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19 abril 2025

Adán y Eva, la primera historia de amor (1983)

 







Ya que mis problemas de salud me impiden participar de manera activa en la Semana Santa, como me gustaría y mis creencias y mi fé me invitan, decidí hacer un esfuerzo, ya que estas semanas me está costando mucho ver películas y sobre todo comentarlas, y rebusqué un poco alguna película no habitual de estas fechas pero si que estuviera relacionada de alguna manera con ellas.

La historia de Adán y Eva, aunque conocida por todo el mundo, ya que está en el Génesis, al inicio de La Biblia, nunca ha tenido un peso importante en los pases cinematográficos de estas fechas, que por otra parte son bastante repetitivos, aunque no por ello poco interesante, ya que a mi personalmente siempre me agrada ver un rato de los grandes clásicos de estas fechas.

Y aunque no haya ninguna película importante que trate la historia de Adán y Eva, si que hay varias que hasta lo llevan en el título.

Tenía tres alternativas:

Dos películas mejicanas, en color, una con el título tal cual, Adán y Eva (1956), y otra llamada El pecado de Adán y Eva (1969), con un interesante Jorge Rivero, pero que presumiblemente estarían en castellano latino, y siempre desluce un poco la película, así que me decanté por la tercera opción cronológicamente, como es ésta Adán y Eva, la primera historia de amor (1983).


Como cabía esperar, siendo desconocida y totalmente atemporal de las grandes producciones cinematográficas de temática biblíca, era difícil esperar una película excesivamente interesante.

Parece ser una coproducción italo-española, pero veo pocos indicios de esa parte española, ni actores, ni localizaciones de rodaje aparentes.

El director le dedica pocos minutos a la estancia de Adán y Eva en el paraíso, aunque nos muestra una versión idílica del mismo, con un paradisíaco lugar entre cascadas y playas vírgenes, que no me ha sido posible identificar, y se centra en ofrecernos una visión de lo que pudo ser la vida de los protagonistas de la creación de Dios en su destierro del paraíso y su transitar por la tierra.

Pero claro, no sé muy bien si el director o sus guionistas nunca habían leído la Biblia, eran poco creyentes, les resultaba aburrida ... o es que precisamente habían visto la famosa película El lago azul (1980) de Randal Kleiser, pero la sensación que da es que la película toma muchas ideas de la película que catapultó a Brooke Shields y desarrolla una historia poco acorde al texto de la Biblia y además de mucha menos calidad que la película a la que intentaba imitar o parecerse (siempre se aprovechan películas de mucho éxito para hacer otras parecidas y aprovechar el tirón de la original para hacer buena taquilla).


Evidentemente las actuaciones son muy flojas, los diálogos muy pobres y la expresividad bastante deficiente, pero no habría que cargar todas las tintas contra los actores, si no más bien contra los que dirigieron el enfoque de la historia.

Para completar el cúmulo de defectos y cosas que no aportan nada y devalúan la película, están las multiples tomas de archivo, que simplemente por el cambio de calidad de imágenes debería darles vergüenza haberlas metido (más allá de que no sean creíbles en si), con animales salvajes como si fueran mansos y domésticos y catástrofes terrestres y ambientales claramente recortadas de algún documental e insertadas sin mucho sentido en medio de la historia de Adán y Eva, llevándose el colmo del desastre y de lo cutre una suplantación de oso absolutamente grotesca. Si estás bebiendo algo mientras ves la película, cuando llegues a este momento pensarás si la bebida es lo que creías que estabas bebiendo o por el contrario alguien te ha echado alguna sustancia alucinógena en la misma.


Las películas biblícas creo que no tienen un amplío número de potenciales espectadores, y si además distorsionas la historia y la conviertes en una historia sórdida, alejada de las escrituras y además de muy poca calidad, caes en la insignificancia absoluta.










Valoración:                          4/10














11 febrero 2025

Águila gris (1977)

 





Hace unas semanas vi una parte de, posiblemente el mejor western para mi gusto y una de las mejores películas también, Centauros del desierto, la obra maestra de John Ford, con el mejor momento también del mayor icono del western, John Wayne.

Los lunes a las diez de la noche, en La 2 de RTVE, suelen poner clásicos a los que es difícil resistirse, y raro es el día que no veo parte o la película íntegra que echan, aunque ya la haya visto. Justo mientras escribo esta reseña, es lunes, y están poniendo La conquista del oeste.

Tuve durante mucho tiempo bastante abandonado el género, a pesar de pasar mi infancia viendo muchas de las películas más famosas, pero quizás por saturación, quizás porque me estaba perdiendo otros muchos géneros y películas interesantes dejé casi radicalmente de ver westerns, sobre todo películas que no hubiera visto, porque algún clásico siempre iba revisionando.

Y mira por donde me enteré de la existencia de esta película, supuestamente una versión de Centauros del desierto (de hecho hasta un indio, bastante residual y poco interesante, que se llama Cicatriz), lo cual era un reclamo muy grande, y además con un aliciente o curiosidad, trabajaba una de las actrices que lo hizo en la película de John Ford, una hermosa Lana Wood (hermana menor y menos conocida de Natalie), que en Centauros encarnó a la niña Debbie en su escena inicial, la que de más mayor en la misma película interpretó su hermana Natalie Wood.

Erróneamente, hace poco, comentaba que posiblemente Vera Miles era la última actriz viva de aquella película, que casi tiene 70 años, sin darme cuenta que en ella trabajaban algunas niñas que podían vivir todavía, como Lana Wood.


La verdad que su carrera ha sido poco exitosa, con dos hechos curiosos, el primero que ha estado casada seis veces (ninguna vez con un actor famoso aunque se dice que salió con algunos que si lo eran y mucho, como Warren Beatty, Sean Connery, Alain Delon o Ryan O'Neal), y el segundo que su filmografía tuvo una interrupción muy duradera, desde 1985 hasta 2008, no sé si fruto de alguno de sus matrimonios, y sorprendentemente, después de 23 años sin ningún título de crédito retomó su carrera, aunque fuera con papeles menores.

Tampoco es que haya tenido una vida fácil, a la desgraciada y misteriosa muerte de su hermana Natalie con tan solo 43 años, se sumó en 2017, casi con la misma edad que murió su hermana, la muerte de su única hija.

A raíz de la muerte de su hermana, se cortó la realción con su cuñado, el también actor Robert Wagner (todavía vivo y que forma junto a Gene Hackman y Clint Eastwood el notable trío de actores nacidos en 1930 todavía presentes), del que siempre sospechó culpable de la muerte de su hermana.

Realmente su carrera no tiene más que un título destacado, más allá de Centauros del desierto con un pequño papel e infantil, y es en una de las entregas de James Bond, Diamantes para la eternidad (1971), pero tampoco ese papel, cuando contaba apenas 25 años, le hizo relanzar su carrera, y eso que tenía un gran atractivo y una buena voz, cosa que he podido comprobar porque durante la película hay algunas escenas que no tenían doblaje y se oye su voz original, que es bastante buena para el cine.

Para Diamantes para la eternidad la contrataron los productores después de ver sus fotos en la revista Playboy, y es que como ha quedado evidenciado en casi todas sus películas, para ser Chica Bond, era casi más importante un notable atractivo físico que unas óptima cualidades interpretativas.

Con solo 1,60 metros de altura (su hermana Natalie 1,57), lo pasó mal en el rodaje de esta película debido a la gran estatura de Sean Connery. La diferencia era tan notable que ni siquiera unos zapatos con un importante tacón valían para solventarla.


Una película dirigida por Charles B. Pierce, que en esta ocasión hace nada menos que de productor, director, guionista y hasta tiene un papel en el reparto. Hizo varias películas parecidas durante estos años, que quizás podríamos catalogar como westerns crepusculares.

Pero es un concepto un poco complejo, por lo menos para mi, el del western crepuscular. Por año de realización sin duda, aunque yo lo discierno más por el tipo de película del oeste y sobre todo la localización del rodaje, cuando dejan de aparecer los clásicos escenarios de Utah o Arizona, áridos y desérticos y se empiezan a utilizar lugares más verdes y septentrionales, como en este caso en el estado de Montana.

Aparecen en el reparto dos clásicos del western, como Ben Johnson y Jack Elam, con los que el director contó en alguna película más. Curiosamente también son dos actores cuyas apariciones asocio principalmente a una edad avanzada, no tanto porque fueran muy mayores, sino quizás porque siempre aparentaron más edad.

Ben Johnson es el encargado de suplantar e imitar a John Wayne, y evidentemente la comparación es odiosa. Siempre le vinieron mejor los papeles secundarios, como en Cometieron dos errores.

Con un elemento clásico del western como son los indios, aquí con dos tribus, una de carácter pacífico y otro con el habitual espíritu guerrero.

Sería curioso tener un detalle del número de apariciones de cada tribu india a lo largo de la historia del cine.

En este caso aparecen las tribus Cheyennes y Shoshones (una escisión de los Comanches). Habitualmente siempre he tenido a los Comanches (protagonistas de Centauros del desierto), como los más temibles, seguidos por los Apaches. Pero el historial de tribus es enorme, desde los más pacíficos Sioux, pasando por los Kiowas, los Cherokees, los Dakotas y los Lakotas, los Mescaleros o los Semínolas, como más representativas entre otras muchas.

Y lo cual me lleva a hilarlo con cuantos de los actores que encarnaron a los indios más populares en el cine eran realmente nativos. Porque muchas veces lo parecen, pero una buena caracterización hace maravillas. Sin ir más lejos después de ver Centauros del desierto me fui a revisar la película y el actor que encarna al jefe indio Cicatriz creo que es alemán.


Una película que evidentemente si comparamos con Centauros del desierto queda claramente en evidencia, pero que muestra conceptos distintos, una relación diferente entre los indios y los blancos, acercando la paz y la convivencia entre ambos y con relaciones más allá de la amistad, en un territorio que también llama menos a la hostilidad, con algunos toques de humor (aunque creo que son prescindibles) y todo ello culminado por una buena banda sonora. Quizás empieza bastante bien y promete pero con el paso de los minutos pierde algo de interés y no acaba de cuajar una buena película.










Valoración:                              5/10
















08 enero 2025

La última ola (1977)

 




Estos días recordé que uno de los actores que el año pasado también había cumplido 90 años y además hacía mucho que no veía una película suya era Richard Chamberlain.

Luego cambié de idea y pensé que los primeros siempre en dar la bienvenida al año nuevo son los australianos (entiendo que técnicamente los neozelandeses, pero básicamente lo mismo o puede que compartan uso horario con la costa este de Australia), así que pensé que la primera película en ver en este 2025 tenía que ser australiana.

Y luego buscando una película australiana para ver, me encontré que ésta aunaba las dos ideas que se me habían pasado por la cabeza y era la ideal para inaugurar el año cinéfilo.

Aunque evidentemente no me parecía la más atractiva, o no la más parecida a ese buen número de películas australianas rurales que he ido viendo estos años, aunque también he visto alguna urbana interesante como Conexión Sidney (1990).


Un Richard Chamberlain al que antes confundía con Richard Attenborough, pensando además que ambos eran británicos cuando no es así, y cuando físicamente no se parecen nada y tampoco en sus papeles habituales hay ningún parecido.

Siempre lo suelo asociar a sus papeles protagonistas en las películas de aventuras Las Minas del Rey Salomón (1985) y Alain Quattermain y la Ciudad Perdida del Oro (1986), ésta porque era la carátula de muchas tarjetas en un juego que tenía de niño que se llamaba Movies y en el que se trataba de adivinar películas.

Aunque también interviene en dos de las películas más significativas de catástrofes de la década de los setenta, las dos que a mi más me gustan, como son El Coloso en Llamas (1974) y El Enjambre (1978), la enorme cantidad de estrellas en esas dos películas, con hasta 10 o más actores que eran o habían sido estrellas o eran muy conocidos y por lo tanto él no destacaba y pasaba un poco desapercibido, no tanto en El Coloso en Llamas pero si algo más en El Enjambre.

Se le llegó a conocer por el Rey de las Miniseries, y es que otros le asociaran a su papel en alguna de éstas, principalmente quizás en El Pájaro Espino (1983), de la que luego posteriormente se hizo una película también en la que intervino.

También intervino en las adaptaciones de las tres novelas de Alejandro Dumas sobre los mosqueteros, Los tres mosqueteros: Los diamantes de la reina (1973), Los cuatro mosqueteros: La venganza de Milady (1974) y El regreso de los mosqueteros (1989).

Nacido en ese lugar tan cinematográfico como es Beverly Hills, aunque estuvo una buena etapa de su  vida en Honolulú, Hawaii, especialmente dedicándose a la pintura de paisaje marinos especialmente extraños, regresó a California en busca de trabajo, ya que sus características, ya era mayor y homosexual (dato que conozco ahora), no invitaban a vivir alejado del epicentro cinematográfico ya que tenía muchas posibilidades de ser ignorado y caer en el olvido. 


Aquí, uno de los más exitosos directores australianos, Peter Weir, todavía en sus inicios atrajo la figura de un actor extranjero para una película australiana, como he visto en alguna más, aunque es más habitual que sean actores autóctonos los protagonistas, y más en esa década de los setenta donde entiendo que el cine australiano estaba bastante en pañales, ya que todavía no se había hecho la, posiblemente, película más exitosa e influyente del cine de este país, como es Mad Max (1979).

Y es que Peter Weir ha estado nominado hasta en 6 ocasiones para el premio Óscar, cuatro como director, una como productor y otra como guionista.

Posiblemente su éxito comenzó con El Año que Vivimos Peligrosamente (1982), con Mel Gibson y Sigourney Weaver, para luego encadenar casi un éxito en cada película que dirigía, y así llegaron

- Único testigo (1985)
- La Costa de los Mosquitos (1986)
- El Club de los Poetas Muertos (1989)
- Matrimonio de Conveniencia (1990)
- Sin miedo a la vida (1993)
- El Show de Truman (1998)
- Master & Commander (2003)


Antes de elegir a Richard Chamberlain para el papel principal, se barajaron dos actores australianos, pero uno fue rechazado y el otro no estaba disponible. Se hizo una lista de seis actores que tenían reconocimiento internacional. Se envió a Chamberlain el guión que le pareció interesante, pero al principio se mostró cauteloso a la hora de hacer una película en un país extranjero y con un director con el que no estaba familiarizado. Peter Weir visitó a Chamberlain en el Broadway Theatre, donde protagonizaba La Noche de la Iguana, y los dos congeniaron. A continuación, se proyectó a Chamberlain la película anterior de Weir, Picnic en Hanging Rock (1975), que aún no se había exhibido en los Estados Unidos, a Chamberlain le gustó la película y poco después fue contratado.

Weir era natural de Sidney, donde se ambienta la película, pero se tuvo que recurrir a la ciudad de Adelaida, que se convirtió en el doble de la de Sídney. Durante la producción, Sídney sufrió duras condiciones climáticas con fuertes lluvias constantes. Irónicamente, ese clima tuvo que ser recreado en Adelaida, que estaba soleada y agradable durante el rodaje.

Las condiciones climáticas oscuras, tormentosas y lluviosas se crearon mediante máquinas de viento y mangueras gigantes, estas últimas accionadas desde varios camiones de bomberos.


Pero la película me ha resultado un tanto pesada y difícil de digerir por momentos. Aunque el comienzo me hacía ilusionar y pensar en otra película rural interesante por la ubicación elegida, y es un comienzo francamente interesante, y aunque la película también tenga alguna conexión o parecido con otra, para mi, gran película australiana como es El Secreto del Lago (1986), rápidamente la película olvida ese comienzo rural y se sumerge en el mundo aborígen australiano, cosa bastante diferencial y novedosa para mi, y que debería ser un buen aliciente, pero que a la postre se convierte en algo desfavorable.

Y es que aunque la palabra aborígen de por sí debería concordar con mis gustos y deparar una película de mi agrado, y la palabra aborígen sugiere ir acompañado de rural, formando un binomio que me debería entusiasmar, la película tránsita por la oscuridad e incomprensibilidad de la cultura más profunda de esta tribu, adentrándose en la brujería y en la magia negro y componiendo un lienzo complejo de entender por momentos, basado en culturas, ritos y justicia ancestral pero a su vez entremezclado con sueños y la conexión con una persona ajena a ellos.

No por ello deja de tener buenos momentos de misterio, sobre todo al principio en, para mi la parte más interesante, pero luego no me gusta hacia donde se dirige y creo que al final la película, siguiendo el hilo argumental de la misma, se ahoga en tanta precipitación acumulada.

De fondo resuena un mensaje de crítica hacia el arrinconamiento y casi extinción de los aborígenes, pero hay que abstraerse para sacarlo, ya que la película más bien ofrece una imagen negativa de los habitantes nativos de Australia.


Podríamos decir que La Última Ola no está, para mi, en la cresta de la ola de películas australianas, pero si que formó parte de una ola de películas intersantes.










Valoración:                         5/10













05 diciembre 2024

La travesía del Congo (1956)

 




Después de unas semanas con problemas de salud y también atascado mentalmente, que me había hecho tomarme un descanso con mis películas, voy a intentar retomarlo poco a poco, con el aliciente de mis 500 entradas, algo motivante y momento para rendir homenaje a algún actor/actriz.

Me decanté por algo de mi gusto, África, aunque siempre está la posibilidad de que no salga la película que esperabas (como en este caso), o que te sea complicado escribir una mínima e interesante reseña sobre la misma.

El principal problema, o la principal decepción de la película para mi viene de la falta de credibilidad de que la película esté rodada o ambientada siquiera en África, así que una de las primeras cosas que hice nada más terminar de verla fue consultar las localizaciones del rodaje para verificarlo, y efectivamente me confirmó mis sospechas, ya que la película, aunque rodada posiblemente en el sitio más parecido al lugar que intenta simular la película como es Florida (imagino que la zona de los Everglades), fue rodada en Estados Unidos y no en África, no habiendo tampoco escenas de fotografía de África aunque fuera sin los actores en ellas.

Para mi es el detalle más importante y en torno al cual deben girar todos los demás en una película africana. Puedes no tener buenos actores o ni siquiera un argumento brillante pero con una buena localización y un escenario que te transporte allí es como se debe construir una película de éstas.


Así que el director Joseph Pevney lo fió todo en el reparto que seleccionó para la película, encabezado por la siempre intersante Virginia Mayo (la había visto hace poco en un western, Tierra de Violencia, justo su anterior película cronológicamente, y no soy partidario de repetir director, actor, actriz o temática con tan poca frecuencia, pero es lo que tiene haberla elegido sin mirar y sin estar muy espabilado).

Virginia decía que creía que era mejor actriz de lo que la opinión tenía de ella y que no pudo demostrar todo su potencial, achacando que cuando eres una cara bonita enseguida te encasillan o etiquetan con ello y es difícil salirse de ahí.

Pero era una actriz francamente versátil, interpretaba desde westerns o film noirs, habituales de la época, pasando por películas de aventuras, comedias o musicales, especialidad que le gustaba ya que era o había sido bailarina de joven.

Entre sus películas más destacadas podemos encontrar Al Rojo Vivo (1949) o El halcón y la Flecha (1950), siendo por tanto ya una actriz importante en la década de los 40 del pasado siglo.

Además trabajó con muchos actores importantes de la época dorada de Hollywood, como Paul Newman, James Cagney, Alan Ladd, Danny Kaye, Bob Hope, Kirk Douglas, Burt Lancaster, Joel McCrea, Gregory Peck, Clint Walker, Jack Palance o el mismo Ronald Reagan, actor inicialmente y posterior presidente de los EEUU.


Entre los que la acompañaban en el reparto, quizás el nombre más conocido sea el de Peter Lorre, con su característica escasa estatura y sus ojos saltones. Actor nacido en la actual Eslovaquia, principalmente asociado el cine en blanco y negro, especialmente conocido por su papel en Casablanca (1942) y también en El Halcón Maltés (1941), y que ya tuvo un primer papel protagonista en 1931, en la película de culto M, el Vampiro de Düsseldorf, una de las primeras películas sonoras de la historia del cine.

Junto a ellos, pero compartiendo el protagonismo, dos actores relativamente poco conocidos, como George Nader y Michael Pate. Pate y Virginia Mayo eran de 1920 y Nader de 1921, todos coetáneos prácticamente.

Lo que más me llama la atención es la aparente sensación de mayores que transmiten ellos en la película, especialmente Pate (a pesar de que luego vivió hasta los 88 años) cuando apenas contaban 35 años, pero es cierto que en aquella época la gente envejecía más rápido, o por lo menos la sensación es que comparándolo con los tiempos actuales daban más sensación de mayores.

Ninguno de los dos desentona y encajan bien en este tipo de películas. Pate, australiano, tuvo una carrera bastante más prolífica y exitosa, aunque fuera de secundario siempre, con películas como El Gran Houdini (1953), Todos los Hermanos Eran Valientes (1953) o El Cáliz de Plata (1954), donde también trabajó con Virginia Mayo (además de por lo menos también en el western Valle Prohibido (1957)). Además me ha servido para conocer y encontrar otra película africana que desconocía, Tambores de África (1963).


Una película no excesivamente interesante, ni de las destacadas en cuanto a películas ambientadas en África, pero a la que siempre se le pueden encontrar algunas cosas interesantes, conexiones o descubrir actores inéditos para mi y sacar algo provechoso de sus filmografías.









Valoración:                            5/10














30 agosto 2024

La secta de los falsarios (1988)

 






La última película que vi, La gran aventura de África, me recordó a otra que había visto con un título casi idéntico, La gran aventura de La India, y que me hizo pensar en las pocas películas ambientadas o rodadas en este país que había visto, y justo, casual e involuntariamente me topé con una que desconocía completamente que tuviera como escenario este país, en este caso ambientada en la época colonial que ejerció Gran Bretaña en este país.

Y si aquella película fue de lo que más se me pudo asemejar (saliendo muy mal en la comparación evidentemente), con Indiana Jones y el Templo Maldito, en ésta tenemos al actor que yo creo podría haber sido la alternativa a Harrison Ford si la saga de Indiana Jones hubiera seguido después de La última cruzada y Ford no hubiera sido el protagonista.

No obstante, Pierce Brosnan, alcanzó luego el papel protagonista de otro personaje cinematográfico todavía más importante y muchas más veces llevado a la gran pantalla, como es James Bond, al que interpretó hasta en cuatro ocasiones.

Aunque evidentemente para mi Pierce Brosnan siempre irá asociado a su personaje de Remington Steele, una de esas series míticas de los años 80, pero mucho menos emitida en televisión que otras. De hecho hace un año o así me puse a ver episodios de esta serie porque no veía nada desde el siglo XX y por lo menos lo que vi de la primera temporada, me decepcionó ligeramente, no es como yo lo recordaba, aunque también hay que decir que fueron 94 episodios y posiblemente mis buenos recuerdos de esta serie vengan de episodios posteriores.


Pero este personaje es el que le hizo labrarse un nombre y unos contratos suculentos , sobre todo en la década de los noventa, que fue su época más prolífica y con títulos más importantes, ya que además de las películas de James Bond protagonizó otras como Mars Attacks!, Un pueblo llamado Dante's Peake, El secreto de Thomas Crown o Búho gris.

Como británico, más concretamente irlandés, encajaba mejor en este papel que sus competidores por él mismo, que parece ser que fueron Christopher Reeve y Treat Williams. A mi, personalmente, Reeve no me encajaría nada en este papel una vez vista la película.

El resto del reparto es bastante anónimo, con la curiosidad de que dos actores, padre e hija en la vida real, interpretan a sendos personajes que son padre e hija en la película, curiosidad ésta de la que ahora mismo no tengo conocimiento que haya visto en otra película.


La película está ambientada en torno a 1825 y según los créditos finales está rodada íntegramente en locaciones situadas en La India. Aparentemente si que lo parece, pero tampoco eligieron las mejores posibles dentro de las multiples posibilidades que seguramente ofrezca el país.

No obstante no creo que ese sea el problema por el que a me no me ha entusiasmado la película, si no que más bien la historia no me transmite nada. A veces se hacen películas de acontecimientos históricos poco interesantes. Y es que el título puede parecer atrayente, pero al final no deja de ser la historia de un grupo de ladrones bastante vulgar y con poco interés.

Recuerdo la palabra secta cuando era niño como algo bastante peligroso o macabro, sobre todo por un acontecimiento (que no necesito buscar en Wikipedia o Internet), que me causó tanto impacto que todavía lo guardo intacto en la memoria, como fue la muerte de decenas de seguidores de la secta de Los Davidianos, cuyo líder espiritual era un tal David Koresh, en Waco, Texas.


La película me parece lenta para tratarse de una película de crimen y robos, desfocalizada del asunto principal, mostrando escenas de folclore largas, poco importantes y monótonas y dando muy poco protagonismo al aspecto colonial y al destacamento británico en el país asiático.

Muchas subtramas que no llevan a ninguna parte, lo que sugiere que los productores estaban tratando de llenar los 98 minutos con algo. De manera similar, la película languidece durante los primeros veinte minutos hasta que empieza a moverse.

El director Nicholas Meyer intenta transmitir el encanto de una cultura antigua como la India, pero la película no tiene el estilo suficiente para camuflar su descuidada falta de sustancia, y los gestos simbólicos de sabor y atmósfera de época no se extienden más allá del buen diseño de vestuario y un misticismo esotérico de escasa calidad.

Esta historia de aventuras y traiciones en la India británica es sólo una película de serie B con pretensiones exóticas, que se quedan en un suficiente raspado o un rotundo suspenso.









Valoración:                                 4/10















26 agosto 2024

La gran aventura de África (1986)

 





Soy un gran aficionado a las películas rodadas o ambientadas en el continente africano y cada cierto tiempo elijo una de ellas.

Además, hace no mucho vi una película llamada La gran aventura de Asia, y al caer ésta en mis manos me puse a verla, ya que aquella me pareció curiosa y singular, sobre todo porque películas ambientadas en La India de los 80 no conocía.

Ésta africana tenía una valoración muy pobre en IMDb (3,4/10), pero bueno, yo es algo a lo hago el caso justo, ya que prefiero guiarme por mi instinto y por mis gustos y no por lo que piensen los demás, ya que cada uno tenemos unas preferencias y se puede ver y valorar la misma película desde dos prismas muy distintos.

La película tiene varios aspectos habituales en películas africanas:

- Exploradores
- Tesoro
- Tribus
- Hombres leopardo


De hecho esta última característica me hizo acordarme de una de las películas africanas que más me gustan, dentro de las menos conocidas, como es Más allá de Mombasa, ciudad que también aparece mencionada en esta película.

Pero además de estos signos identificativos, también tiene otros bastante extraños, muy atípicos de una película africana, y en cierto modo bastante innecesarios e incluso hasta negativos para el resultado final de la misma, como la extraña aparición de personajes chinos en el continente africano (algunos de ellos hecho pasar por chino de manera grosera), y la aparición también de los Nazis, que no sé si históricamente llegaron a pisar territorio africano.


Evidentemente que nadie se piense que se va a encontrar con una película como Mogambo o Las minas del Rey Salomón, posiblemente el culmen de las películas africanas en búsqueda de un tesoro, pero en mi opinión lo peor es la mala calidad de imagen de la copia que conseguí, y la película, aunque cuente una historia relativamente estándar, es aceptable, pero siempre desde mi poco subjetiva opinión con respecto a las películas africanas.

Si que es cierto que a nivel de actores y de actuaciones no nos encontramos nada significativo, incluso algunas se pueden considerar un poco deficientes, incluído el actor más conocido del reparto, Gordon Mitchell, para mi uno de los tres malos de leyenda, junto a Jack Palance y Henry Silva, todos ellos altos, con facciones duras, rudos y con aspecto de asustar al más tranquilo.

Tampoco son notables varias grabaciones de fauna africana, notándose claramente estar sacadas de algún otro tipo de cinta, ya que se nota el cambio de calidad de grabación cuando se emiten algunas de estas escenas para ambientar la película, y algunos efectos con otro tipo de animales son bastante deficientes ... pero no por ello deja de perder la esencia de película africana, con un tesoro de diamantes de por medio y con las habituales feroces tribus, defendiéndolo, o simplemente protegiendo su territorio.

Con ésta película digamos que completo una trilogía de películas ambientadas en torno al Kilimanjaro, la montaña más alta de África y una de las más famosas del mundo.
La más importante de ellas, Las nieves del Kilimanjaro, no sé si la vi de pequeño, ya no lo recuerdo, pero es más o menos conocida, y la otra la vi muy al principio del blog, En la sombra del Kilimanjaro, y ésta que realmente es conocida también como Las minas del Kilimanjaro (depende de donde mires encuentras un título u otro).


He leído en algún sitio que es una película italiana, de varias que se intentaron hacer parecidas a Indiana Jones ... pero no sé yo donde le ven el parecido con las películas protagonizadas por Harrison Ford, ya que yo recuerde, en ningún momento viaja a África, en todo caso esa otra que comenté al principio La gran aventura de La India, si que podría tener ligero sentido de que se comparase con Indiana Jones, en concreto con El templo maldito.

No obstante para finalizar dejo un par de listas, para amantes de estos géneros de películas.













Valoración:                             5/10














27 abril 2024

Los últimos guerreros (1995)

 








Hace unos años era más reacio a las películas de la década de los 90 del pasado siglo, pero poco a poco voy dándole oportunidades, preferentemente a las de la primera mitad de la década, y sorprendentemente todavía hay bastantes películas interesantes, y desconocidas, como ésta, que hasta podría calificar, siempre en mi opinión, como una pequeña joya oculta.

Cuando no le dedicaba este tiempo al cine y era un aficionado con mucho menos conocimiento, me costaba diferenciar entre Tom Skerrit, Tom Selleck y Tom Berenger, el protagonista de hoy. En especial los dos primeros a veces tenían looks parecidos, con bigote, pero sobre todo que los tres nombres se me parecían.

No he visto excesivas películas de ninguno de ellos, pero más o menos ya los tengo totalmente ubicados y diferenciados, y sé que Skerrit (del que hace más tiempo que no veo nada y ya por encima de los 90 años), tiene un papel protagonista en Alien y también trabajó en Top Gun. De Selleck, cuyo quizás su papel más representativo sea en la serie Magnum, le vi en La Gran Ruta Hacia China, y Tom Berenger tiene un bagaje quizás más importante.


Y es que en su momento podría quizás hasta parecer el sucesor de Paul Neman, con sus ojos azules, y un ligero parecido físico, pero habitualmente siempre le he visto un poco pasado de peso y con la impresión de ser un poco descuidado o no interesarle ese gran estrellato.
De hecho, pensaba que era una apreciación mía, pero me he encontrado con esta cita que hace más extendida esta consideración, "ganó el papel de Butch Cassidy en Los primeros golpes de Butch Cassidy y Sundance (1979) por su parecido con Paul Newman".

De hecho su bagaje en los años 80 no fue ni muy prolífico ni muy exitoso, aunque interviniera en películas como Platoon o Nacido el 4 de julio (nominadas ambas al Óscar a la mejor película, así como también otras dos en las que ha intervenido, Reencuentro y Origen), y sus papeles más recordados llegan en la década de los 90, en películas como Jugando en los Campos del Señor, Acosada (película de la que parece no guardar muy buen recuerdo) y sobre todo El Sustituto.

Realmente se podría hacer una lista de películas más importante, y casi más extensa, con las que estuvo a punto de conseguir un papel, pero que finalmente fue a manos de otro actor.

Por ejemplo, en esta película cuenta con la misma voz de doblaje con la que vemos a Kevin Costner en sus películas, y que también podría haber interpretado esta película perfectamente. Pues al parecer Berenger fue candidato a cuatro papeles que finalmente cayeron todos en manos de Costner, en las películas, Los Intocables de Eliot Ness, Los Búfalos de Durham, Bailando con Lobos y JFK.

También estuvo en el casting para protagonizar películas tan importantes como Jungla de Cristal, Robocop y Pretty Woman, nada más y nada menos.


Es la única película dirigida por Tab Murphy (y resulta extraño viendo el buen resultado que consiguió), quien también escribió el guión a principios de la década de 1980 y le llevó más de 10 años conseguir financiación para la película. En un artículo del Chicago Tribune, Murphy dijo: "Esta, para mí, es una pequeña historia personal, porque realmente refleja muchos de mis intereses mientras crecía: la naturaleza, los indios, los animales, la aventura..."

Uno a veces se pregunta por qué unas películas tienen tanto éxito, y otras relativamente parecidas caen completamente en el anonimato.
Además de a Bailando con Lobos, la película también se puede dar un aire a El Último Mohicano (de hecho los títulos originales son muy parecidos, Last of the Dogmen frente a The last of the Mohicans) en líneas generales, y luego en algunos detalles menores a otras como El Fugitivo, Caída Libre o Máximo Riesgo, tres de ellas muy conocidas y con éxito en taquilla, mientras ésta en cambio no creo que sea muy conocida aquí en España.

Y es que tanto ésta película, como Máximo Riesgo, así como la saga de Rambo tienen en común al productor libanés Mario Kassar, que además coincidió con el tercer actor protagonista de esta película, Kurtwood Smith, en Rambo III.


La segunda pata de la película, después de Tom Berenger, es una siempre fiable Barbara Hershey, a la que había visto hace poco en Vidas Distantes, y a la que todavía no he visto desafinar.

Aunque se intenta ambientar en Montana, la película está rodada en Canadá, siendo especialmente notable el Parque Nacional de Banff, en la región de Alberta, proporcionando un clima y un entorno idílicos para esta historia (la buena banda sonora también contribuye a ello) y ofreciendo estampas de gran belleza, como una increíble cascada, que es uno de los accidentes geográficos que más me gustan, y que últimamente están presentes en las películas que veo.

Y es que hay una frase en la película que me incitó a detenerla y anotarla, y que refleja porque este tipo de películas me gustan en especial. 
"Estar al aire libre me resulta muy estimulante, muy vitalista" 
A mi también y más si es con poca gente y la gente adecuada.










Valoración:                                8/10












17 diciembre 2023

Pasiones en Kenia (1987)

 







Hacía un tiempo que no me daba un paseo cinematográfico por África, y como vi que todavía tenía reservas, y aprovechando el fallecimiento de un actor que trabajaba en esta película, me pareció un momento inmejorable para verla.

Una película con un gran reparto, y donde supuestamente el actor recientemente fallecido, Joss Ackland, parecería el quinto o el sexto en discordia, resultó ser el protagonista, en una de las primeras veces que le veo en pantalla, o por lo menos que me percato de ello, y posiblemente en el mejor papel de su carrera.


Y es que en el reparto, casi exclusivamente británico, podríamos considerar, apriorísticamente, unos cuantos actores más importantes que Ackland.

Empezando por un gran actor en mi opinión como Trevor Howard, ya en la recta final de su carrera y de su vida, fallecería tan solo un año después, y ni aún así fue su último papel. En su época final me recuerda por momentos al gran Spencer Tracy, y casi todo lo que he visto suyo de un tiempo a esta parte me ha resultado interesante. Parece ser que los productores querían despedirle de la película por problemas alcohólicos, pero su presencia, a pesar de su papel secundario siempre aporta.

Greta Scacchi, una actriz australiana de origen italiano, bastante poco valorada, o muy valorada depende como se mire, eso sí, por su físico o más concretamente por sus pechos, que no tiene reparos en mostrarlos. Le guardo un gran paralelismo con Eric Roberts en el lado masculino, y más desde que los vi juntos en Coca-Cola Kid, dos actores que a mi me gustan y que no merecen unas críticas habitualmente tan pobres.
No hay ningún solo personaje protagonista masculino en la película que no beba los vientos por el personaje de Scacchi, y es que difícilmente se la pueda encontrar en otra película tan deslumbrante como en ésta, y sorprende que no fuera una estrella de la época, ya que en cierto modo me da un cierto parecido con Sharon Stone.

A John Hurt le había visto este año cuando revisioné un clásico de mi infancia, Fuga de Noche. Un actor muy sobrio y serio habitualmente, aunque interpreta un papel introvertido y lacónico, hasta que en la parte final esboza alguna palabra más.

Además, un Charles Dance, que se me asemeja en actuación con otro británico como Michael Caine, aunque quizá un mínimo escalón por debajo de los anteriores.

Y otros dos actores que parecían a priori más importantes también, aunque en este caso tienen papeles bastante reducidos, son un casi debutante y jovencísimo Hugh Grant y una Geraldine Chaplin, que tan pronto aparece en una película americana, como francesa, como inglesa o como española.


A todos ellos los dirigió Michael Radford, no excesivamente conocido y prolífico, pero con algunas buenas películas en su haber, como 1984 (en ésta también trabajó John Hurt), El cartero y Pablo Neruda o El mercader de Venecia (aunque he de reconocer que con esta me quedé dormido en el cine, cuando todavía iba).

Una película basada en una novela de James Fox (no confundir con el actor de mismo nombre), que a su vez estaba basada en hechos reales. El escritor y un compañero empezaron a investigar sobre los hechos en 1969, desplazándose incluso hasta Kenia para informarse mejor, y la novela vio la luz finalmente en 1982.


Dentro de los patrones habituales que suelen deparar las películas africanas, que como ya he dicho alguna vez suelen ser

- Películas de aventuras o safari
- Películas sobre tribus o zonas geográficas de África
- Películas sobre europeos que van a África a hacer negocios


En este caso me quedé un poco descolocado, y aunque la podríamos englobar en el tercer grupo, digamos más bien que es un grupo importante de la burguesía o aristocracia adinerada de un país europeo (en este caso Gran Bretaña), establecido en África sin que aparentemente casi ninguno de ellos desempeñen trabajos que justifiquen su alto nivel de vida. Así que no está mal aportar un nuevo guión de película un tanto diferente a los habituales sobre territorio africano.

Pero bueno la película es mucho más, hay muchos matices a valorar. Es en parte un asesinato misterioso, en parte un estudio sociológico y en parte una historia anterior a la Segunda Guerra Mundial. Colonialismo de África Oriental, en parte romance, en parte relaciones que se acercan a las orgías ... pocas veces la podredumbre social ha sido fotografiada más bellamente que aquí.

Una buena película británica no tiene mucho que envidiarle a una americana.










Valoración:                               7/10












05 octubre 2023

Cavernas fantasmas (1984)

 





Esta película también podríamos englobarla como la anterior en los géneros Aventuras / Misterio, a mi modo de ver, porque hay sitios que la catalogan como Acción / Terror, e incluso en mi opinión podría catalogarse también como Fantástica o de Ciencia Ficción.
De nuevo, en mi modesta opinión, el valor principal de la película, al igual que en El Secreto del Lago, es el guión tan diferente y novedoso sobre el que se construye la película, aunque hay actores con algo más de empaque, que realmente hacen una buena interpretación.

La película tiene una ligera conexión con la anterior. Y es que, ésta fue la última película significativa de Don Sharp, un subestimado director nacido en Australia, que hizo algunas películas muy interesantes para los estudios Hammer, como "El beso del vampiro" y "Rasputin: The Mad Monk", así como algunas otras joyas del género, tristemente pasadas por alto, como "Dark Places" y "Psychomania".

Así que Australia sigue estando presente también en esta película como en la otra.


Las cuevas son lugares de contrastes, te puedes encontrar auténticas maravillas naturales del planeta, como por ejemplo para los que las conozcan lo son las cuevas de Nerja en Málaga, Aracena en Huelva o las cuevas del Drac en Mallorca. Pero también te puedes encontrar con auténticas trampas mortales si se trata de cuevas sin explorar o sin conocimiento de ellas.
A mi por lo general son sitios que me generan rechazo, supongo que por la falta de luz y el dominio de la oscuridad, que te lleva a la invisibilidad, la incertidumbre y el temor.

Y es ahí donde reside la singularidad de la película, porque yo no recuerdo ninguna otra significativa rodada o ambientada en una cueva.

Aquí he encontrado una lista de películas, que su autor ha llamado Terror Subterráneo, la echaré un ojo para ver si hay alguna más sobre cuevas que merezca la pena ver.




Supuestamente, la película fue filmada a un par de millas de profundidad en un complejo de cuevas real (posiblemente en Alabama y Tennessee, aunque desconozco cuevas famosas de los Estados Unidos), y de ser así, eso sería impresionante, aunque algunas escenas parecen estar ubicadas más bien en un estudio.

Esta película no es tan redonda como El Secreto del Lago. Aunque el guión de ambas me parece notable o incluso sobresaliente, la puesta en escena aquí es algo inferior.
Hay escenas que podrían haberse hecho de otra manera o directamente suprimirse.
En general todo lo que se creó como elementos para dar miedo o dotarle de un halo fantástico a la película es lo más flojo de la misma, aunque para 1984 tampoco se podían pedir grandes efectos especiales.

Otro título francamente bien traducido y que realmente es en si mismo un gran reclamo para llamar la atención de un espectador y hacer brotar su curiosidad para verla, y si puedes, además hazlo en la tranquilidad y el silencio de la noche, ya que es una película para ver claramente en ese rango horario.


Anímate y emprende un viaje de terror tectónico a las profundidades de las entrañas ennegrecidas de esta cueva, olvidada hace mucho tiempo y congelada en el tiempo, y atrévete a descubrir lo que hay en el interior de la misma.












Valoración:                                   7/10















El secreto del lago (1986)

 





Creo que el verdadero germen de que le cogiera afición a ver películas poco conocidas y escribir acerca de ellas fue una sesión doble que vi hace más de 10 años con ésta y la siguiente, Cavernas Fantasmas.
Después de ese tiempo creí que era buen momento para revisionarlas, porque me gustaron bastante, porque tienen toda la esencia que busco con este blog y porque me apetecía que tuvieran su hueco aquí.

De esta primera podría destacar como una película aparentemente infantil se convierte para mi en una de las mejores películas de aventura / misterio que he visto, siendo además muy apta para cualquier espectador, sin tener que limitarse a niños en torno a esa edad de trece o catorce años o a padres con niños en edades similares.

La película está al mando del director australiano de origen británico Brian Trenchard-Smith, que ya había rodado otra película australiana interesante y conocida, como Los Bicivoladores, con una muy jóven Nicole Kidman.
No obstante creo que el principal mérito en esta película hay que dárselo al guionista, por una historia tan singular.


En líneas generales recordaba la esencia de la película, aunque no algunos detalles.
Como por ejemplo que se trataba de otra película australiana de esas que tanto me gustan, con ese ambiente rural tan característico.
Y es que al protagonizarla Henry Thomas (el célebre Elliot, protagonista de E.T.) pensé que era una película americana, pero las escenas de lagartos autóctonos de Oceanía primero y luego la mención hacia la ciudad de Sidney y que los vehículos tenían el volante a la derecha me dejaron bien a las claras que era una película australiana, y que quizás por eso me gustaba tanto.

Y es que una de las características que principales de estas películas rurales australianas que tanto me gustan, es el especial cuidado y acierto que tienen en la elección de las localizaciones para las mismas. Sin haberme encontrado escenarios repetidos, todos me han parecido especialmente interesantes y atractivos para la filmación de una película, y de todos, creo que éste se llevaría el primer premio.

En este caso está filmado principalmente en locaciones de Woods Point, Victoria, Australia. Woods Point es considerado un pueblo minero rural que no ha cambiado mucho en los más de 30 años transcurridos desde que se realizó la película. El terreno circundante parece bastante un parque nacional.

Un país, Australia, que seguro que me maravillaría si lo conociera, y que parece residir en otro planeta, por la poca superpoblación que hay, la conservación original de muchos lugares y la aparente menor huella del ser humano. Un país en definitiva que hace pensar en un mundo mejor.

Aunque tiene un presupuesto estrictamente bajo, lo compensa rodándose en lo más profundo de la región de las Montañas Azules de Nueva Gales del Sur, que es casi un personaje en sí mismo, misterioso y antiguo. Esto también le da a la película un sabor claramente australiano, acentuado por la imagen romántica de una comunidad de pueblo pequeño donde todos se conocen y se cuidan unos a otros, y las relaciones con la comunidad europea y nativa (que viven completamente separadas) son optimistas. El cinismo del mundo moderno está muy lejos y cada personaje está imbuido de una inocencia intacta. La americanización de la cultura es inexistente y muchas líneas de diálogo están marcadas por un coloquialismo antípoda. Como consecuencia, la actuación puede ser a veces un poco teatral, pero todos realizan una actuación competente, que es otra de las virtudes de estas películas, que los actores australianos a pesar de ser poco conocidos de fronteras afuera de Australia (quizás allí puedan ser muy populares), realizan interpretaciones muy sobrias y valiosas.


Otra de las virtudes de la película es que nos puede permitir trasladarlos a nuestra niñez, en especial para los que tuviéramos un pueblo y pasáramos temporadas en él.
Aunque no tuviéramos la misma curiosidad e ingenio que el protagonista de la misma, seguro que casi todos hemos hecho alguna aventura, en menor escala que ésta claro está, adentrándonos en terrenos apartados y desconocidos y sin el consentimiento de nuestros padres.
Con esas bicicletas BMX tan geniales en nuestros días y pensando en explorar, ir de acampada o salir a merendar al campo.

Es una de las películas con mejor traducción del título al castellano, ya que los títulos alternativos u originales no me resultan convincentes. El título original The Quest, es utilizado en más películas, y el original en Australia Frog Dreaming no tiene gran relación con el desarrollo de la misma. Si la veis juzgar que título de los tres os parece más adecuado.


Creo que no hace falta ser un niño o ser tener carácter infantil para apreciar esta película, si no más bien ilusión, buen gusto y personalidad.
Hay una frase que me gusta mucho que reza "Uno no deja de jugar porque se hace mayor, uno se hace mayor porque deja de jugar", y creo que se podría emplear igualmente si permutamos jugar por soñar, así que nunca dejéis de soñar.

Una película que yo creo que es de las que más recomendaría ver a cualquier persona.











Valoración:                                      9/10












19 septiembre 2023

El valle de las mil colinas (1958)

 






De siempre, las sobremesas me han sugerido más el visionado de una película del oeste o una de aventuras como en este caso.

Y dentro de las aventuras, habitualmente suelen abundar y gustarme las ambientadas en África, Asia, o algún lugar interesante paisajísticamente.
En este caso por el título no sabía que estaba ante otra visita al continente africano.

Se puede decir que las películas africanas pueden tener bastantes cosas en común y parecerse algunas entre si, pero cada una es una aventura.
Habitualmente suelen girar en torno a personas occidentales afincadas en el continente por motivos humanitarios o laborales, u otros que acuden como exploradores o buscadores de tesoros.
En este caso el modelo es el primero, con otros elementos muy comunes, como las tribus o los animales salvajes.

Podríamos decir que el director Ken Annakin, es un especialista en el género de aventuras (a veces aventuras de capa y espada), o películas que contienen parte de aventuras, mezcladas con un poco de acción o entremezclándose con el género bélico.

Me gustan bastante sus películas El valle de los maoríes y especialmente Escalada hacia la muerte, una de las no muchas pero siempre atrayentes para mi, películas de montañas.

Annakin no tenía mucho interés en este proyecto, ya que su mente estaba en otro que tenía en cartera, pero para mi el resultado fue notable.
No obstante se encontró con bastantes problemas durante el rodaje.


El equipo sufrió varios problemas de salud. La supervisora ​​de guión Gladys Goldsmith sufrió una picadura de insecto, lo que provocó que su pierna se hinchara hasta un tamaño alarmante. Su sustituto improvisado, el secretario de producción, fue mordido por una araña y también fue internado en la enfermería; al igual que el fotógrafo. Durante la Navidad de 1957, el director de producción Jack Martin fue hospitalizado tras sufrir un infarto. Los electricistas, en particular, sufrían dolores en el pecho, reumatismo, picaduras de araña blanca y calor. También uno de los dos guepardos de la unidad, con el que Belinda Lee había posado para fotografías publicitarias, atacó salvajemente a su entrenador. De las 44 personas de la unidad, sólo el director Ken Annakin y otra persona no se vieron afectados por períodos de enfermedad.

La acción en pantalla fue eclipsada por los acontecimientos que sucedían detrás de la cámara. Belinda Lee intentó suicidarse, Patrick McGoohan sufrió una conmoción cerebral después de chocar su auto y la producción fue interrumpida constantemente por el equipo. 
Hubo un día, en el que solo Annakin y una serpiente estaban disponibles para trabajar. El mayor obstáculo vino de los electricistas que supuestamente dirigieron el rodaje, saboteando las acometidas del director de fotografía con filtros de luz incorrectos y obligándolo a ser reemplazado. 


Dentro de las no pocas películas rodadas en África que he visto últimamente, me guarda cierto paralelismo con La gran apuesta, pero no por el argumento en sí, si no por el descubrimiento de una actriz que hasta ese momento desconocía. En aquel momento Juliette Greco y ésta vez fue Belinda Lee, pero desgraciadamente, cuando fui a revisar su filmografía me encontré que falleció en 1961, con tan solo 25 años, por culpa de un accidente de circulación.

Esa tristeza no empaña la alegría de descubrir la que creo hubiera sido una gran actriz y que me hizo pasar un bonito rato junto a Patrick McGoohan, que está prácticamente igual que 20 años después en su papel de alcaide en La fuga de Alcatraz (que es la única referencia que me venía a la cabeza de él en ese momento), y de Michael Craig, éste todavía vivo (1929), que fue el afortunado que conquistó a Belinda Lee en la ficción.

La película se rodó principalmente en Sudáfrica, en las inmediaciones del Parque Nacional Kruger, constatando la gran variedad de posibles sitios para rodar una interesante película en el continente africano. 









Valoración:                                    8/10