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29 marzo 2025

Prisionero del mar (1957)

 






Hoy cumple 86 años Terence Hill, y aunque llevo semanas que no me encuentro bien y apenas veo películas me parecía un buen momento para hacer un esfuerzo y hacerle un homenaje.

Uno de mis ídolos cinematográficos de infancia, junto a Bud Spencer, que formaron esa versión italiana (aunque americanizada) de El Gordo y El Flaco y cuyas películas seguramente sean de las que más veces he visto en mi vida.

Justo hoy cumple la ya respetable cifra de 86 años, edad con la que murió Bud Spencer, diez años mayor que él, aunque espero que el buen aspecto físico que siempre ha lucido, incluso en su último y gran importante papel, en la serie Don Mateo, le permitan vivir en buenas condiciones unos cuantos años más.

Nacido como Mario Girotti, en Venecia, cambió su nombre al de Terence Hill en 1967, justo cuando rodó su primera película con Bud Spencer (Tú perdonas, yo no). No sé si Bud Spencer también lo hizo para tal ocasión.

Le pidieron que escogiera un nombre anglosajón más comercial. Le dieron 20 nombre y 24 horas para elegir y eligió Terence Hill porque era el que mejor le sonaba y porque además las iniciales coincidían con el nombre de su madre, Hildegard Thieme, de origen alemán (de ahí su apariencia poco italiana).

A su mujer, también de origen alemán, con la que también se casó en 1967 (un año que sin duda le cambió la vida), la conoció durante un rodaje en Almería, mismo sitio en el conoció a su otra pareja de vida, Bud Spencer.

Empezó su carrera de actor con 12 años, cuando Bud Spencer seguramente todavía fuera deportista profesional. Antes de su éxito junto a Bud Spencer trabajó en algunas películas importantes como Aníbal (1959) y sobre todo El Gatopardo (1963). También trabajó en varias de las películas de la saga alemana de Winnetou, entiendo que su ascendencia germana le ayudó a ello, ya que hablaba el idioma sin problema.

Como he dicho antes la primera de sus 18 colaboraciones con Bud Spencer fue el Spaghetti Western, Tú perdonas, yo no. Sus primeras películas fueron todas de este género, luego siguió Los cuatro truhanes, con la presencia de un importante Eli Wallach, aunque no eran habituales los actores famosos o importantes en sus películas, para después llegar su, posiblemente, película más famosa (aunque a mi no son las que más me gustan), Le llamaban Trinidad, y su posterior secuela Le seguían llamando Trinidad.

Su primera película de puñetazos fuera del Spaghetti Western fue Más fuerte muchachos, a la que luego siguieron Y si no nos enfadamos (rodada en Madrid), Dos misioneros, Dos superpolicías, Par e Impar, Estoy con los hipopótamos o Quien tiene un amigo tiene un tesoro, entre otras, mezclando ambientes de ciudad con otros alejados de la misma.

Curiosamente, durante el intervalo que duró su binomio cinematográfico, Bud Spencer rodó en solitario varias películas del mismo estilo, pero sin Terence Hill, como por ejemplo tres títulos muy significativos como Puños fuera, Banana Joe y Bombardero, y en cambio de Terence Hill no recuerdo ninguna en la que él hiciera un papel en solitario similar al de las películas que hacían juntos.


El actor protagonista en esta película, Yves Montand (del que creo que es la primera película que veo), tenía una característica similar a la de Terence Hill. Era italiano de nacimiento (Ivo Livi), o italo-francés, pero tomó un nombre artístico francés. Además de actor era cantante, de hecho lo descubrió Edith Piaf y lo contrató para su compañía, siendo además su pareja sentimental por un tiempo, aunque Montand se casaría después (1951) con la actriz francesa Simon Signoret para el resto de su vida (ella se murió antes que él), aunque se dice que tuvo un romance en 1960 con Marylin Monroe mientras filmaban El Multimillonario.

Aquí hace un papel muy interesante, con la inestimable ayuda de una magnífica voz de doblaje. Junto a él, la actriz italiana Alida Valli, no la más importante, pero si una de las muchas que tuvieron tanta importancia en Hollywood. Ella, de la década de los veinte, como Gina Lollobrigida, aunque la más mayor de todas era Anna Magnani.

Tanto Montand como Valli eran de 1921, curiosamente Terence Hill y la otra actriz femenina protagonista eran de 1939. Pero esta Federica Ranchi, coetánea por ejemplo de Claudia Cardinale, que aprovechando la ola de las actrices italianas podría haberse hecho también un nombre, quedó en el anonimato, ni siquiera tiene fotografía en el perfil de IMDb.

Lo curioso de la película es encontrarse a Paco Rabal entre el reparto, aunque realmente fue uno de nuestros actores más internacionales, principalmente en películas francesas e italianas. Aquí, curiosamente interpreta al padre del personaje de Terence Hill, cuando realmente solo se llevaban 13 años. Eso sí, no sé si naturales o artificiales, con solo 31 años aparece con canas en la escena.


La película me llamó la atención, además de por ver uno de los primeros papeles de Terence Hill (solo tenía 18 años), por la supuesta ambientación en la Costa Dálmata, en el Mar Adriático, en Croacia. Y es que es uno de los viajes que más me gustó de los no muchos que he hecho en mi vida.

Aunque si alguien espera ver una excelsa fotografía quizás se sienta un poco decepcionado. De hecho, hay pocos fotogramas que te hagan identificar claramente aquella zona, pero no obstante el lugar de rodaje entre esas islas del Adriático es bastante idílico.

Y acudí a esta película por este motivo, y finalmente me quedo con el muy original e intersante guión que me encontré. Creo que los guionistas actuales se podían fijar en películas como ésta como fuente de inspiración.

El ambiente de pescadores no es muy habitual en el mundo del cine, y en concreto las características de pesca aquí expuestas son muy ingeniosas para articular una intersante película.

Pero además es una película que intenta retratar las costumbres locales, el arraigo y las tradiciones transmitidas de generación en generación, siendo además muy interesante la relación entre el padre con cada uno de sus tres hijos, y como cada uno de ellos tiene una percepción y una valoración y admiración diferente hacia su progenitor.









Valoración:                            7/10













14 marzo 2025

Lío en Río (1984)

 







Pues Michael Caine llega este día a los 92 años, y como me parece un gran actor y que además me gustan papeles o películas suyas, creo que era un buen momento para hacerle un homenaje.

Michael Caine era nombre artístico, el cual tomó de la película El Motín del Caine (1954), en la que no participó el actor que le sirvió de inspiración y que era su ídolo cinematográfico, Humprey Bogart. Su película favorita es El tercer hombre (1949), en la que tampoco aparecía Bogart.

Aunque tenga tanta edad quizás la mayoría lo asociamos a personajes ya adultos, incluso entrados en los 50 años, y no a películas clásicas. Aunque claro, ya no queda nadie prácticamente que podamos asociar a esa época dorada de Hollywood o películas clásicas, Eva Marie Saint y poco más.

Antes de actuar, trabajó como oficinista, en un almacén de té y hacía pasteles para Lyons.

Una vez dijo que supo que había triunfado como actor cuando empezó a recibir guiones para leer que ya no tenían manchas de café (lo que significa que era la primera opción para ese papel).

Es curioso como muchos actores pasan por adicciones serias, y en cambio consiguen vivir luego muchos años. A lo largo de la década de 1960, según sus propias estimaciones, bebía dos botellas de vodka y fumaba al menos ochenta cigarrillos al día. Dejó de fumar cigarrillos tras un severo sermón de Tony Curtis en una fiesta en 1971, y finalmente dejó de fumar puros poco antes de cumplir 70 años en 2003.

Formó junto a sus contemporáneos Roger Moore y Sean Connery un trío de actores británicos sobresaliente. Los tres mantenían una buena amistad. De hecho fue considerado para aparecer en una película de James Bond, papel que popularizó a Moore y Connery, pero finalmente nunca apareció. Eso sí, fue el primero en escuchar la banda sonora de James Bond contra Goldfinger (1964), ya que por aquella época estaba viviendo en la casa del compositor John Barry al estar sin un céntimo en los bolsillos, que cuando acabó de componer dicha banda sonora se la tocó en persona.

Durante más de cuarenta años, la madre de Caine, Ellen Maria Burchell, visitó periódicamente a un "primo" en un hospital psiquiátrico. Cuando ella falleció en 1989, Caine se enteró de que el primo era en realidad su hermano mayor, David.


Ha sido nominado al Oscar al menos una vez en cinco décadas consecutivas (1960-2000). De los seis artistas que han ganado el Óscar por sus actuaciones en películas dirigidas por Woody Allen, él es el único hombre. Las demás son Diane Keaton, Dianne Wiest (dos veces), Mira Sorvino, Penélope Cruz y Cate Blanchett .

Educando a Rita (1983) es su película favorita y la actuación de la que se siente más orgulloso. En cambio afirmó que las peores películas que hizo fueron El mago (1968), El enjambre (1978) y Ébano (1979). Las dos primeras me gustan, la tercera es la que barajaba para ver hoy como homenaje junto con ésta que finalmente he visto.

Se rumoreaba que no se llevaba bien con Steven Seagal durante el rodaje de En tierra peligrosa (1994). Ha declarado que, si bien se llevaban bien, odiaba filmar en Alaska, e incluso bromeó diciendo que "En tierra mortal" era un título acertado. Curiosamente su "pareja" en esta película, Michelle Johnson es nacida en Alaska.

No aprendió a conducir hasta que cumplió los 50. Caine contó que, cuando era desconocido, no podía permitirse clases de conducir, y que después el estudio de cine siempre le proporcionaba un coche con chófer. Siempre que aparecía conduciendo en las películas, iba en un remolque.

Es propietario de siete restaurantes: seis en Londres y uno en Miami. Se mudó a Estados Unidos en 1979 después de quejarse de que el 90 por ciento de lo que ganaba iba al gobierno. En 2016 aparecía como uno de los diez actores que más dinero había ganado en la historia.

Aunque muchos lo asociarán seguro a su época final por sus papeles en El Caballero Oscuro (2008) u Origen (2010), tiene muchas películas interesantes mucho antes que éstas. Además con todo tipo de géneros, aventuras, bélicas, dramas, acción ... y quizás lo que menos comedias como ésta. Para mi siempre será John Colby, "del West Ham y de la selección inglesa" como dice el personaje de Max Von Sidow en Evasión o victoria (1981).


Recuerdo que esta película, Lío en Río, la pasaban en la televisión cuando yo era niño, pero ese recuerdo igual se remonta 30 años atrás, así que aunque no es una película para nada desconocida, por lo menos para los que ya tenemos una edad, si creo que lo será para toda la gente que sea más joven que yo, a no ser los muy seguidores de Michael Caine o Demi Moore, que se hayan tomado la molestia de buscarla o comprarla para verla.

No sé como era la situación en Río de Janeiro en 1984 (a día de hoy puede que se haya complicado), pero seguramente era un destino turístico puntero en el mundo, pero mucho menos utilizado como escenario de películas.

Hay películas de la época en Ibiza, Montecarlo, Saint Tropez, Acapulco ... o algunos destinos más pequeños y exclusivos en la Costa italiana o francesa, como Portofino, Capri o Cannes, pero no había reparado en la presencia de Río de Janeiro en el cine, más allá del pasaje que aparece en Moonraker (1979), pero no en una película de comedia de corte vacacional.

La verdad que siempre me pareció una ciudad atrayente, y cuando aparecen las imágenes aéreas de presentación de la ciudad (que me resulta familiar por un puzzle que tengo desde niño, con la Playa de Botafogo y el Pan de Azúcar), con sus dos emblemas, el Cristo de Corcovado y el Pan de Azúcar, uno se queda impresionado por la belleza de su ubicación. Disfruté mucho con los JJ.OO. de Río de Janeiro.


El famoso director Stanley Donen, responsable de títulos como Cantando bajo la lluvia (1952), Charada (1963), Arabesco (1964) o Dos en la carretera (1967), lideró el proyecto (éste fue su último largometraje), y se llevó el rodaje a Río de Janeiro, nada de utilizar tomas de fotografía, a pesar de que eso le supuso bastantes problemas burocráticos.

Es curioso como la película narra las peripecias de dos amigos, uno en proceso de divorcio, y el otro con una pequeña crisis matrimonial, en donde su mujer le está engañando precisamente con ese amigo. Stanley Donen estaba casado en ese momento con la actriz Yvette Mimieux, y como si fuera premonitorio, se divorciaron muy poco tiempo después.

Aunque Michael Caine y Michelle Johnson actúan con aparente normalidad y profesionalidad, acompañados de un guión interesante y unos diálogos muy ocurrentes, Caine estaba molesto durante el rodaje, y es que no le gustaban las escenas de desnudos y de hecho él tenía claro que nunca aparecería en una película que le exigiera un desnudo completo (trasero estendemos).

Por otro lado, durante el rodaje, Michelle Johnson, en su debut cinematográfico, todavía no tenía mayoría de edad, y hubo que pedir consentimiento a sus padres para que apareciera desnuda. Donen estaba buscando una actriz joven, guapa, enérgica y extrovertida, que no tuviera reparos en desnudarse, y como no encontraba a nadie que le convenciera, le dio la oportunidad a Johnson, que ganó el papel entre 300 candidatas.

No obstante, Michelle Johnson contaba que estaba muy nerviosa en estas escenas, ya que si no se concentraba y metía en el papel completamente, no dejaba de estar desnuda delante de gran parte del equipo de rodaje, la mayoría masculinos, así que en cuanto acababa alguna escena de desnudez se ponía una bata y salía corriendo a su camerino o habitación.

Michelle Johnson dijo que en parte accedió a realizar estos desnudos porque le parecía una manera de representar a la ciudad de Río de Janeiro.

La actriz protagonista dijo que ni siquiera sabía quién era Michael Caine cuando la invitaron a la audición. "Fue muy vergonzoso", dijo en una entrevista tras el estreno de la película. "Así que llamé a una amiga mayor que yo. Va mucho al cine. Y me dijo: 'Ah, ese es el de Kung Fu'. Lo estaba confundiendo con David Carradine. Fui inmediatamente a ver Alfie (1966), El hombre que pudo reinar (1975) y La huella (1972). Estaba muy nerviosa en la audición, sobre todo después de ver esas películas".

Supongo que a día de hoy cualquier chico jóven tampoco sabrá quien es Michael Caine, ni mucho menos Michelle Johnson, tal vez si Demi Moore.


Demi Moore, que tampoco llevaba mucho tiempo en el mundo del cine, queda totalmente eclipsada por Michelle Johnson en esta película. Lo sorprendente es la trayectoria que tomaron sus carreras después. Cuando todo parecía indicar que Johnson caminaría hacia el estrellato y Moore tendría una carrera más secundaria y anónima, la lógica se invirtió, y mientras Demi Moore se convirtió en una actriz muy importante (también en parte por su matrimonio con Bruce Willis), la carrera de Michelle Johnson no despegó nunca y casi ésta sea su película más importante y representativa.

Lo que resulta curioso es que unos años después de esta película Demi Moore decidiera hacerse un incremento de pecho, como si tuviera envidia de Michelle Johnson y quedar relegada a un papel secundario, y a raíz de esa característica física relanzó su carrera cinematográfica, con películas tan absolutamente mediocres, en mi opinión, como Striptease (1996).

Creo que es una película divertida, dinámica, diferente, con un guión interesante y unos diálogos ingeniosos y graciosos que generan situaciones embarazosas pero entretenidas y que te hará pasar un rato distendido y esbozar una sonrisa, acompañado todo ello por una interesante banda sonora, que por otra parte me ha sido imposible encontrar.









Valoración:                                6/10












23 febrero 2025

El último vuelo del arca de Noé (1980)

 







Aunque todos conocemos a Walt Disney, que creó la compañía que lleva su nombre, a raíz del lanzamiento de carismáticos y entrañables personajes de animación, muchos no sabrán que Walt Disney también produjo bastantes películas no de animación (ésta en concreto es la número 107 en su historial), que principalmente solían realizarse para todos los públicos, incluyendo niños, y que por tanto no solían contar con violencia o lenguaje inapropiado y solían tener un final feliz.

Esta película de 1980, junto con Herbie, torero del mismo año, fueron los últimos largometrajes cinematográficos como productor completo para Ron Miller, el yerno de Walt Disney, quien luego se convirtió únicamente en productor ejecutivo.

Así que me puse a ver con entusiasmo esta película, a la que le encontré aliciente en el argumento y en los actores que incluía el reparto, pero que poco a poco ese entusiasmo se me fue apagando y la película me dejó un tanto indiferente.

Y es que, aunque no tengo mascotas en casa y no creo que me gustase, si que tengo mucho aprecio por los animales (si son de peluche en especial), y además cada vez es más creciente, mientras me sucede lo contrario con los seres humanos, que en muchos casos están eliminando de la faz de la tierra algunas especies, así que esta alegoría del pasaje biblíco de El Arca de Noé me parecía un buen momento de reflexión y paz para reconciliarme un poco con el planeta y sus animales que Dios puso en él.


Y dentro del reparto casi todos me parecían actores de mi agrado, habitualmente poco protagonistas, y que hacía algún tiempo a los que no veía.

El más familiar y más atractivo para mi era Dana Elcar, el sempiterno Pete Thornton, jefe de MacGyver en la mítica serie de los 80, pero que era mucho más que eso, y que previamente había trabajado en bastantes largometrajes, especialmente en El Golpe. Pero su personaje apenas aparece al principio de la película y luego desaparece, lo cual me restultó un ligero desencanto.

El protagonista es un Elliot Gould, al que a veces confundía con Harold Ramis, y que posiblemente hubiera podido también encajar en Los Cazafantasmas. Casado en su momento con Barbara Streisand, curiosamente las películas que le he visto, sus personajes eran bastantes parecidos, mitad cómico mitad dramático, muy bien interpretados, pero por lo que sea esos personajes y las películas en las que aparecían no acaban de encajar con mis gustos, estas películas que se quedan a medio camino entre comedia y drama. Creo realmente que Gould no encaja nada en el papel que interpreta en esta película.

En la parte infantil, que como digo es habitual en estas producciones de Disney, emerge un muy infantil todavía Ricky Schroder, en su segunda película ya. Con atractivo para la cámara ya, y muy hablador, se llegó a codear con las estrellas juveniles de finales de los 80 (aunque un poco más joven que ellos), y compartir protagonismo nada más y nada menos que con Brad Pitt en Triunfo Amargo, pero ese pico de popularidad se disolvió cual azucarillo y no pudo entrar en el selecto club de los Cruise, Pitt, Depp o Reeves.

El último miembro del reparto que quería destacar es el del actor estadounidense de ascendencia japonesa John Fujioka.

Su infancia tiene un ligero paralelismo con esta película, ya que nació en la isla de Hawai, la cual se menciona en esta película, cuya mayor parte de la trama transcurre también en una isla. 

Nacido en el seno de una familia japonesa-estadounidense, en 1944 se ofreció como voluntario a pesar de ser homosexual e hizo su servicio militar como traductor del japonés en la PACMIRS (Sección de Investigación de Inteligencia Militar del Pacífico) de la Oficina de Servicios Estratégicos en Estados Unidos y luego en Japón en Sendai, Morioka y Tokio después del final de la guerra. Nunca fue enviado a la Frente del Pacífico pero recibió todas las condecoraciones y medallas de los combatientes. Durante su servicio militar no le gustaban los bares por lo que comenzó a ir al cine y a ver representaciones teatrales.

Y le he mencionado el último, porque a esta película le veo conexiones con otra en la que aparece, en la que en este caso un barco arriba a una isla en la que también está él, y está ataviado y emplazado en un lugar muy parecido a éste. Me refiero a una de las películas que más me gusta de Bud Spencer y Terence Hill, y que más veces he visto, Quien tiene un amigo tiene un tesoro (1981). De hecho ésta es una año anterior a la de la famosa pareja italiana y no me cabe duda de que su personaje aquí sirvió de inspiración para el que hizo un año después en la película de Sergio Corbucci.

Por cierto, unos Bud Spencer y Terence Hill que también tienen otra película con conexiones con ésta, Dos misioneros (1974), ya que aquí el personaje protagonista femenino es una misionera.


Hay un último nombre, no en el reparto pero si en los títulos de crédito, que resulta ilusionante y curioso cuando aparece (por cierto unos títulos de crédito que creo que salen en torno al minuto 17 de la película, en un caso bastante inusual), como es el del compositor Maurice Jarre, uno de los grandes de la composición en el cine. El francés natural de Lyon, fue nominado hasta en nueve ocasiones al Óscar, ganándolo tres veces, por sus célebres trabajos en Lawrence de Arabia (1963) y Doctor Zhivago (1966), y el menos conocido y aclamado de Pasaje a La India (1985).


Una película con buenos ingredientes (doblaje incluído, bastante bueno en todos los personajes masculinos adultos) para hacer una gran receta, y que puede que le guste a mucha gente, sobre todo a los que la vean en una situación familiar con niños pequeños, amantes de los animales o admiradores de películas como la que he comentado de Bud Spencer y Terence Hill, o porqué no también a los que les gusten películas tipo Robinson Crusoe o Naúfrago, con las que tiene algunas cosas en común ... pero como digo, a mi el plato resultante final me decepcionó un poco, no sé si porque faltó sal entre esos ingredientes o porque es una película de esas que he comentado otras veces que hay que verla en una edad de tu vida determinada para que te guste.

Aunque por otro lado me gustó el recuerdo a un bonito pero dramático episodio biblíco como el del Diluvio Universal y el Arca de Noé, y como en la película se insta a creer en Dios, a darle gracias por las cosas que tenemos, a querer a las personas, no utilizar la violencia y como la fé puede mover montañas y aunque muchos no se den cuenta, la presencia de Dios y los pequeños milagros están más presentes de lo que creemos.









Valoración:                            5/10












11 febrero 2025

Águila gris (1977)

 





Hace unas semanas vi una parte de, posiblemente el mejor western para mi gusto y una de las mejores películas también, Centauros del desierto, la obra maestra de John Ford, con el mejor momento también del mayor icono del western, John Wayne.

Los lunes a las diez de la noche, en La 2 de RTVE, suelen poner clásicos a los que es difícil resistirse, y raro es el día que no veo parte o la película íntegra que echan, aunque ya la haya visto. Justo mientras escribo esta reseña, es lunes, y están poniendo La conquista del oeste.

Tuve durante mucho tiempo bastante abandonado el género, a pesar de pasar mi infancia viendo muchas de las películas más famosas, pero quizás por saturación, quizás porque me estaba perdiendo otros muchos géneros y películas interesantes dejé casi radicalmente de ver westerns, sobre todo películas que no hubiera visto, porque algún clásico siempre iba revisionando.

Y mira por donde me enteré de la existencia de esta película, supuestamente una versión de Centauros del desierto (de hecho hasta un indio, bastante residual y poco interesante, que se llama Cicatriz), lo cual era un reclamo muy grande, y además con un aliciente o curiosidad, trabajaba una de las actrices que lo hizo en la película de John Ford, una hermosa Lana Wood (hermana menor y menos conocida de Natalie), que en Centauros encarnó a la niña Debbie en su escena inicial, la que de más mayor en la misma película interpretó su hermana Natalie Wood.

Erróneamente, hace poco, comentaba que posiblemente Vera Miles era la última actriz viva de aquella película, que casi tiene 70 años, sin darme cuenta que en ella trabajaban algunas niñas que podían vivir todavía, como Lana Wood.


La verdad que su carrera ha sido poco exitosa, con dos hechos curiosos, el primero que ha estado casada seis veces (ninguna vez con un actor famoso aunque se dice que salió con algunos que si lo eran y mucho, como Warren Beatty, Sean Connery, Alain Delon o Ryan O'Neal), y el segundo que su filmografía tuvo una interrupción muy duradera, desde 1985 hasta 2008, no sé si fruto de alguno de sus matrimonios, y sorprendentemente, después de 23 años sin ningún título de crédito retomó su carrera, aunque fuera con papeles menores.

Tampoco es que haya tenido una vida fácil, a la desgraciada y misteriosa muerte de su hermana Natalie con tan solo 43 años, se sumó en 2017, casi con la misma edad que murió su hermana, la muerte de su única hija.

A raíz de la muerte de su hermana, se cortó la realción con su cuñado, el también actor Robert Wagner (todavía vivo y que forma junto a Gene Hackman y Clint Eastwood el notable trío de actores nacidos en 1930 todavía presentes), del que siempre sospechó culpable de la muerte de su hermana.

Realmente su carrera no tiene más que un título destacado, más allá de Centauros del desierto con un pequño papel e infantil, y es en una de las entregas de James Bond, Diamantes para la eternidad (1971), pero tampoco ese papel, cuando contaba apenas 25 años, le hizo relanzar su carrera, y eso que tenía un gran atractivo y una buena voz, cosa que he podido comprobar porque durante la película hay algunas escenas que no tenían doblaje y se oye su voz original, que es bastante buena para el cine.

Para Diamantes para la eternidad la contrataron los productores después de ver sus fotos en la revista Playboy, y es que como ha quedado evidenciado en casi todas sus películas, para ser Chica Bond, era casi más importante un notable atractivo físico que unas óptima cualidades interpretativas.

Con solo 1,60 metros de altura (su hermana Natalie 1,57), lo pasó mal en el rodaje de esta película debido a la gran estatura de Sean Connery. La diferencia era tan notable que ni siquiera unos zapatos con un importante tacón valían para solventarla.


Una película dirigida por Charles B. Pierce, que en esta ocasión hace nada menos que de productor, director, guionista y hasta tiene un papel en el reparto. Hizo varias películas parecidas durante estos años, que quizás podríamos catalogar como westerns crepusculares.

Pero es un concepto un poco complejo, por lo menos para mi, el del western crepuscular. Por año de realización sin duda, aunque yo lo discierno más por el tipo de película del oeste y sobre todo la localización del rodaje, cuando dejan de aparecer los clásicos escenarios de Utah o Arizona, áridos y desérticos y se empiezan a utilizar lugares más verdes y septentrionales, como en este caso en el estado de Montana.

Aparecen en el reparto dos clásicos del western, como Ben Johnson y Jack Elam, con los que el director contó en alguna película más. Curiosamente también son dos actores cuyas apariciones asocio principalmente a una edad avanzada, no tanto porque fueran muy mayores, sino quizás porque siempre aparentaron más edad.

Ben Johnson es el encargado de suplantar e imitar a John Wayne, y evidentemente la comparación es odiosa. Siempre le vinieron mejor los papeles secundarios, como en Cometieron dos errores.

Con un elemento clásico del western como son los indios, aquí con dos tribus, una de carácter pacífico y otro con el habitual espíritu guerrero.

Sería curioso tener un detalle del número de apariciones de cada tribu india a lo largo de la historia del cine.

En este caso aparecen las tribus Cheyennes y Shoshones (una escisión de los Comanches). Habitualmente siempre he tenido a los Comanches (protagonistas de Centauros del desierto), como los más temibles, seguidos por los Apaches. Pero el historial de tribus es enorme, desde los más pacíficos Sioux, pasando por los Kiowas, los Cherokees, los Dakotas y los Lakotas, los Mescaleros o los Semínolas, como más representativas entre otras muchas.

Y lo cual me lleva a hilarlo con cuantos de los actores que encarnaron a los indios más populares en el cine eran realmente nativos. Porque muchas veces lo parecen, pero una buena caracterización hace maravillas. Sin ir más lejos después de ver Centauros del desierto me fui a revisar la película y el actor que encarna al jefe indio Cicatriz creo que es alemán.


Una película que evidentemente si comparamos con Centauros del desierto queda claramente en evidencia, pero que muestra conceptos distintos, una relación diferente entre los indios y los blancos, acercando la paz y la convivencia entre ambos y con relaciones más allá de la amistad, en un territorio que también llama menos a la hostilidad, con algunos toques de humor (aunque creo que son prescindibles) y todo ello culminado por una buena banda sonora. Quizás empieza bastante bien y promete pero con el paso de los minutos pierde algo de interés y no acaba de cuajar una buena película.










Valoración:                              5/10
















30 enero 2025

Siete noches en Japón (1976)

 






Termino este viaje cinematográfico por Asia, en el extremo oriental del continente, en al archipiélago de Japón, con una película que me encontré por casualidad en mi colección y que es justo lo que buscaba, con otro argumento que no fuera el bélico y de otra década posterior.

Una película totalmente desconocida, donde quizás el nombre que más suene de la producción sea el de su director Lewis Gilbert, longevo director británico, fallecido en 2018 a los 98 años y que obtuvo en su carrera una nominación al Óscar, a mejor película por Alfie en 1967.

Un director que ya había ambientado previamente una película en Japón, concretamente una de James Bond, Sólo se vive dos veces (1967), y curiosamente su anterior película es esta que comento también empezó por Siete en su traducción al Español, Siete hombres al amanecer (1975), que además contaron con el mismo director de fotografía, el francés Henri Decae. Y además otra titulada El séptimo amanecer (1964), parece que el siete era su número de la suerte.

Seguramente sea el director que más veces ha dirigido al famoso agente británico 007, ya que además de en Sólo se vive dos veces, los hizo en La espía que me amó (1977) y Moonraker (1979).

Como digo una película no de corte bélico, si no centrada en la Aristocracia británica visitando el país del sol naciente. Este tipo de películas pueden resultar aburridas e incluso tediosas, cuando se centran en rodajes de interior exclusivamente, y se centran en protocolos y ambientes totalmente desconocidos y de escaso interés para el público general, pero aquí se nos hace un bonito recorrido por algunos lugares del país nipón, como el Buda Sentado de Kamakura en el preámbulo de la película, o el Monte Fuji y el Templo de Oro de Kyoto durante el desarrollo de la misma.

Sorprende que en un país tremendamente sobrepoblado (en la película dicen que Tokio tiene 11 millones de habitantes ya en 1976), el director conjuga muy bien el rodaje en ciudad como en zona más despoblada, encontrando lugares dignos de meditación, muy propia en Japón, y dotando a la película de un ambiente tranquilo, apacible y melancólico.


Más allá del cine producido en el país, con Akira Kurosawa como máximo referente, la sensación es que se ha utilizado poco la localización de Japón para realizar películas, tal vez por costes de producción, igual rodar íntegramente allí, como sucedió con esta película es relativamente costoso.

Así que se aprovecharon pasajes históricos, especialmente la Segunda Guerra Mundial para ambientar alguna película en este país asiático.

Y en este caso se utiliza una visita británica a Japón, países enfrentados en la Guerra, pero aparentemente sin mucha conexión entre si.

De la película se dijo que el personaje del príncipe George (Michael York) representa al rey Carlos III (por aquella época príncipe). Time Out dijo que el personaje era "obviamente Charles, aunque se llamaba George".

También se valoró y se hizo una comparación con un clásico como Vacaciones en Roma, diciendo que fue "una actualización libre de Vacaciones en Roma (1953)", pero no acabo de ver tanta conexión entre ambas.


Se trata de un agradable recorrido turístico por Japón con una trama poco interesante, ligeramente romántica sin ser empalagosa, cursi sin ser detestable, y una subtrama bastante tonta que implica un intento de asesinato absurdamente llevado a cabo.

Así que contrastes, hay cosas positivas y cosas negativas, pero no es una película que quieras dejar de ver, especialmente si nunca has estado en Japón y tienes curiosidad por este país y su cultura.










Valoración:                            5/10













11 diciembre 2024

Hielo frágil (1981)

 



Hay veces que un buen actor pasa toda la vida en el anonimato o en un segundo plano, simplemente porque no tiene una apariencia física muy atractiva o porque no se le dan las oportunidades adecuadas, y creo que Dwight Schultz podría estar en ese grupo.

Porque para todos los que hayamos visto El Equipo A, creo que es innegable que es un gran actor, y que su interpretación de loco es de las mejores que he visto en el cine, con el condicionante de que él lo hace en 97 episodios, no en una película concreta.

Aunque no es menos cierto que quizás no sería lo mismo sin la increíble voz de doblaje que tuvo durante toda la serie, a cargo de Salvador Aldeguer, siendo la misma durante toda la serie, al igual que el personaje de M.A., y factor que ayuda mucho a familiarizarse con un actor.

Lo cual me hace volver a poner en valor la importancia del doblaje en el cine, y como ha ido perdiendo calidad y protagonismo con el paso de los años. La diferencia entre las voces que escuchábamos en películas de los 50, 60, 70 y hasta incluso 80 y las del siglo XXI, es abismal.

Tiene la carrera más prolífica de los cuatro, pero también es cierto que muchos de sus títulos de crédito corresponden a actor de voz para videojuegos.

Debutó tarde (34 años), precisamente con esta película, y no trabajó en otros proyectos durante la duración de la serie de El Equipo A, acontecimiento a raíz del cual aprovechó para añadir títulos a su filmografía, todo lo contrario que el resto de sus compañeros de rodaje en la serie.


Dos anécdotas de su paso por la serie:


- Cuando conoció a George Peppard por primera vez cuando estaba empezando El equipo A (1983), se  presentó respetuosamente como Dwight Schultz. La respuesta de Peppard fue: "Muy bien. Soy George  Peppard y no soy un hombre muy agradable". Es un hecho que ya he leído en más sitios y que me ha decepcionado, tenía un concepto diametralmente opuesto de Peppard, aunque seguiré disfrutando de sus actuaciones en los episodios de la serie.

- Diseñó todas las camisetas que su personaje "Howling Mad" Murdock usó en El equipo A (1983) y las calificó como su contribución constante a la serie.



Elegí esta película, aunque Dwight Schultz (de ascendencia alemana, como indica su apellido) tuviera un papel residual, ya que cumple dos objetivos que siempre he dicho identificaban las películas que quería ver y comentar, ser poco conocidas y ver películas de actores antes de que fueran famosos.

Además con el contraste de Dwight Schultz estaba debutando y Lillian Gish estaba finalizando su carrera. Una actriz nacida en el siglo XIX y cuya mayor parte de filmografía está englobada en el cine mudo, donde fue una de las actrices más longevas y más importantes.
Simplemente, en su año de debut, 1912, con tan solo 19 años, tiene 12 títulos de crédito.

Aquí, con 87 años ya todavía se mantenía bien, aparentando menos edad y aún le dio tiempo de trabajar en alguna película más y vivir 12 más, llegando hasta los 99. Creo que es la primera película que veía en la que trabajara.

Y la otra cara conocida de la película es una muy guapa Kate Jackson. Actriz cuyo rostro me resultaba algo familiar pero rebuscando entre su filmografía no di con ninguna película que me sonara haber visto, más allá de su papel en la serie Los Ángeles de Charlie.

Llegó a estar casada con un actor secundario como Andrew Stevens, y me ha resultado un bonito y agradable descubrimiento.


Estamos ante una TV Movie, con unas características habituales en este tipo de películas, escasas localizaciones, predominando el rodaje en interior, ausencia de violencia, de escenas de desnudos y de vocabulario malsonante y una historia entre el drama y el romance.

La película comienza más amable, con dos aspectos curiosos, un romance entre profesora-alumno, que a cualquiera de nosotros nos puede llevar la memoria a nuestra época de estudiante y pensar en alguna profesora joven que protagonizara esta película con nosotros y el curioso trasfondo de la Copa América de Vela, que pensé que no se había hecho popular e importante hasta entrado el siglo XXI.

Después la película se vuelve más cruel y dramática exponiendo algunas costumbres arraigadas en localidades pequeñas que pueden provocar un grado de crueldad con otras personas, dándoles absolutamente igual, pareciendo lo único importante que esas tradiciones se perpetúen y no evaluando la idoneidad de las mismas y el perjuicio que puedan causar a otras personas.









Valoración:                         6/10











26 julio 2024

Corazones en fuga (1969)

 







La mayoría de las veces no le dedico nada de tiempo a la elección de la película que voy a ver y aunque alguna vez me llevo alguna sopresa agradable, lo ideal es dedicarle cinco minutos y así elegir una que casi seguro que te va a gustar. Al final hay tantas y tantas que se van a quedar sin ver que mejor intentar ver las que parezcan más apetecibles para uno.

Y es lo que hice esta vez. Me topé con una lista de un usuario en IMDb y la primera que aparecía creo que era ésta, que efectivamente la tenía marcada como prioritaria para ver, pero sin ningún tipo de reseña, con lo cual, al ser de 1969 siempre tendría menos prioridad seguramente que las películas de los 80, porque además no la tenía ni identificada como posible película veraniega y el título tampoco inducía a ello.

Así que al igual que el otro día con Gomia, terror en el Mar Egeo, introduje otro escenario diferente de vacaciones, o en este caso de retiro, pero que también se podría considerar como vacacional.

Con dos parámetros diferentes a las comedias típicas de los 80 que es lo que habitualmente veo en estas fechas.

- El primero, que curiosamente, el protagonista es una persona adulta, tirando ya a la tercera edad prácticamente.
- El segundo, que el destino elegido no son las típicas playas de California, o en su defecto otros lugares populares y cinematográficos, como Miami, Acapulco o algunos destinos de Europa como Ibiza, Saint Tropez o Santorini, si no la Gran Barrera de Coral de Australia.


Pero a pesar de ambientarse y rodarse en Australia, estamos ante una película británica, con productor, director y actores principales de las islas.
En ese sentido me recordó a una interesante pero urbana, película inglesa que también se rodó y ambientó en Australia, como fue Conexión en Sidney.


Digamos que es otro destino de esos que me habría encantado conocer y que se quedará en el tintero, y que solo podré conocer ligeramente a través de atlas geográficos, documentales o películas como ésta.

Un amigo mío estuvo hace muchos años por allí y a la vuelta nos enseñó unas fotos realmente fascinantes, tanto de la costa como del interior, como he podido constatar con cada película rural australiana que me ha conquistado.

Dirigida por un buen y polifacético director británico, Michael Powell, (es en lo que más destacó, pero su filmografía también es extensa en su faceta como productor, guionista y actor), ante casi su último trabajo, juntó a un gran actor, y quizás no muy valorado como James Mason (nominado para tres premios Óscar), aunque su filmografía habla por si sola, tanto en su madurez, como incluso ya en su etapa final.
Tiene un montón de películas interesantes y espero acordarme de darle más oportunidades, aunque ya he visto varias películas suyas, casi todas interesantes.

Y junto a él, de manera impactante, tanto por la diferencia de edad como por lo sorprendente que me ha parecido verla así de jóven y de espléndidad, la actriz Helen Mirren. Una actriz que siempre conocí mayor, y de la que desconocía totalmente sus inicios, y más esta película que es su primer papel protagonista, y que para ser de 1969, extraña por mostrar su cuerpo desnudo sin ningún tipo de problema.

Aunque evidentemente seguro que a ella no le agradó mucho. Cuenta la historiadora de arte Jeanette Hoorn, citando una entrevista con Helen Mirren, la incomodidad con las escenas de desnudos, en las que el resto del equipo estaba completamente vestido y en las que Cora es la única figura desnuda. Hoorn sugiere cómo estos sentimientos de incomodidad y resentimiento se trasladan a la ficción de la experiencia de Cora, que acepta posar desnuda para la artista a cambio del dinero necesario para salir de su infeliz hogar con su abuela demente, y su escape a las brillantes luces de Brisbane.

Pero imagino que este papel le ayudaría para descubrir lo hermosa que era por aquel momento y lo buena actriz que podía ser.


Curiosamente, James Mason conoció aquí a su futura esposa, Clarissa Kaye-Mason. Clarissa Kaye interpretó el papel de la exnovia de Mason en Australia. La escena que protagonizaron juntos se filmó en la cama y Clarissa, que se estaba recuperando de una neumonía, tenía una fiebre de 39,4º. Después de la filmación, Mason comenzó a comunicarse con Kaye y ambos se casaron en 1971, y así permanecieron hasta la muerte de Mason en 1984. Habría que saber si no le produjo alguna tentación Helen Mirren a pesar de ser más de 30 años más joven que él.


De todas maneras no esperéis una película profunda. De hecho la sencillez de la misma y el minimalismo se notan en la ubicación elegida, bastante austera, aunque en un entorno de gran belleza, y el limitado número de personajes, todos ellos muy bien interpretados.

De este reparto, había un joven actor australiano, ya fallecido, Harold Hopkins, del que consideraron que podría haber sido tan famoso como Mel Gibson, pero no tuvo la misma suerte, como tampoco su personaje aquí en la película.

Y como curiosidad, entre los títulos de crédito, también aparece el nombre de Frank Thring. ¿Y quien es Frank Thring? Pues un actor que con un muy breve papel se convirtió en un rostro con una fuerza tremenda, y es que su corta interpretación de Poncio Pilato en Ben-Hur me pareció de las mejores actuaciones breves que he visto, quizás por su atuendo y caracterización, por su tranquilidad o imperturbabilidad, pero el aportó su granito de arena a Ben-Hur y la película le aportó a él un rostro famoso para siempre. Eso sí, aquí no esperéis verlo, creo que se le asigna en los títulos de crédito el papel del perro del personaje de Mason, aunque curiosamente en castellano el perro no emite ninguna palabra, ni siquiera onomatopeya, creo, no como por ejemplo en 2024-Apocalipsis nuclear (1975), en la que el perro se pasa toda la película hablando con Don Johnson.


Para mi una grata sorpresa y una joya escondida en este destino idílico.











Valoración:                              8/10













13 julio 2024

El lado oscuro del sol (1988)

 






Para completar este repaso por los inicios de ese póker de estrellas nacidos a principios de los años 60, (Tom Cruise, Keanu Reeves, Johnny Depp), quedaba por revisar una película de Brad Pitt. Difícilmente podré volver a repeteri este acontecimiento porque de algunos de ellos ya no quedan películas poco conocidos que sigan la filosofía de mi blog.

Lo primero a reseñar es que ésta película es más tardía que las otras tres que propuse, siendo por tanto los comienzos de Brad Pitt un poco posteriores. De hecho lo podíamos acreditar como su primer largometraje, tiene cuatro títulos de crédito como "sin acreditar" anteriormente, en películas conocidas como La tierra de nadie o Golpe al sueño americano.

Ni siquiera había rodado Triunfo amargo (1990), para luego ya encadenar de manera consecutiva sus grandes éxitos, que comenzaron con Thelma y Louise (1991). Es posiblemente del cuarteto que he analizado, el que más películas exitosas haya tenido, porque llegó a encadenar una lista de películas en los 90 que fueron éxito tras éxito

- El río de la vida
- Amor a quemarropa
- Entrevista con el vampiro
- Leyendas de pasión
- Seven
- Siete años en el Tíbet
- ¿Conoces a Joe Black?
- El club de la lucha
- Ocean's eleven
- Troya

Entre otras, superando creo yo claramente a sus compañeros de generación en cuando a número de éxitos en la gran pantalla.


Lo que sorprende es como, una posible estrella en ciernes, o aunque todavía no lo fuera algo de potencial se intuiría, acabara en esta película yugoslava como protagonista. Película que a día de hoy creo que sigue siendo bastante o muy desconocida aquí. Pero un país tan lejano de los Estados Unidos como la antigua Yugoslavia, y además con una película aparentemente extraña, (pero totalmente original y diferente) y sin un resto de reparto destacado tampoco, resulta muy sorprendente.

De hecho la película se editó en 1997 para hacer un reestreno cuando Pitt ya gozaba de un estrellato sólido y consolidado.

Un cine Serbio, cuyo exponente más relevante es Emir Kusturica, nacido en la parte Bosnia de Yugoslavia, y con su película más destacada, El tiempo de los gitanos.

De hecho supuestamente la película se rodó en la localidad de Kotor (hoy Montenegro), y otra de esas curiosidades que me pasan ... al día siguiente una amiga mía que va a ir unos días de vacaciones a Dubrovnik, me pidió si le podía recomendar qué ver por allí. Rápidamente me vino a la mente mi viaje a Croacia de 2013 y uno de los sitios que le recomendé fue Kotor, y su increible fiordo "Las bocas de Kotor", sin yo saber que la película se había rodado allí.
Y para haberse rodado allí me parece poco aprovechado, porque Kotor tiene unas estampas maravillosas que no se ven reflejadas en la película.


Aunque con una enfermedad diferente y no tan dramática, me siento reflejado en el personaje interpretado por Pitt, y quizás por ello me llegue más la película que a otras personas.

Hace un alegato inicial, de "Quiero vivir"

Y luego hay frases en la película que comparto plenamente, como "Me siento un observador de la vida", cosa que comparto, aunque el contexto sea diferente o "Necesito amigos, amor, solo quiero vivir como la gente normal", con la diferencia y la suerte que yo si he podido vivir eso durante bastantes años, gracias a Dios.

Y en general transmite los pequeños placeres de la vida, cosas normales que damos por hechas y por alcanzables para todos, y el aprender a valorar las cosas aunque a la mayoría de la gente le puedan parecer insignificantes, en un alegato de humildad, de valentía y de aceptación de las enfermedades y sus consecuencias.


Pitt transmitió bien al espectador la tortura emocional interna que su personaje sentía al no poder salir al mundo y hacer cosas normales de un joven, y mostró que, aunque llevaba el traje para detener la tortura externa del sol que le quemaba el cuerpo, sus sentimientos internos, que en realidad son más importantes en muchos sentidos, estaban sufriendo constantemente, pero el resto del reparto, o más bien los diálogos (además de una carrera de motos extremadamente ridícula y deficiente) son lo que le restan un poco de valor a esta interesante película.

Una impactante película, en la que se aborda la fé, la religión, el drama familiar y las adversidades de la vida en general, con la también sorprendente presencia de pasajes de Johan Sebastian Bach de fondo.


Una película que cuando empecéis a ver podría daros cierto aire a Batman, y que bien podría haberse llamado El caballero oscuro, y que además curiosamente hay un momento en el que el personaje de Pitt hace un guiño hacia este pensamiento mío y que habrá tenido más gente, apareciendo con una camiseta con el logotipo de Batman.









Valoración:                          6/10














01 abril 2024

Scheherezade (1963)

 





Con las existencias de películas realcionadas con la Semana Santa o con La Biblia un poco maltrechas, este año no pude innovar y ver alguna inédita.
Y tampoco he visto ninguno de los grandes clásicos que habitualmente todavía reponen en los canales de televisión por estas fechas.

Especialmente tengo predilección, y casi siempre que las ponen les dedico un rato, por:

- Ben Hur
- Quo Vadis
- Barrabás (esta la echan esta noche, aunque quizás un poco fuera de lugar ya)
- Los diez mandamientos
- Rey de Reyes
- Sodoma y Gomorra


Y luego hay otra serie de películas que he visto menos y que ya hace mucho tiempo, y que algún día debería volver a ver, como:

- Sansón y Dalila
- La túnica sagrada
- Salomón y la reina de Saba


Tendré que seguir investigando, sobre todo, seguro que tengo o hay por ahí alguna versión de Adán y Eva que tengo curiosidad por ver.


Para suplir este tipo de escasas películas (o no tan escasas, pero no tengo especial interés por muchas de las miniseries que se hicieron en los 70 y los 80), de vez en cuando tiro de algún Peplum, que también pegan bastante en estos días (estuve viendo una de las muchas películas de Hércules, pero ni me gustó, y además estaba centrada en el imperio maya), o de alguna película también histórica o que se localice en esa zona de Oriente Medio, como parecía evidente que era ésta, Scheherezade, y que además tenía un pequeño motivo cristiano en el argumento, como era permitir el paso a Tierra Santa a los europeos para visitar la tumba de Cristo.

Una interesante coproducción francesa, italiana y española, con partes y personajes históricos reales, como Carlomagno y Harún Al Rasid, mezclado con otras ficticias.

La parte francesa de la película corre a cargo de su longevo director y guionista, en quizás su película más internacional, y el actor protagonista Gerard Barray, fallecido recientemente, en España, donde estaba asentado tras casarse con una española, y donde rodó la gran parte de sus últimas películas, ya más en el anonimato.

Por la parte italiana, varios actores, entre ellos Giuliano Gemma, que participó en bastantes Spaghetti Westerns y en muchas más películas.

Y por parte española, además de un guionista, dos actores pioneros en películas internacionales en España, hoy prácticamente olvidados por completo, como fueron Fernando Rey y Jorge Mistral, en dos papeles más secundarios, pero con visibilidad.

Sorprende que los otros dos actores protagonistas vinieran de dos países con mucha menor tradición e importancia en el cine, como Dinamarca (Anna Karina), y Portugal (Antonio Vilar, que también se asentó y falleció en España).


Una película totalmente desconocida, entiendo que no con un presupuesto excesivamente bajo. Una película oriental típica con todos sus ingredientes (a veces alguna está rodada totalmente en interiores y le quita el ingrediente fundamental, como pueda ser el desierto), con interiores muy ornamentales y glamourosos, bailes típicos, desierto, vestuario elegante y recargado y varias localizaciones interesantes y apropiadas para el argumento.

Con el trasfondo de los cuentos de Las Mil y Una Noches de fondo, nos encontramos con una película de héroes y villanos, desiertos inóspitos y lujosos palacios, combates medievales a espada y un nuevo romance a tres, como me sucede últimamente en bastantes películas.

Por último, tres elementos que acaban de dar fuerza y vigor a la película.

Por un lado el potente efecto que le da el sistema de grabación Eastmancolor a la película. Aunque fuera el hermano pobre del Technicolor, y supuestamente con el paso de los años parece ser que los colores desteñían, en aquel momento, y la copia que tengo yo lucen radiantes, con una gran paleta cromática.

Por otro, el rodaje, con voces bastante reconocibles y notables de la época, especialmente destacada la del personaje de Gerard Barray.

Y por último, la partitura de André Hossein, con cierto parecido en algún momento a la de Miklos Rozsa de Ben-Hur, y muy a la altura de la película.












Valoración:                                   7/10
















23 marzo 2024

La villa de los viernes (1991)

 





Pues era viernes noche y hace tiempo que tenía ganas de hacer coincidir esta película con este día de la semana.
No sabía absolutamente nada de ella, pero me gustan esas coincidencias o conexiones a la hora de ver una película.

Y la parte buena es que me sirvió para ver una película como protagonista de Julian Sands, actor británico fallecido el año pasado, aparentemente mientras hacía senderismo en las montañas de California, una actividad el senderismo que parecía ser una de sus grandes pasiones y que a mi también me encanta.

La verdad es que me parecía muy extraño que no hubiera visto nada de él, pero mirando su filmografía pude constatar que casi era cierto ese dato, y la única película que había visto en la que trabajaba era Leaving Las Vegas. No es por ejemplo como otros actores, secundarios principalmente, que te suenan haberlos visto alguna vez, pero te pones a revisar su filmografía y has visto muchas películas en las que intervienen, pero que te han pasado completamente desapercibidos, como por ejemplo el fallecido este semana M. Emmett Walsh, del que tengo que ver algo suyo como homenaje.

Sands era un actor más especializado en dramas o romances, pero por su apariencia física encajaba perfectamente también en películas de misterio, crimen o terror. Por su apariencia en esta película me encajaba, por ejemplo, como uno de los malos de Cobra, con Stallone.

Junto a él, dentro de los pocos personajes que intervienen en la película, está como coprotagonista, la actriz polaca Joanna Pacula. Una actriz con apariencia de seria e inexpresiva, a la par que hermosa y angelical, con unas sorprendentemente cejas pobladas como una seña de identidad, que para nada emborronan ni deslucen su atractivo facial.

A ella la había visto en Puzzle mortal y en Dulces mentiras, ésta con motivo del fallecimiento de Treat Williams.
Tanto Sands como Pacula volvieron a coincidir poco después en Warlock, Apocalipsis Final, segunda parte de Warlock, el brujo, en la que también trabajó Julian Sands.


Pero ahí se queda lo bueno de la película, en descubrir a Julian Sands y ver otra película más de Joanna Pacula.

Es una de esas películas que sé que no me iban a gustar desde el minuto uno, a pesar de que las localizaciones que salían y la atmósfera generada, principalmente por la buena banda sonora de Ennio Morricone pudieran parecer lo contrario, pero el presagio en mi caso no era positivo.

Y es que cuando al minuto, o poco más, de empezar ya se ven desnudos algo no encaja. No es que yo piense que un desnudo en cine tiene que deslucir la película, y ser únicamente carnaza para los espectadores masculinos, es que la sensación de que fuera tan rápido era que iba a tener bastante peso en la película.

Y efectivamente, así fue, hasta culminar también con un desnudo integral masculino (algo muy poco frecuente), y convertirla casi en una película erótica.
Aunque su director, Mauro Bolognini no tiene pudor a la hora de que sus películas contemplen sucesivas escenas de desnudos. Tan solo había visto de él La Veneciana, y la carga del cuerpo desnudo en aquella también era importante.

Aunque inicialmente me podía evocar ligeramente a una película que me gusta mucho como es Un amor de verano (1982), o por momentos también pudiera evocarme remotamente a La piscina (1969), finalmente se convierte en una triángulo amoroso (que últimamente lo etiqueto mucho en las películas), muy tormentoso y que evoca actitudes matrimoniales y humanas poco edificantes en estas fechas de Semana Santa (y en general), o por lo menos para mi forma de ver la relación entre un hombre y una mujer.











Valoración:                             4/10