero si que a Zinnemann le añadimos la gran estrella de Sean Connery (posiblemente en esa época un poco venido a menos, aunque luego resurgió con fuerza, especialmente con Los Intocables de Eliot Ness o Indiana Jones en busca del Arca perdida), tendríamos un dúo más que recomendable, apriorísticamente, como para estar ante un película cuanto menos interesante.

Una vez que Connery dejó de interpretar al agente británico James Bond, del que ha sido seguramente de los actores que lo ha encarnado el que más veces lo ha interpretado y al que más asocia todo el mundo con James Bond, estuvo una década algo más discreto, y su imagen adoptó habitualmente un fino bigote.

Curiosamente en la última película había visto a Pierce Brosnan y sin darme cuenta ahora a Sean Connery, ambos intérpretes de Bond.

Ya me ha picado la curiosidad y he ido a consultar la hemeroteca.

Sean Connery y Roger Moore interpretaron al agente en 7 ocasiones cada uno, a continuación Daniel Craig, con 5, Pierce Brosnan con 4, Timothy Dalton 2 veces y David Niven y George Lazenby una vez cada uno.

Además, chequeando la filmografía, la siguiente película a ésta en la carrera de Connery fue Nunca digas nunca jamás, su última encarnación en el agente 007, 21 años después de la primera vez.


Creo que el notorio envejecimiento prematuro de Connery seguramente hizo que se buscara una alternativa en cuanto a intérprete de Bond, y aunque Roger Moore era mayor que él, su apariencia le daba un carácter más apropiado para ese personaje.

Bueno, que me voy por las ramas y James Bond está ocupando mucho tiempo, pero ya que sin quererlo he visto dos películas seguidas de actores que interpretaron a 007, quizás la siguiente tenga que ser una de Roger Moore.

Fred Zinnemann quería una actriz desconocida para interpretar el papel de Kate, así que con ellos dos quedó cubierto el estrellato de la película.

No tenía ni idea de lo que me iba a encontrar, una película veraniega con Sean Connery, no tenía pinta por mucho que el título hiciera referencia a ello, y efectivamente, fue otro tipo de verano, como habitualmente se suele decir "¿Qué prefieres, playa o montaña?", así que después de varias experiencias cinéfilas con la playa este verano, tocó una de montaña.


Y aunque a mi este tipo de películas de alpinismo en Los Alpes (o en cualquier otra cordillera también), me encantan, no parece ser que en aquella época llamara mucho la atención.

Dejo una lista de películas del género para los que les gusten




Y es que me veo reflejado en unas declaraciones que hizo en la época el director: "Me encantaba la sensación que uno tenía en aquellos viejos tiempos de ir a un lugar que estaba absolutamente tranquilo, el silencio, la sensación de majestuosidad, el misterio".

Cuando estuve por Los Alpes franceses me sentí así, con todas palabras que dijo Zinnemann en mi mente, especialmente majestuosidad. A los suizos no pude ir, pero además del Mont Blanc, la montaña más icónica de Los Alpes es el pico Cervino, o Matterhorn, con su pecualiar forma casi simétrica. Según sus propias palabras, la idea de felicidad del productor y director Fred Zinnemann era "sentarse en la cima del Cervino y preguntarse cómo bajar".

La película fue un fracaso comercial y crítico en taquilla. El productor y director Fred Zinnemann dijo: "No digo que fuera una buena película, pero hubo un cierto grado de crueldad en las críticas. El placer que algunas personas sintieron al criticar la película realmente dolió".


El rodaje debió ser complicado por las condiciones climáticas de los lugares de rodaje, la temática propia y los imprevistos que pudieran surgir.

Así se pueden encontrar notas o reseñas de la producción como:

- Antes de la fotografía principal, el elenco y el equipo entrenaron durante varias semanas para familiarizarse con las condiciones climáticas, el equipo de montañismo temprano y las técnicas de escalada de la década de 1930

- Un trozo de hielo que cayó destrozó una revista de películas y arruinó todo un día de tomas, que tuvieron que repetirse.

- El New York Times del 7 de noviembre de 1982 indicó que el viento intermitente de polvo procedente del Sahara tiñó inesperadamente de color naranja las montañas, deteniendo la producción hasta que hubo una nueva nevada (y eso que parecía que la tan famosa calima que nos tortura con tanta frecuencia últimamente era algo del siglo XXI).

- Una edición de finales de julio de 1981 del periódico "The Swiss Observer" informó que el equipo de producción había encontrado en el hielo de los Alpes suizos el cuerpo preservado de un hombre congelado que había estado desaparecido durante aproximadamente treinta y un años. 

- Se pasaron varias semanas antes del rodaje principal explorando localizaciones en un reconocimiento de exteriores donde se descubrieron muchos sitios montañosos exóticos que no habían sido alterados por la humanidad o por lo que el productor y director Fred Zinnemann llamó "la prisa y la presión" de la escalada moderna. 

- El productor ejecutivo Peter Beale y el productor y director Fred Zinnemann reclutaron a pastores alpinos de los Alpes suizos, que estaban acostumbrados al clima y las condiciones paisajísticas de los picos de las montañas extremadamente frías, para ayudar con la producción de esta película, que incluyó la preparación diaria de las ubicaciones del set antes del amanecer y la llegada de Zinnemann a las 7 de la mañana.

- Los problemas que plagaron la producción, según las notas de la carátula de un video casero para esta película, incluyeron tormentas eléctricas, deshielos repentinos, evacuaciones en helicóptero, enfermedades, lesiones y temperaturas extremas de frío y calor a gran altitud. El texto de la carátula añadía que la producción se enfrentó a todos los peligros de frente. 

-  La revista People informó en su edición del 22 de noviembre de 1982: "Para hacer esta película, ambientada en lo alto de los Alpes suizos cerca de St. Moritz, el director Fred Zinnemann filmó en cuevas y grietas, durante avalanchas, en glaciares y paredes de roca escarpadas, con temperaturas entumecedoras a altitudes impresionantes y desde helicópteros que volaban".


Demasiada odisea o demasiadas desventuras, para una película en la que la aventura y la escalada pierden algo de protagonismo y se ven disputadas e invadidas por un drama entre la felicidad y la infelicidad, que puede haber en una pareja, o simplemente como a cada esquina de la calle te puedes encontrar una situación diferente, o como puedes encontrar la desgracia haciendo algo que realmente te gusta.

Realmente el director hace reflexionar con ello a través de la historia que muestra en la pantalla, no solo para aquellas personas que estén en pareja, si no también a cualquier persona sea cual sea su situación, y como hay que intentar ser felices, pero también ayudar a los demás a serlo o no serlo a costa de la infelicidad de otras personas.


La historia ocurre en un período de tiempo de tan solo unos días, parete del título "Cinco días", lo cual me lleva a pensar ahora que el verano empieza a converger hacia su ocaso, no porque no haga buen tiempo todavía, si no porque el ritmo de vida marca que en el mayor de los casos es el comienzo de un nuevo curso, nueva temporada o vuelta al trabajo, que tan solo cinco días pueden hacer de un verano inolvidable, desde el lado positivo, o que ha pasado un verano más y apenas te puedes quedar con cinco momentos del mismo, en el lado negativo.









Valoración:                        6/10














15 febrero 2024

Miércoles de ceniza (1973)

 






Era miércoles de ceniza, y como cristiano (espero que bueno), acudí a mi iglesia a la celebración del día y la imposición de la ceniza. Y aunque el día coincidía con el de San Valentín, no mantengo un idilio con él, así que dejé de lado la onomástica y me decanté por una película que se llama precisamente así, Miércoles de Ceniza.

Me consta que hay otras dos además de ésta





Pero de las tres, ésta es la que me resultaba un poco más atractiva, sin tener ni idea de si alguna de las tres tenía algo que ver con lo que representa el nombre Miércoles de Ceniza, y ante presumiblemente, una traducción que no reflejara el título real, o un título que no tuviera nada que ver con la historia de la película.

Realmente uno no ve la relación con esta fecha hasta que pasada la hora de película dicen que es martes de Carnaval. Investigando un poco parece que la llamaron así, porque termina el miércoles de ceniza, aunque los protagonistas de la película no honren este día.

El único detalle religioso es que en un plano de la misma, se ve a la protagonista salir de una iglesia, aunque eso sí, diciendo que hacía más de 10 años que no pisaba una.

Porque uno vuelve de la celebración vespertina en la iglesia, donde te transmiten un mensaje de austeridad, ayuno, abstinencia y oración para el período de cuaresma que se inicia, y se encuentra con un escenario de superficialidad, materialismo, lujo, consumismo, vanidad, pecado e infidelidad, con la belleza exterior y no la interior como hilo conductor de la misma, y el no asumir el paso del tiempo y lo que significa la vida y la pérdida de juventud irreversible e imposible de detener.


La película tiene como única protagonista a Elizabeth Taylor, una actriz que a mi nunca me apasionó en su faceta interpretativa (quizás tampoco haya visto lo suficientemente de ella como para hacer una valoración más objetiva), de hecho ésta no creo que sea una buena película suya, a pesar de recaer en ella todo el protagonismo.

De hecho, su marido en aquel momento, Richard Burton, consideraba esta película horrible y perjudicial para la carrera de Taylor, y según él, ella quería seguir siendo una estrella de Hollywood, ante una posible caída de popularidad y por eso la aceptó.

Sea como fuere, Taylor fue una actriz de excesos. Debutó con apenas 10 años, ya había ganado su primer Óscar con menos de 30 años, fue abuela con 39, se casó hasta en 8 ocasiones, tuvo numerosas adicciones y en el momento de su muerte tenía 4 bisnietos.

Taylor en su madurez constantemente ganaba y perdía gran cantidad de peso, alcanzando desde 54 hasta 82 kg en la década de 1980. Comenzó con una adicción al tabaco a mitad de la década de 1950 y temía desarrollar cáncer de pulmón, cuando en octubre de 1975 unos estudios de rayos X le mostraron manchas en sus pulmones, llevando más tarde a un tratamiento para no desarrollar la enfermedad. Taylor se rompió la espalda cinco veces, tuvo dos reemplazos de caderas, tenía una histerectomía, sufrió de disentería y flebitis, tuvo una perforación en su esófago, sobrevivió a un benigno tumor cerebral erradicado en 1997 y al cáncer de piel y tuvo ataques de neumonía que amenazaron su vida en dos ocasiones. En 1983 admitió haber sido adicta a las pastillas para dormir y a los analgésicos durante 35 años. Recibió tratamiento para su alcoholismo y su adicción a las drogas, ingresando en el Centro Betty Ford durante siete semanas a partir de diciembre de 1983 hasta enero de 1984 y de nuevo a partir del otoño de 1988 hasta principios de 1989.


Una película totalmente desconcida a pesar de contar con Elizabeth Taylor y una relativamente breve intervención del gran Henry Fonda, ya en la parte final de su carrera, ambientada y rodada en Cortina D'Ampezzo, un sitio bastante de moda entre la gente con dinero en aquella época, al igual que otros puntos de los Alpes, que llegó a ser sede de unos Juegos Olímpicos de invierno en 1956 (y también proyectada para ser sede de los de 2026), y que también fue un sitio elegido para el rodaje o parte del mismo de diferentes películas.


Esta lista aparentemente refleja películas que han rodado parte de su trama allí



Le encontré similitudes y conexiones con Un instante, una vida, pero claro aquella me pareció una auténtica joya, y cada vez lo pienso más, y ésta en cambio me dejó bastante frío, no porque la película ignore el miércoles de ceniza y su tradición, si no porque es lenta, con poco desarrollo, y con poco interés por la mayoría de los pocos personajes que van apareciendo en ella, ni siquiera la aportación de Maurice Jarre consigue mejorar levemente el clima sombrío, depresivo y aburrido de la película.

No es la mejor película del mundo, pero sí una amarga historia de cómo el proceso de envejecimiento puede afectarnos, aunque podía haber sido mejor. Un reflejo de como hay personas que si no se ven bien o bellas, no se consideran personas completas.

Haciendo un juego de palabras con el título y el día en que la ví, creo que mis recuerdos sobre ésta película serán cenizas en poco tiempo.









Valoración:                             5/10