04 agosto 2023

Blancos caballos de agosto (1975)

 





De vez en cuando me gusta buscar alguna película adecuada al mes o la estación del año en curso, o que tenga relación con algún suceso o hecho de interés a lo largo del planeta.

Sin comerlo ni beberlo, me estoy encontrando con bastantes películas veraniegas este año, o vacacionales más bien, cosa que siempre me ayuda para combatir este duro verano en Madrid, aunque también me ponene un poco melancólico y evocan nostalgia de años mejores en los que podía ir de vacaciones como los protagonistas de estas películas.

En este caso, el destino vacacional es Italia, donde he estado tres veces y dos de ellas de vacaciones, y que además de fascinarme a nivel patrimonial, fueron dos buenas vacaciones. La zona en la que se ambienta la película no la conozco en concreto. Dudo mucho que por aquella época fuera un sitio de moda, en el promontorio del Gargano (lo conozco de las veces que va el Giro de Italia allí y es lo que sería el espolón de la bota que imaginamos que es la península itálica), dentro de la región de la Puglia, una de las más pobres del país transalpino.

De hecho las localizaciones muestran zonas relativamente deprimidas, con casas semi destartaladas, ausencia de turistas, pescadores sin higiene y desliñados, y en general poco lujo, más allá del hotel, y poco reclamo como lugar turístico.

Pero si que por ejemplo hay algunas escenas en el recinto arqueológico de Pompeya, un plano en concreto, donde tengo una foto exactamente en la misma posición, así que la película me ha traído buenos recuerdos de mis visitas a Italia.


Las vacaciones de películas de los ochenta, suelen ser diversión, adrenalina, playa, música, fiestas, chicas muy atractivas, comedia ... y esta película pone un contrapunto contra ese idílico plan vacacional que muestra el cine de los ochenta, con una película lenta, tranquila, con pocos habitantes, meláncolica, dramática, más parecida a La piscina que vi hace pocas semanas.
Aunque evidentemente es más entretenido el plan alegre, divertido y desenfrenado, y más para mi que necesito cosas que me animen, desde el punto de vista cinematográfico ambas perspectivas de las vacaciones de verano pueden ser válidas y pueden ofrecer una buena película.

Como siempre he tenido a mi hermano, dos años mayor que yo, a mi lado, nunca he sabido de niño lo que eran unas vacaciones siendo hijo único, cosa que tiene que ser aburrido o frustrante por momentos, y más si tus padres no tienen una entente cordial.
El director, apoyado en una de las mejores interpretaciones infantiles que he visto últimamente, nos muestra como esta combinación se puede llegar a convertir en un verdadero drama, nublando por completo las vacaciones tanto de los padres como del niño.


En cuanto al reparto, compuesto en todos los papeles, salvo los dos principales, por actores italianos, destaca la figura de Jean Seberg, una de esas actrices suecas que se puso de moda en los años 60 y 70, no con tanto peso y tanto impacto como las actrices italianas en los años 50 y 60 del siglo XX, pero si con bastante protagonismo. No con la importancia de las dos actrices suecas de referencia y estrellas universales, como Ingrid Bergman y Greta Garbo, pero las Anita Ekberg, Jean Seberg, Britt Ekland, Maud Adams o Ann-Margret, todas ellas más o menos contemporáneas, dejaron su impronta entre los hombres de todo el mundo.

Pero fue una mujer con problemas. Tuvo tres maridos y varios amantes más. Aunque se afincó joven en Francia, donde hizo gran parte de su carrera, tuvo cierta relación con nuestro país, en Barcelona y Mallorca, y de hecho su hijo parece ser que reside en España y tiene su negocio aquí. Tuvo una muerte triste y trágica, posiblemente en forma de suicidio, con solo 40 años.

Aquí ya había perdido su hermosa melena rubia y llevaba el pelo muy corto, restándole belleza y como demostrando con ese look que no estaba feliz.

La podríamos considerar como una de esas películas con la etiqueta de maldita, porque ambos protagonistas, tanto Jean Seberg como Frederick Stafford, fallecieron en el verano de 2019, lo cual es una coincidencia triste y sorprendente.









Valoración:                                     7/10













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