29 enero 2020

El tesoro del cóndor de oro (1953)









Siguiendo con la variedad decidí irme a la aventura al año 1953.

Una época en la que a cuentagotas entre película de cine negro, western o comedia salía alguna película de aventuras como ésta.

Dirigida por Delmer Daves, un buen director de los años 40 y 50 que tocó todos esos palos que nombraba, con buenos westerns como Flecha rota, La ley del talión o El árbol del ahorcado, aunque esta última no la dirigió completamente y compaginó la dirección con uno de los protagonistas de la película que era Karl Malden.

Y el actor protagonista de la película fue Cornel Wilde, que no era el típico galán de Hollywood, si no más bien un actor con un físico importante que pegaba en estas películas de aventuras o incluso en algún Peplum, aunque estos últimos solían tener poco presupuesto la mayoría de las ocasiones y los protagonizaban otros actores menos importantes y que casi se dedicaban en exclusiva a ello como Gordon Scott o Steve Reeves.

No obstante yo llegué hasta esta película a través de Finlay Currie, posiblemente el actor medianamente importante más antiguo que conozco, nacido en 1878. Es mundialmente conocido por su papel de Baltasar de Alejandría en Ben Hur.
Era organista y director de coro en una iglesia antes de dedicarse a la actuación en su Edimburgo natal, donde debutó en el teatro en 1898.

Evidentemente dado que las primeras películas empezaron ya en el siglo XX, cuando él empezó a actuar en largometrajes ya era mayor y tenía que dedicarse a papeles de personajes mayores.
Es sorprendente como aquí interpreta a un aventurero con más de 70 años en la realidad.

Participó en siete películas nominadas al Óscar a mejor película, Los invasores (1941), Cadenas rotas (1946), Quo Vadis (1951), Ivanhoe (1952), La vuelta al mundo en 80 días (1956), Ben-Hur (1959) y Cleopatra (1963)


La película tiene más casos de actores veteranos aunque no tan importantes como Finlay Currie, y algún otro actor importante con papeles menos importantes como Anne Banncroft y Ernest Borgnine.

Lo que cuenta la película es interesante, mezclando la burguesía francesa del siglo XVIII con la zona colonial española, de hecho era la primera vez que Guatemala aparecía en una película de Hollywood.
Aunque a nivel de aventura, y también por la no muy buena calidad de la imagen, le falta algo, en cambio la parte centrada en la época francesa está bastante bien y hace un contraste bastante interesante, que me recuerda muy remotamente a Horizontes azules, aunque muy lejos en calidad de ésta.








Valoración:                           6/10















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