Diferente y en parte decepcionante película de Richard Fleischer, que en la década de los 50 y de los 60 dirigió películas muy de mi agrado y de gran aceptación y reputación.
Entre ellas yo destaco 20.000 Leguas de Viaje submarino, Barrabás y Los Vikingos, tres grandísimas películas para mí.
Aunque se retiró relativamente pronto, dirigió 3 o 4 películas en los 80 (entre ellas ésta) y luego lo dejó, ya desde los 70 su nivel de productividad y de calidad bajó bastante.
Ésta es una película totalmente atípica para lo que él solía dirigir.
Una película con un tono un tanto ridículo, ni una comedia de los 80, ni un drama propiamente dicho, más bien una exaltación del sueño americano y como se cumple todo lo que te propones.
La película realmente hace honor a algo que sucedía en la realidad por aquella época y que se creó en Michigan, donde se ambienta la parte final de la misma, apareciendo un agradecimiento en los títulos de crédito a los creadores del evento en la vida real, dando además al protagonista de la película un nombre casi idéntico que al creador real del acontecimiento.
Quaid había practicado boxeo amateur durante 8 años previamente y por lo tanto no le resultaba desconocido ni incómodo el papel, pero a nivel de boxeo en si la película es muy pobre, con una mini parodia incluso de Rocky.
Películas de boxeo que estaban de moda en aquella época y que se dispararon en la producción, con las primeras de la saga Rocky, Toro Salvaje, La cocina del infierno, Combate de fondo o La gran pelea entre otras.
Es la película póstuma del actor Warren Oates, del que apenas he visto nada, pero que con una gran voz de doblaje me parece que hace una muy buena interpretación.
No falleció durante el rodaje pero si antes de que la estrenaran.
Valoración: 4/10
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