Recientemente fallecía la actriz Kirstie Alley a los 71 años. Una actriz, en mi opinión, poco reconocida, tanto en su trabajo como en su belleza.
Y es que quizás su encajonamiento principalmente en personajes de comedia puede que influya en ello.
No obstante ganó dos premios Emmy y un Globo de oro.
A pesar de su éxito en la saga Mira quien habla, creo que todos la asociamos a su papel en la famosa serie de televisión de los 80, Cheers.
Una comedia de situación que era tremendamente divertida y que lanzó a la fama tanto a Kirstie como también a Ted Danson, Kelsey Grammer y Woody Harrelson, y también destacando el trabajo de Rhea Perlman, John Ratzenberger y George Wendt.
Y eso que Alley sólo participó en, aproximadamente, la mitad de episodios que lo hicieron los que completaron la serie entera.
Era la mejor amiga de John Travolta, que fue el gran amor de su vida. Travolta ha pasado en poco tiempo por el trauma de perder a su mujer, Kelly Preston, y ahora a su otro gran amor.
Rebuscando entre lo que tenía me topé con esta película, que además tenía marcada para ver, y me llevé un gran recuerdo de ella y pasé un buen rato.
Una película de televisión totalmente desconocida, que curiosamente tiene como título original Prince of Bel Air, que rápidamente lleva a la famosa serie que encumbró a Will Smith, pero que en español sufrió otra de esas traducciones terribles.
Película para ver en verano preferentemente, pero que dadas las circunstancias me alegro de haberla visto.
Tiene algunas diferencias con el estándar de película de los 80, y es que es más una comedia romántica, que una comedia como tal, y sus protagonistas no son los típicos adolescentes recién cumplidos los 18, o recién superada la veintena, si no que son dos personas adultas ya, pero con la misma mentalidad que te puedas encontrar en personajes muchos más jóvenes de películas de la época.
Por lo demás, los clásicos habituales, chicas, mar, diversión, amistad, música (al poco de empezar enriquece la película el sonido de Dire Straits y su Walk of life) ...
Alley compartió aquí protagonismo con Mark Harmon (curiosamente repetirían poco después en Juerga tropical), ambos actores de la misma quinta (1951).
Un actor un tanto atemporal, con alma de ochentero, pero que le pilló ya un poco mayor (sólo en el DNI, porque físicamente tenía un atractivo inmejorable, y una sonrisa que todos quisiéramos tener), que tan pronto te hacía una comedia como un drama o película con sustancia, pero que nunca adquirió una gran fama.
Digamos que la película podía ser una más de los 80, pero con toques que la hacen destacar, y sobre todo porque la he visto como homenaje a Kirstie Alley.
Valoración: 6/10