Hay veces que un buen actor pasa toda la vida en el anonimato o en un segundo plano, simplemente porque no tiene una apariencia física muy atractiva o porque no se le dan las oportunidades adecuadas, y creo que Dwight Schultz podría estar en ese grupo.
Porque para todos los que hayamos visto El Equipo A, creo que es innegable que es un gran actor, y que su interpretación de loco es de las mejores que he visto en el cine, con el condicionante de que él lo hace en 97 episodios, no en una película concreta.
Aunque no es menos cierto que quizás no sería lo mismo sin la increíble voz de doblaje que tuvo durante toda la serie, a cargo de Salvador Aldeguer, siendo la misma durante toda la serie, al igual que el personaje de M.A., y factor que ayuda mucho a familiarizarse con un actor.
Lo cual me hace volver a poner en valor la importancia del doblaje en el cine, y como ha ido perdiendo calidad y protagonismo con el paso de los años. La diferencia entre las voces que escuchábamos en películas de los 50, 60, 70 y hasta incluso 80 y las del siglo XXI, es abismal.
Tiene la carrera más prolífica de los cuatro, pero también es cierto que muchos de sus títulos de crédito corresponden a actor de voz para videojuegos.
Debutó tarde (34 años), precisamente con esta película, y no trabajó en otros proyectos durante la duración de la serie de El Equipo A, acontecimiento a raíz del cual aprovechó para añadir títulos a su filmografía, todo lo contrario que el resto de sus compañeros de rodaje en la serie.
Dos anécdotas de su paso por la serie:
- Cuando conoció a George Peppard por primera vez cuando estaba empezando El equipo A (1983), se presentó respetuosamente como Dwight Schultz. La respuesta de Peppard fue: "Muy bien. Soy George Peppard y no soy un hombre muy agradable". Es un hecho que ya he leído en más sitios y que me ha decepcionado, tenía un concepto diametralmente opuesto de Peppard, aunque seguiré disfrutando de sus actuaciones en los episodios de la serie.
- Diseñó todas las camisetas que su personaje "Howling Mad" Murdock usó en El equipo A (1983) y las calificó como su contribución constante a la serie.
Elegí esta película, aunque Dwight Schultz (de ascendencia alemana, como indica su apellido) tuviera un papel residual, ya que cumple dos objetivos que siempre he dicho identificaban las películas que quería ver y comentar, ser poco conocidas y ver películas de actores antes de que fueran famosos.
Además con el contraste de Dwight Schultz estaba debutando y Lillian Gish estaba finalizando su carrera. Una actriz nacida en el siglo XIX y cuya mayor parte de filmografía está englobada en el cine mudo, donde fue una de las actrices más longevas y más importantes.
Simplemente, en su año de debut, 1912, con tan solo 19 años, tiene 12 títulos de crédito.
Aquí, con 87 años ya todavía se mantenía bien, aparentando menos edad y aún le dio tiempo de trabajar en alguna película más y vivir 12 más, llegando hasta los 99. Creo que es la primera película que veía en la que trabajara.
Y la otra cara conocida de la película es una muy guapa Kate Jackson. Actriz cuyo rostro me resultaba algo familiar pero rebuscando entre su filmografía no di con ninguna película que me sonara haber visto, más allá de su papel en la serie Los Ángeles de Charlie.
Llegó a estar casada con un actor secundario como Andrew Stevens, y me ha resultado un bonito y agradable descubrimiento.
Estamos ante una TV Movie, con unas características habituales en este tipo de películas, escasas localizaciones, predominando el rodaje en interior, ausencia de violencia, de escenas de desnudos y de vocabulario malsonante y una historia entre el drama y el romance.
La película comienza más amable, con dos aspectos curiosos, un romance entre profesora-alumno, que a cualquiera de nosotros nos puede llevar la memoria a nuestra época de estudiante y pensar en alguna profesora joven que protagonizara esta película con nosotros y el curioso trasfondo de la Copa América de Vela, que pensé que no se había hecho popular e importante hasta entrado el siglo XXI.
Después la película se vuelve más cruel y dramática exponiendo algunas costumbres arraigadas en localidades pequeñas que pueden provocar un grado de crueldad con otras personas, dándoles absolutamente igual, pareciendo lo único importante que esas tradiciones se perpetúen y no evaluando la idoneidad de las mismas y el perjuicio que puedan causar a otras personas.
Valoración: 6/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario