Como ya he dicho en otras ocasiones me he aficionado al cine australiano de finales de los 70 y los 80, preferentemente películas que giran en torno al mundo rural, pero también algunas de carácter urbano como ésta.
Algunas veces las he visto de manera involuntaria, pero en éste caso no, porque ya tengo claramente identificado a su director de otras cuantas películas suyas que he visto, y por la presencia de Bryan Brown, que dado el año de la película suponía que todavía no era alguien famoso y se trataría de un trabajo en una película australiana.
Tanto su director Bruce Beresford, como el actor Bryan Brown, son dos de los máximos exponentes del cine australiano, y sobre todo dos que traspasaron fronteras y consiguieron una carrera más internacional, alcanzando el mercado más importante de todos, el estadounidense.
El resto de actores eran bastante populares en el país oceánico, con trabajos similares para la televisión australiana, pero no consiguieron el mismo éxito que Bryan Brown.
De Beresford podríamos destacar, Rey David, Paseando a Miss Daisy, Manto Negro o Un buen hombre en África, (éstas dos últimas las he visto y comentado aquí y me gustaron), mientras que de Bryan Brown, pues por encima de todo está su papel en la archiconocida película Cocktail, junto a la ya estrella Tom Cruise, siendo su otro gran trabajo, en mi opinión, su papel en Gorilas en la Niebla junto a Sigourney Weaver.
Pero a pesar de conseguir éxito posteriormente ésta película no supuso un gran impulso a su carrera, aunque el director venía de ganar el Premio al Mejor Director del Australian Film Institute por una de sus anteriores película, La noche de las elecciones (1976).
La inmediatamente anterior, curiosamente, era una película con un elenco casi exclusivamente femenino, cuando aquí en contraste, se produce una inmersión hacia un reparto prácticamente masculino al completo.
Beresford dijo pasados los años que no fue nadie a verla. Él fue la noche del estreno en Melbourne y había tres personas allí con él. Dice que estaba sentado en la parte de atrás preguntándose a qué hora empezaba la sesión y repentianmente empezó la película con ese escaso público. Y pensó 'esto va a ser un desastre'. Y eso fue.
De todas maneras con el paso del tiempo la película fue ganando espectadores y buenas valoraciones
Aunque esta lista demuestra lo contrario ...
... el tema de los robos en el cine no me parece excesivamente explotado, a la par que me gusta, al igual que me sucede con las películas de cárceles.
Tengo un amigo que tiene especial predilección por Ocean's Eleven (2001), aunque posiblemente no haya visto la original de 1960, La Cuadrilla de los Once.
Yo soy más de una película estilo Le llaman Bodhi, a la que de hecho encuentro un parecido razonable en una escena de esta película (no se puede hablar de que haya sido una posible inspiración porque ésta es bastante anterior), que de hecho se refleja en el póster de la misma.
Esta película fue uno de los pocos largometrajes australianos de la década de 1970 que eran dramas policiales/criminales o thrillers.
El director Bruce Beresford vio una copia del libro de Devon Minchin en una librería de segunda mano de Adelaida y pensó que se podría hacer una buena película de él. Beresford dijo una vez: "Era justo lo que necesitaba. Es tan auténtico: todo sucedió realmente".
Y es que es una película curiosa ya que está basada en una novela de 1972, que a su vez está basada en hechos reales, concretamente dos eventos que fueron el robo de un vehículo blindado en Sydney en 1970, donde se robaron 587.000 dólares australianos de una furgoneta blindada Mayne Nickless. El otro también fue un incidente de 1970, un robo de 280.000 dólares australianos en el que bandidos se hicieron pasar por policías e irrumpieron en las oficinas de los Servicios de Seguridad Metropolitanos.
Valoración: 6/10
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